Está siendo un año de cambios para Irene Montero (36) y Pablo Iglesias (45). Fue el pasado mes de marzo cuando el expolítico abrió su propio negocio en pleno corazón de Madrid. Así comenzaba su andadura como empresario de hostelería. Al mismo tiempo, la que fuera ministra de Igualdad se preparaba para encabezar la lista de las elecciones europeas con Podemos y consiguió hacerse con el puesto.
Ahora ambos se han tomado el mes de agosto para disfrutar de unas vacaciones en familia, desconectar y recargar pilar antes del comienzo del nuevo curso. Fue la pasada semana cuando la pareja se trasladó a un destino desconocido de playa para aprovechar los días en familia.
Aunque Pablo Iglesias muestra más rechazo a compartir detalles de su vida privada en redes sociales, sí que quiso publicar una tierna imagen junto a sus tres hijos, Manuel (6), Leo (6) y Aitana (5). Lo mismo hizo Irene Montero, pero en su caso suele ser más habitual verle compartiendo los planes que organiza junto a los pequeños.
Desde hace tiempo es evidente cuál es la intención de Pablo e Irene como padres: que sus hijos crezcan al margen de la tecnología, siendo felices e intentando pasar junto a ellos el máximo tiempo de calidad posible. Además, quieren que crezcan con la creatividad por bandera.
En una de las últimas imágenes compartidas por la eurodiputada, se puede ver a sus hijos jugando con alto tan simple como unas pinzas de tender la ropa. Han demostrado que de objetos simples y cotidianos se puede sacar entretenimiento con el que poder pasarlo bien en familia. Pero no es lo único. Estos últimos días también se les ha podido ver pintando piedras de la playa, decorándolas a su gusto y sacando la vena artística que tienen.
Otra de sus prioridades es que aprendan a tomar sus propias decisiones y fomenten el aprendizaje gracias a juegos de mesa o actividades al aire libre. La lectura de textos es un imprescindible en su educación, tal y como Irene Montero se ha encargado de demostrar. Suele ser habitual ver como comparte las portadas de estos libros y que puedan servir de inspiración para otras madres.
A principios de esta misma semana compartió una de sus últimas adquisiciones: Rosa caramelo. Es un libro que trata de una manada de elefantas de color rosa donde hay actividades que únicamente pueden realizar los machos. Margarita, la protagonista, no acepta esta tradición y muestra al resto de compañeras que la igualdad no es una utopía.
Antes que este ejemplar, se hizo con Un pez es un pez, una fábula sobre la amistad que anima a reflexionar sobre la identidad, el conocimiento y la aceptación. Suele ser habitual que comparta este tipo de libros para que vayan aprendiendo desde pequeños. Por ejemplo, estas pasadas Navidades adquirió Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, que trata de la reivindicación feminista de mujeres importantes en la historia.