Hace unos días, EL ESPAÑOL se hacía eco de la nueva Ana Soria (25 años). La pareja de Enrique Ponce (52) está viviendo una gran temporada en su vida, máxime desde que hace unos meses terminara los últimos exámenes de su carrera de Derecho. Su gran sueño siempre fue -y sigue siendo- ejercer de abogada y para ello se está esforzando al máximo.
Tras finiquitar su carrera, ahora comienza una flamante etapa y ya tiene claro que realizará el Máster Universitario en el Ejercicio de la Abogacía y la Procura, necesario para poder centrar su vida en la jurisprudencia. Será en octubre, tal y como informó Vanitatis, cuando Soria se ponga al frente de este reto. Mientras llega ese momento, la joven disfruta de este período estival.
En este 2024, su tiempo de asueto ha estado marcado y condicionado por la gira de despedida de su pareja, Ponce, pues ella ha decidido acompañarlo en los principales carteles por toda España. Pero no todo ha sido seguir a su razón de amor por las plazas de toros españolas, también ha habido hueco para la diversión y el esparcimiento.
Así lo refleja su última publicación de Instagram. Hacía mucho tiempo que la aspirante a letrada no publicaba un post fijo en su mencionada red social, más allá de los stories. De hecho, la última vez que colgó un estado fue el 12 de abril, cuando le dedicó unas arrobadas líneas a Enrique Ponce: "Se me acelera el pulso cuando pienso en lo poquito que queda… para verte brillar de nuevo".
Desde entonces, contadísimas han sido las apariciones de Ana en las redes, y siempre con publicaciones que duran 24 horas. Hasta ahora. La pareja de Ponce ha subido un vídeo de lo más significativo. En él, hay material de diferentes momentos de este fabuloso e intrépido verano 2024.
Aparece Soria junto a varios amigos a bordo de su barco fondeado en Almería. Los jóvenes posan para los selfies, se ríen, celebran, bailan, toma el sol y se refrescan en las aguas andaluzas. Como no podía ser de otro modo, también hay espacio en el Instagram de Ana -y en su corazón- para el diestro Enrique Ponce.
Hay varios segundos en los que se ve a Soria en la grada de una plaza de toros, hablando con un enamoradísimo Enrique, quien se dirige a ella desde el tendido. Imágenes cargadas de complicidad. "Se lo debo a los sentimientos", firma Ana Soria este estado, junto a un corazón rojo. Hace referencia la almeriense a la canción con la que ameniza el estado.
Se trata de El sentir de los sentimientos, de Miguel Campello. Y sentir se lo debo a los sentimientos. Y llorar se lo debo a los malos tiempos. Qué hay de ti, navegando en la memoria. De algún lugar que ya no está, reza parte del estribillo de la canción que ha elegido la pareja de Ponce para este vídeo. Las reacciones a la publicación de Soria no se han hecho esperar, la mayoría de grandes amigos.
Este dulcísimo momento de Soria contrasta, ligeramente, con el disgusto que se ha llevado Ponce este pasado viernes, día 23, en Bilbao: ha hecho una faena sin brillo. Ponce se despidió de la plaza de toros de Bilbao, una de las que más veces y con más fuerza le vio triunfar en sus buenos momentos, con una actuación sin brillo alguno.
Una faena, según los entendidos, que estuvo condicionada por la "absoluta falta de raza y de fuerzas de la corrida del hierro de Daniel Ruiz que salió por los chiqueros de Vista Alegre. (...) En recuerdo de aquellos viejos tiempos, la afición bilbaína mostró su cariño al diestro de Chiva en varios ocasiones. (...) Pero el hecho es que ya no hubo apenas más motivos para aplaudirle con fuerza", opina en EFE Paco Aguado.
"Porque los dos toros que sorteó, igual que otros tres de la corrida albaceteña, no tuvieron más que la raza y las energías mínimas para aguantar una lidia vacía de emoción y de sentido, por mucho que Ponce intentara solventar lo que no tenía remedio", remacha Aguado su crónica.
Esta agridulce visita al norte de España acontece después de que Enrique pasara por la Feria Taurina de Virgen del Mar, en Almería, donde corrió mejor suerte.