La presentadora Anne Igartiburu (55 años) siempre ha marcado una línea roja en lo que se refiere a abordar públicamente aspectos de su vida privada. Muy celosa de su intimidad, tan sólo en contadísimas ocasiones ha accedido a sincerarse. Así lo ha hecho en el pódcast que presenta Nagore Robles (41), La casa de mi vecina, en Podimo. 

La conductora de D Corazón se ha abierto en canal y ha confesado cómo son sus tres hijos, Noa (23), Carmen (12) y Nicolás (8). Muy sincera, la exmujer de Pablo Heras-Casado ha expresado: "Los hijos no son míos, mía es la responsabilidad y el privilegio de acompañarlos. Pero no son nuestros. Es una equivocación que a veces tenemos los padres, con cada uno de ellos aprendes algo nuevo".

Igartiburu ha asegurado, además, que el pequeño de la casa, Nicolás, fruto éste de su historia de amor con Heras-Casado, es un alma inquieta, que no para y que es el que más alboroto genera. Con gran sentido del humor, Anne desliza: "Yo creo que me lo ha puesto en el camino -Nicolás- para ser capaz de no perder los nervios en ningún momento, porque con las mayores he perdido más los nervios". 

[Anne Igartiburu comparte una cariñosa foto con sus tres hijos y se sincera como nunca sobre la maternidad]

Sigue confesándose la natural de Elorrio, en esta ocasión sobre sus hijas mayores: "Con la mediana, he entendido que también tiene sus ritmos y sus tiempos. Y la mayor, la parte de la emoción a flor de pielCon cada uno de ellos aprendes cosas nuevas. Tienes que ser fiel, pero también dejarle que ande su camino, que sean libres. Ya verás cuando te toque". 

En ese momento, Robles ha contestado: "Ahora mismo estoy en un momento muy disfrutón". Igartiburu, rostro emblemático de RTVE, se convirtió en madre por primera vez en 2001, con la llegada de Noa, nacida en India. 12 años después, en 2013, repitió experiencia con Carmen, llegada de Vietnam.

Anne Igartiburu en una fotografía tomada el pasado mes de febrero, en Madrid. Gtres

"Adoptar como madre soltera es una aventura y más en países con India o Vietnam, donde la ley cambia todo el rato. Una mujer sola en países así es duro", recordó en el espacio El Hormiguero. No obstante, la vida le tenía aún la sorpresa de la llegada de su tercer hijo, Nicolás, durante su matrimonio con el director de orquesta Pablo Heras-Casado.

El bebé vino al mundo el 5 de junio de 2016 y la presentadora explicó poco después cómo era tener un bebé en la familia: "Un proceso de adopción es largo, costoso y tiene satisfacciones, y un hijo biológico te llena de sorpresas que son preciosas". 

No esconde Anne que está viviendo un gran momento, así se lo confiesa a Nagore: "Siento el síndrome del impostor. Creo que a las mujeres nos pasa mucho que no nos terminamos de creer que nos merecemos aquello que nos llega, o creemos que no somos capaces o no tenemos nada que aportar". 

Tras la entrevista, Anne ha utilizado sus redes para agradecerle a Nagore el cariño y la acogida dispensada: "Sabes que no suelo acudir a muchas entrevistas porque siento que lo mío no es tan relevante y que quizá no puede ser entendido como yo lo siento. Por pudor, y sobre todo por tranquilidad en mi vida".

Y agrega: "Por la calma, que es de lo que hemos hablado en el último capítulo de tu pódcast. Gracias a todo el equipo por cuidarme y gracias por tu mirada curiosa, amigable y entusiasta. Por mostrarme tus vulnerabilidades y verme en ellas. Por tu grandeza primigenia. (¡Viva la madre que te parió también! Nos vemos en el camino".

Las otras confesiones de Anne 

El pasado mes de julio, Anne aprovechó su Instagram para hablar de sus vástagos: "Entrégate como puedas, como sepas… En ellos la dicha está asegurada. Nadie dijo que criar fuera fácil. En realidad, nuestros hijos no son nuestros del todo. Nuestro es el honor, el privilegio y el regalo de dar amor infinito y comprensión. Cuidar y proteger hasta que se valgan por sí solos e incluso después. De igual manera, nosotros sí somos de ellos, hasta que ellos también así lo decidan".

Añadió: "Cada instante vivido juntos es aprendizaje mutuo porque ellos son nuestros maestros. Sacan lo mejor de nosotros y también muestran nuestros miedos y vulnerabilidades. El camino es largo, complicado a veces, divertido y tierno otras. Pero no elegiría otros compañeros de viaje mejores que vosotros".

Para terminar, les envió un mensaje de agradecimiento: "Gracias por elegirme, por amarme de manera incondicional. Por hacerme ver que merece la pena y por guiarme cuando estoy perdida con un abrazo. A ratos dejamos ir (como nos dejaron ir a nosotros como hijos, nuestros padres-madres maestros), otras nos aferramos porque es lo único que tenemos, y en casi todas las ocasiones, celebramos la vida sabiendo que intentamos hacerlo lo mejor que sabemos".