Máxima preocupación por Julián Muñoz (76 años), que permanece en estado grave en el hospital HC de Marbella. La familia del exalcalde continúa entrando y saliendo del centro sanitario donde la expareja de Isabel Pantoja (67) acudió de urgencia para recibir tratamiento hace 10 días. Todos están pendientes del estado del exregidor en las que podrían ser sus últimas horas.
Hasta el hospital marbellí donde se encuentra Muñoz, enfermo de cáncer desde hace varios años, se han desplazado su mujer, Mayte Zaldívar (67), sus hijas, Elia y Eloisa, y sus nietos.
Zaldívar, con la que volvió a contraer matrimonio en enero de este año en los juzgados de Málaga, ha llegado al centro hospitalario a primera hora de la mañana de este lunes, 23 de septiembre, y a diferencia de jornadas anteriores, no lo ha abandonado a lo largo de todo el día y tampoco ha atendido a los medios que se encontraban en la puerta.
En varias ocasiones se ha podido ver a la mujer de Julián Muñoz con el rostro muy serio en el jardín del hospital, una de ellas acompañada por uno de sus nietos, con el que se ha fundido en un abrazo.
El estado de salud del expolítico es delicado, algo que ya avanzó Zaldívar el primer día de su ingreso a las puertas del centro hospitalario hasta el que ha acudido a diario para visitarlo.
Muñoz, que en noviembre cumplirá 77 años, padece cáncer desde hace varios años, ha sufrido varios infartos, un ictus y el azúcar le ha dejado sin vista en un ojo, según ha explicado recientemente el propio exalcalde en una entrevista en televisión.
La trayectoria política de Muñoz, que en sus comienzos estuvo afiliado al PSOE y luego formó parte del Grupo Independiente Liberal (GIL), ha estado marcada por los escándalos y su polémica gestión al frente del consistorio marbellí tras suceder a Jesús Gil, de quien llegó a ser mano derecha.
Detenido en julio de 2006 a cuenta de la trama de corrupción urbanística destapada en el caso Malaya, fue condenado en varios procedimientos por delitos de cohecho, malversación de fondos públicos y prevaricación relacionada con la concesión de licencias ilegales durante los Gobiernos municipales del GIL. Su deteriorado estado de salud lo mantiene fuera de prisión, pero lo ha llevado al hospital en varias ocasiones en las que se ha temido por un fatal desenlace.