Cuando se escucha el tono de voz del escritor valenciano Máximo Huerta (53 años), uno se da perfecta cuenta de que el también empresario está disfrutando de una buena etapa; al menos, de un período sereno, estable y con una gran ilusión a nivel laboral en el horizonte. Máximo está feliz y se le nota.
Al éxito de su última novela, y a la boyante librería que capitanea en su querido pueblo Buñol, en Valencia, se une el lanzamiento de un libro especialísimo. No es una forma de hablar, esto es así: Mi pequeña librería. Máximo tan pronto hace de dependiente en su propio establecimiento como saca tiempo, e inspiración, para crear una obra.
Y no una cualquiera: Max -como lo conoce su entorno- publicará el próximo 9 de octubre un "homenaje" a las librerías y a todos los trabajadores y empresarios que están tras ellas. Ninguno de sus libros son convencionales, pero éste mucho menos. "Es un homenaje a todas las librerías. Ha quedado precioso", desliza a EL ESPAÑOL cuando se le contacta.
Sigue contando Huerta: "Estoy contentísimo. Es un pequeño regalo. Acabo de recibir el primer ejemplar, y es una delicia". Que, además, esta obra salga en octubre y el día 9 no es baladí, nada lo es en la vida de Huerta. Mi pequeña librería sale a la venta entonces porque es el Día de la Comunidad Valenciana.
Y octubre, porque es "el mes del amor", como recuerda él en su Facebook. "Lo he hecho lo mejor que sé, con mis ilustraciones y con una historia que será común a muchos de vosotros, lectores y lectoras, que disfrutáis con los libros. Es un juego de amor a las librerías, ya que tengo una", reza en su perfil público de la mencionada red social.
Cuando este medio lo contacta, es inevitable preguntar al comunicador, cambiando de tercio, cómo está el estado de salud de su madre, Clara Hernández. Cabe recordar que desde 2020 la madre del periodista ha sufrido varios contratiempos de salud, tras ser diagnosticada de un tumor y, posteriormente, sufrir una dura caída por las escaleras que se complicó con el tiempo.
Desde que Máximo se trasladó a vivir a Valencia -dejando tras de sí Madrid-, su ocupación y preocupación ha girado en torno a su progenitora. "Lo urgente es lo importante", ha manifestado el autor de Una tienda en París cuando Clara ha tenido que ingresar en el hospital y Huerta se ha visto obligado a cancelar compromisos profesionales.
¿Cómo está hoy Clara? Máximo lo cuenta con un ligero y prudente alivio en la voz: "Estoy con ella tomándonos algo ahora. Todo bien, todo en su sitio, todo en calma". Minutos después de atender a EL ESPAÑOL, Máximo cuelga un vídeo en su Instagram donde se ve el momento en el que, emocionadísimo, desenvuelve el primer ejemplar de Mi pequeña librería, y se lo enseña a su madre.
"Me ha grabado mi amiga Nuria y el momentazo es para compartirlo con vosotros", postea Max para sus 377.000 seguidores. En otro orden de cosas, ¿cómo trata el amor a Máximo? EL ESPAÑOL confirma, a través del entorno del literato, que está soltero, ése es su estado civil en estos momentos. Abierto a enamorarse, siempre se está, pero se desliza que, en estos momentos, no es la prioridad del comunicador.
"¿Te gustaría casarte?"
El pasado mes de agosto, Máximo reflexionó en su cuenta de Facebook sobre el amor tras haber quedado con dos amigos que iban a sellar sus vidas. "Ayer quedé con unos amigos que se van a casar. Colgué la foto en Instagram porque esa red me parece más de fotos y esta más de palabras. Pues bien, algunos me preguntaron si el que me casaba era yo. ¡Ay, queridos lectores! No", comenzó su suerte de blog diario.
Y añadió: "Se casan ellos, mis amigos. Pero yo, que siempre he dicho que las bodas no me iban, confieso hoy domingo 11 de agosto que tal vez lo decía con la boca pequeña. (...) Esas mentiras que nos decimos, que nos contamos, para llevarnos bien con nosotros mismos. Unos días antes del crack del '23 -se refiere a su ruptura sentimental con su expareja, Juan Castillo-, cuando todo se fue a la mierda emocionalmente, me llamaron de no sé qué revista para preguntarme cosas. (...) Y me preguntaron: '¿Te gustaría casarte?'".
En ese punto, añadía al cabo: "Yo, que tengo muchas respuestas ensayadas porque se repiten una y otra vez, solté a bocajarro: 'No, no, nunca he pensado en casarme'. Pues bien, mentía. Así de simple. Mentía. Porque soy de los que se emocionan en los vídeos de pedidas de mano en las películas y en los libros, de los que escuchan una canción y la visualizan en tal momento".
"De los que creen en la pareja, incluso en el amor romántico, de los que saben qué se pondría y qué lugar elegiría. Vale, vale, vale. No soy de grandes eventos, ni de ceremonias, ni de jaranas, ni tartas ni cisnes. Pero sí de algo íntimo. Invisible casi. Sé perfectamente en qué lugar. Y hoy, a aquel periodista que me preguntó aquello, le respondo: 'sí, me habría gustado'", agregó el autor de París despertaba tarde.