Luis Fernando Romo
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Uno de los refranes más populares dice que por dinero baila el perro y, como dejó escrito Quevedo satíricamente, poderoso caballero es don Dinero. Bajo estás premisas, hay famosos que no están a salvo de lo que sucede en el interior de sus hogares, ya que familiares, amigos o el personal de servicio a veces hablan de más con tal de conseguir algunos euros. En esta línea tienen cabida dos de los dos temas más actuales del momento y que tienen como protagonista a la saga de las Campos o a Bárbara Rey (74 años) y los suyos. 

Lo que menos se podía esperar la exvedette es que su primogénito, Ángel Cristo Jr., (43) se convirtiera en su enemigo número uno. Lo que ha demostrado el paso del tiempo es que la de Totana se ha estado lucrando de su idilio con Juan Carlos I (86). El detonante de su relación fue la llamada que le hizo el Emérito en 1977. Consciente de que lo suyo iba en serio, Bárbara mandó a su hijo, de 13 años, a que sacara fotos a la artista con el Rey cuando la visitaba en su casa de Boadilla del Monte (Madrid).

Eso sí, no fue hasta la última semana de noviembre de 2023 cuando la revista holandesa Privé publicaba en su portada parte de las imágenes caseras de los Rey. Fue Ángel Cristo Jr. quien vendió una parte de su colección por una miseria. Según los expertos en temas rosa, si hubiera filtrado las fotos en nuestro país el precio habría oscilado entre los 100.000 y 150.000 euros. Era el gran bombazo que Bárbara había mantenido en secreto.

Bárbara Rey junto a sus hijos en un acto en Madrid celebrado en 2022. Gtres

Así, desde hace más de un año la guerra entre madre e hijo está lejos de alcanzar la paz. Tras las emisiones del biopic Cristo y Rey (2023) y del documental Una vida Bárbara (2023), el vástago de la exactriz y el fallecido domador de circo soltó lo más grande: el supuesto dinero recibido por el chantaje al Rey, las drogas que había en casa, la ludopatía de Bárbara, el orfidal que la artista le ponía en el biberón, el maltrato psicológico de madre a hijo...

Las hermanas Terelu Campos (59) y Carmen Borrego (58) también han desvelado algunos datos de su propia familia. En la actualidad, la benjamina está en pie de guerra con su hijo José María Almoguera (34) porque ha dado con información personal del joven. Lo que hizo añicos su relación fue la exclusiva que Carmen dio a Lecturas anunciando que sería abuela primeriza. Bajo el título Mi hijo se ha ganado el cielo, ella se ganó el descenso a los infiernos. José María y su exesposa, Paola Olmedo, no daban crédito.

''Mi madre me decepcionó cuando vendió nuestro embarazo (...) Si mi abuela no hubiese muerto, seguiría sin hablarme con mi madre", afirmó Almoguera en la revista Semana. Poco a poco, José María encontró en las revistas y en el plató de ¡De viernes! una manera de conseguir dinero. Desde hace más de un año, la guerra familiar les estaría siendo muy rentable y, por ello, ciertos periodistas y amigos de los implicados han asegurado que madre e hijo han hecho un pacto secreto para seguir con la historia.

Hace unos días, Alejandra Rubio (24), en Vamos a Ver, intentó desenmascarar a su primo José María, que previamente había confesado que en los últimos años iba a casa de su abuela María Teresa para controlar que todo estaba bien. "Que diga que su abuela estaría orgullosa… para quedar bien en televisión... es que no", expresó la hija de Terelu. 

José María Almoguera y su exmujer, Paola Olmedo, a punto de convertirse en padres. Gtres

El pasado año, la protagonista de una historia similar fue la primogénita de la recordada María Teresa Campos. Terelu habría traicionado a su única hija cuando desveló que había roto con su novio Carlos Agüera. Según palabras de la colaboradora, "le ha costado adaptarse a Madrid, sin sus amigos de toda la vida, es que son superjóvenes (…) Antes de que acabe mal, han decidido esto porque se quieren. Espero que mi hija no me mate, pero venían los dos a casa llorando todos los días cuando ya habían tomado la decisión", contó en Sálvame

Isabel Preysler (73) también ha sido víctima del enemigo en casa. Y eso que una de las cosas que peor lleva la reina de corazones es perder el control de ciertas situaciones. Sobre todo, en cuestión de imagen. En 1989, la revista Lecturas con el número 1942 publicó varios reportajes titulados La cara oculta de Isabel Preysler en el que Alejandra Martín, niñera de Tamara Falcó (42), hablaba del tipo de ropa en los armarios, los menús y sus horarios, hábitos de lecturas y "los granos que le salen en la cara" a la socialité

El Supremo amparó a la niñera que llevaba dos años trabajando en la casa, sin embargo, el Constitucional acabó por darle la razón a la Preysler al alegar que la demandante tenía derecho a estar protegida por el artículo 18.1 de la Constitución que "tiene por objeto garantizar al individuo un ámbito reservado de su vida, vinculado con el respeto de su dignidad como persona frente a la acción y el conocimiento de los demás". En definitiva, la niñera quebrantó la relación de confianza y el secreto profesional. Por tal motivo, Lecturas fue condenada al pago de 10 millones de pesetas en septiembre de 2001. Una fortuna para la época.

A partir de ese momento, cualquier personal de servicio estuvo obligado a firmar un estricto contrato de confidencialidad. De esta manera, Isabel Preysler podía estar tranquila por lo que ocurría en su domicilio de la calle Arga 1 y, posteriormente, en Puerta del Hierro. Sin duda, la madre de Enrique Iglesias (49) puso de moda este tipo de contratos.

Isa P. y Dulce Delapiedra en una imagen de archivo. Gtres

La última en hacer algo similar ha sido Isabel Pantoja (68), que desde que empezó su última gira ha exigido a sus trabajadores la firma de un contrato de confidencialidad. No hay duda de que Cantora se convirtió durante un tiempo en radio patio. Si la tonadillera y su hermano Agustín (60) han sido auténticas tumbas, este no ha sido el caso de algunos de sus servidores. En 2018, la intérprete de Marinero de Luces lo pasó fatal porque dos exempleadas que trabajaron para ella durante una década negociaron un alto caché con varios programas de televisión para hablar de lo desconocido. 

Lo hicieron como réplica al maltrato y las exigencias irracionales que sufrieron por parte de la artista. Las exempleadas estaban dispuestas a hablar de los amoríos secretos de Agustín, la situación real de doña Ana y de algunos secretos de Isabel. A partir de ese momento, la estrella obligó al personal a firmar contratos de confidencialidad.

Entre los nombres más importantes que la servían figura Dulce Delapiedra (56), la exniñera de Isa P. (28), que ha dado información a revistas y televisiones a costa de la viuda de Paquirri. En una de las portadas de Lecturas de noviembre de 2021, la exempleada desveló el machismo y la humillación de Kiko Rivera (40) hacia su hermana, el cómo ignoraban en Cantora a la joven y cómo al quedarse embarazada con 17 años la llamaban "la caprichosa" por sus antojos.

Además, Dulce contó que "una noche tuve que llevarle a urgencias por una amenaza de aborto y Juan (Pantoja) no nos dejó su coche". Al parecer, cuando la tonadillera le llegó la información, exclamó: "Llega a estar aquí ahora mismo y se va andando a Sevilla".

La que otrora fue uno de los bastiones principales de Pantoja siguió arremetiendo contra ella. En octubre de 2022 expuso que en privado hablaba fatal de Rocío Jurado, que alguien de la familia se metía en los armarios para espiar.

Tras fallecer Rocío Jurado en 2006, parece que hubo una especie de patente de corso para desvelar los secretos de una de las familias más queridas de nuestro país. José María Franco, chófer de la más grande, se ha hecho de oro con todo lo que ha contado. Enemigo acérrimo de Antonio David (48), explicó que el exguardia civil maltrató y amenazó a Rocío Carrasco (47), se desentendió de su hijo David cuando se rompió el brazo, reveló un affaire entre Antonio David y Chayo Mohedano (45) y desveló el plan de Fidel Albiac (51) para deshacerse de Amador Mohedano (71) con el fin de llevar los asuntos económicos de la chipionera.

Hay que remontarse a 2005 cuando José María publicó un relato de ficción titulado Relatos de un chófer, en el que desgranaba a través de la ficción sus propias vivencias con los Jurado-Mohedano. Es por ello que, a partir de ese momento, ambas partes se hubieran declarado la guerra.