Durante décadas, Marbella ha sido el paraíso de las grandes fortunas y los títulos más importantes del planeta. El príncipe Alfonso de Hohenlohe fundó en 1954 el Marbella Club, que ya tiene siete décadas, y pocos años después, la socialité sueca Ann-Mari Tegbom convenció a su marido, Otto Christian Archibald von Bismarck, para que comprara uno de los terrenos adyacentes al cinco estrellas por un tema de salud.

Así fue como desembarcaron los Bismarck en la Costa del Sol en 1961. Desde entonces, Gunilla (74), aquella niña a quien Onassis le desenredaba los rizos con sus manos, es una de las figuras más queridas de esa rancia jet-set internacional que poco a poco se va quedando sin sus apellidos más ilustres. La reina sin corona se quedó viuda el pasado 16 de agosto cuando Luis Ortiz falleció a los 74 años tras luchar contra un cáncer de próstata. "Sufrió mucho en los últimos meses, estoy triste, pero aliviada", confesó la bisnieta del Canciller de Hierro, Otto von Bismarck, artífice de la reunificación de Alemania.

Desgraciadamente Luis ha sido uno de los protagonistas de la crónica negra marbellí de este verano que empezó el 7 de agosto con el inesperado fallecimiento de Carlos Goyanes. El marido de Cari Lapique (72) dormía la siesta en la mansión familiar cuando un infarto le segó la vida. Hacía poco más de un año que los médicos le habían implantado un marcapasos, pero su entorno aseguraba que el empresario hacía una vida lo más normal posible. En el momento del deceso, Cari se encontraba en Sotogrande saboreando las delicias de este enclave sureño junto a su hermana Myriam, que también enviudó en 2020 cuando Alfonso Cortina fallecido debido a la Covid. Desde entonces, ambas hermanas fortalecieron aún más su ya consolidada relación.

Luis Ortiz y Gunilla von Bismarck en una imagen de 2017.

Carlos era un hombre discreto que en los últimos tiempos había optado por alejarse de los focos dejando el protagonismo a su esposa y sus dos hijas, Caritina y Carla (41), que se reunían cada verano en Marbella para pasar buenos ratos en familia. Tanto Cari como Carlos estaban encantados de ser abuelos de cuatro nietos, con los que solían pasar la mayor cantidad de tiempo posible. Sobre todo, en Madrid, donde residen casi todo el año.

Como no podía ser menos, Cari tocó fondo. Los planes que habían hecho para disfrutar de una dorada jubilación se habían esfumado en cuestión de un 'en un plis-plas'. Lo que nadie se imaginaba es que la pesadilla aún sería mucho más cruel y descarnada cuando Caritina falleció el 26 de agosto a los 46 años. Nuevamente, un infarto era el culpable del mayor dolor causado a una madre. Tan inhumana noticia pilló a Cari en Mallorca, donde estaba pasando unos días junto a su hermana para sobrellevar un poco mejor el luto. Este golpe emocional terminó por hundir a la socialité.

Caritina era un "huracán de alegría", como la describió su viudo, Antonio Matos, a leer una cata en la multitudinaria misa funeral celebrada en la madrileña parroquia de San Agustín, donde la finada solía acudir para encontrar la tranquilidad y comunicarse con Dios. Muy emocionados se encontraban sus hijos, Pedrito (13) y Minicari (10), un cariñoso diminutivo que honra a las Cari de la familia, empezando por la bisabuela materna de la criatura. A la parroquia acudieron los rostros más representativos de la sociedad como Isabel Preysler (73) junto a Tamara Falcó (42), Naty Abascal (81), Alberto Cortina (77) y Elena Cué (51), Isabell Junot (33) junto a sus padre, Philippe Junot (84) y Nina Wendelboe-Larsen (61), entre otros muchos.

Cari Lapique junto a su esposo, Carlos, en una imagen tomada en 2017, en Sevilla. Gtres

Conviene hacer memoria en el caso de los Goyanes que la abuela paterna, Nena Perojo, falleció a los 99 años en 2020. Hija del realizador Benito Perojo, Nena junto a Carlos Goyanes Sr., uno de los productores más importantes de la historia del cine, conformaron la personalidad de Marisol para convertirse en la niña prodigio del cine más exitosa de nuestro país. En mayo de 1969, Marisol y Carlos Goyanes Jr. se casaban en una de las bodas más multitudinarias que se recuerdan. El matrimonio residió en uno de los mejores edificios de Madrid donde fueron vecinos de Lola Flores y la inolvidable Isabelita Garcés.

Como cada verano, Caritina y su familia acudían a Marbella para desconectar de su empresa de catering. Aquella tarde, la primogénita de los Goyanes-Lapique empezó a encontrarse bastante mal en la piscina, aunque días antes mostraba ciertos mareos y cansancio que achacaban no solo al calor, sino a la tristeza por la pérdida del patriarca. Antonio cogió el coche enseguida en dirección al hospital, donde los médicos solo pudieron dictaminar su muerte. Cari, devastada, voló inmediatamente desde Mallorca a Málaga junto a su hermana y uno de sus sobrinos.

Veinticuatro horas antes de la muerte de Caritina, su tío paterno, Tito Goyanes, también expiró a casa de un infarto. Esta correlación de muertes en los Goyanes ha puesto en tela de juicio la hipotética predisposición genética de los Goyanes a sufrir esta dolencia. Paradójicamente, el doctor José Goyanes Capdevila -abuelo de las actrices María José (75), Mara y Conchita y, por tanto, familiar directo de la otra rama familiar- fue pionero mundial de la cirugía vascular y algunas de sus aportaciones al ámbito médico siguen siendo una base fundamental para los estudios cardiológicos.

Julián Muñoz, Maite Zaldívar e Isabel Pantoja en Marbella. Gtres

El último capítulo de la historia negra de Marbella lo ha escrito Julián Muñoz, tras una larga temporada entrando y saliendo de las ucis del hospital debido al avanzado cáncer de pulmón que padecía. El exalcalde marbellí falleció a causa de esta dolencia este pasado lunes a los 76 años. Su exmujer, Mayte Zaldívar (67) y sus hijas, Elia y Eloisa, así como sus tres nietos, están sumidos en el dolor. No por esperado este momento deja de ser tan amargo.

Ellos son los que han estado al lado de Muñoz, quien se distanció de la familia a raíz de su romance con Isabel Pantoja (69), quien en cuanto su hermano Agustín le informó de la muerte contestó que "me da igual, no quiero saber nada". Así se lo comunicó el hermanísimo a Antonio Rossi (44), que lo desveló en el programa Vamos a ver. Durante su relación, la tonadillera y el escalde ingresaron en prisión en el marco de la Operación Malaya.