El 22 de agosto de 2024 la deportista olímpica Carola Escámez dijo basta. No podía permanecer por más tiempo en silencio. Había optado, hasta entonces, por instalarse en un perfil discreto: jamás se había pronunciado en medio de su guerra con su exmarido y padre de su hija mayor, el cómico Miki Nadal (56 años). Pero el pasado verano no pudo más.
Se acabó el disimulo y la falsa cordialidad. Desde el quiebre amoroso en 2019, Miki y Carola habían, incluso, llegado a los tribunales. Ese citado 22 de agosto, Helena Aldea (37), actual pareja de Nadal, aireó públicamente unos mensajes que azuzaron las brasas de un conflicto que no encuentra fin: publicó un demoledor post en Instagram.
Entre otras cosas, le decía a su razón de amor: "Has lidiado y lidias con situaciones provocadas por una maldad huérfana de inteligencia". Claro está, Carola Escámez lo entendió como una pulla, un dardo hacia su persona. A través de EL ESPAÑOL, emitió una contundente carta. Hoy, cuatro meses después, todo se recrudece: la guerra se enmaraña.
En esta ocasión, por un polémico vídeo. A EL ESPAÑOL llega la información de que un material audiovisual de Miki, en forma de story de Instagram, ha azuzado las aguas, ya turbulentas. Al menos, así se ha interpretado desde la parte contraria. Este diario se ha puesto en contacto con Carola Escámez, quien ha declinado hacer declaraciones.
Eso sí, su entorno aclara que está "enfadada". Para entender este extremo hay que explicar lo que sigue. Roberto Martín, marido de Carola, es entrenador personal -amén de fundador y director de Squmat, centro de fisioterapia y entrenamiento personal-, y prácticamente cada día, acostumbra a compartir en sus redes sociales su rutina deportiva, sus entrenamientos.
Rober -como lo conoce su entorno más próximo- se graba vídeos para ayudar a los demás, para motivar a sus cerca de 2.800 seguidores de Instagram. Forma parte de su trabajo, más bien se diría de su devoción por su profesión. Pues bien, hace unas horas, Miki Nadal ha hecho lo propio en su red social: grabarse a sí mismo simulando estar en pleno ejercicio.
"Otro día más de entrenamiento completado. Ha sido 12 series. Luego me he recorrido otros cuatro kilómetros a fuego, a una media de 340 cada kilómetro y ahora me voy a hacer unas pesitas, hora y media. Mentira. Me voy a pasear un rato y con suerte no me tuerzo el tobillo. Venga, hasta luego", son las palabras que entona Miguel Nadal Furriel, nombre de pila del humorista.
Este material se ha entendido desde la otra parte, la familia Escámez Martín, como una suerte de "burla" en forma de "imitación", un nuevo ataque personal. Uno de muchos, supuestamente, se desliza. Se insiste en que Carola y su familia sólo quieren vivir en paz y tranquilos y describen este momento como un "infierno".
Roberto tampoco desea ninguna guerra. Es un hombre que sólo se dedica a su profesión y que sufre y se enfada tan sólo en la medida en que lo hace su esposa. La tensión entre Miki y su exmujer viene de lejos. En concreto, desde junio de 2019, año en que ambos anunciaron su separación.
Miguel y Carola se separaban tras cinco años de matrimonio. Entonces, se arguyeron diferentes motivos para entender aquel quiebre sentimentales que pocos esperaban.
Sea como fuere, más allá de esta cuestión, lo verdaderamente bélico llegó a continuación: Miki fue condenado por un delito de "vejaciones leves" a su entonces esposa. La condena la falló Pedro José Arduán Rodríguez, el titular entonces del Juzgado de Violencia sobre la mujer número cuatro de Madrid.
El tiempo pasó y tanto Miki como Carola supieron rehacer sus vidas. Él, junto a la madre de sus otras dos hijas, Helena Aldea; y Escámez, ídem en los brazos del hombre que le ha devuelto la ilusión, Roberto. Junto a él, Carola ha vuelto a ser madre de una niña llamada Covadonga.
El post que lo cambió todo
Si bien desde su separación y posterior litigio la relación entre los padres de Carmela se basó únicamente en el bienestar de la menor, el post de Aldea, el pasado agosto, dinamitó toda cordialidad. "Siempre has sido un caballero con la infinita prioridad de la felicidad de tu hija. Llevas casi dos años demostrándomelo con Galatea y sé que será igual con Ángela", escribió ella.
Entonces, Carola Escámez no pudo más y alzó la voz: "Hablan porque saben que siempre guardo silencio, como todos estos años. Hablan porque saben que estaré callada por respeto a una menor y juegan con esa baza. Hablan porque saben que no me defiendo, ni ataco en RRSS y porque no necesito tener likes".
Y remachó, aseverando que Miki ve "poco" a su hija: "Me dedico a mis hijas, familia y amigos 24/7. Recordad que quienes hablan públicamente y filtran (contando su versión), son quienes pasan tiempo (poco, por cierto) con mi hija mayor. Imaginad qué oirá de esos adultos sin público, en privado, de su madre. Aterrador, para una estabilidad emocional de un menor. (...) Porque los perjudicados son los menores (y los menores son sagrados)".