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El pasado 4 de octubre Olivia de Borbón (50 años) y Julián Porras-Figueroa (43) celebraron su décimo aniversario como marido y mujer. 500 invitados se dieron cita en el hotel Villapadierna, uno de los más lujosos de la Costa del Sol, para vivir un día cargado de amor y felicidad. 

A partir de entonces, los recién casados dieron un cambio en sus vidas y se trasladaron a vivir a Marbella. De hecho, tal y como ahora recuerdan, no pudieron disfrutar de la luna de miel por todo el ajetreo de la organización. En la localidad malagueña, la pareja ha vivido los mejores días de su vida, pero también ha tenido que hacer frente a dolorosas pérdidas y momentos de tristeza

Ahora la familia ha decidido dar un paso al frente y cambiar de aires. Tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL, Olivia de Borbón y Julián Porras-Figueroa han vuelto a hacer las maletas y han recogido su vida en cajas para trasladarse de manera definitiva a Madrid.  

Olivia de Borbón y Julian Porras durante un paseo familiar. CLIPPER PRESS

El lugar escogido para asentar esta nueva etapa ha sido La Finca, una de las urbanizaciones más exclusivas y seguras de Europa y que destaca por su privacidad y tranquilidad. Precisamente, esta decisión la tomaron después de considerar que Marbella es cada vez más insegura. Este periódico ha tenido acceso a unas imágenes en las que se puede ver a la familia al completo, incluidas sus mascotas, dando un tranquilo paseo por un parque

Vestidos con ropa de abrigo, Olivia y Julián se mostraron muy cómplices y sin separarse de los pequeños de la familia: Flavia, que recientemente ha cumplido ocho años, y Fernando Enrique, de seis años.

Un plan muy familiar que desmuestra que son un núcleo sólido y que están atravesando una buena época en uno de sus años más especiales. Son los vástagos los encargados de llevar a los dos perros, de raza Pug Golden retriever. Lo hacen con unas correas muy características con el estampado de la bandera de España

Olivia de Borbón y Julián Porras en un paseo familiar. CLIPPER PRESS

Mientras que el pequeño can no se separa del lado de Flavia, el otro perro pasea por libre, pero sin alejarse del grupo. Las escenas de unión y cariño se repiten en todas las instantáneas. En este plan no faltan los momentos de risas, las conversaciones y el amor. Olivia y Julián caminan todo el rato de la mano y sin soltarse. 

Los vástagos del matrimonio, muy frioleros, utilizan las capuchas de los abrigos para protegerse del aire y evitar sentir las bajas temperaturas también por esa parte. Demuestran ser dos niños muy responsables y muy cercanos a sus progenitores. Quienes conocen a los pequeños aseguran que la mayor es "un torbellino", la alegría de la casa y que se parece a su abuela Beatriz; y el pequeño es un niño superbueno. 

La pareja luce dos grandes gafas de sol que, por momentos, ocultan su rostro. Es él quien primero se las quita. Cabe recordar que Julián fue diagnosticado hace más de 10 años con la enfermedad de Stargardt, una dolencia degenerativa e incurable que provoca una pérdida de visión progresiva. De hecho, el aristócrata decidió publicar un libro en el que relataba cómo era su vida con esta enfermedad. Ahí relata que vivió meses de angustia, decepción, fatiga y ansiedad. 

Olivia de Borbón y Julián Porras en un paseo familiar. CLIPPER PRESS

Otro de los motivos de esta mudanza a Madrid es la muerte de Beatriz von Hardengerg debido a un paro cardíaco producido por la enfermedad de EPOC que padecía desde hacía años. Aunque esta triste pérdida ocurrió hace ya cuatro años, hasta ahora no se han decidido a dar el paso definitivo y trasladar su vida a Madrid

Estos nuevos inicios llegan, precisamente, el año en el que la prima de Felipe VI (56 años) ha cumplido 50 años. Lo celebró por todo lo alto y rodeada de grandes amigos en una fiesta en Madrid. Meses después volvieron a estar de fiesta por su décimo aniversario de casados. "No descarto volver a casarme algún día con Olivia, pero solo con mis 30 amigos y familiares más cercanos", defendió Julián en una entrevista reciente a Vanitatis