El 3 de enero de 2024 la familia de Francisco Rodríguez Arévalo, uno de los cómicos más reconocidos y queridos de España, se enfrentó, de forma súbita, a su fallecimiento. Perdía la vida Paco Arévalo a los 76 años y dejó tras de sí, amén de un vasto legado audiovisual, a unos familiares rotos. En especial, sus hijos, Paquito (50 años) y Nuria (46), y su nieta, Ana.
Nueve meses después la vida de estos tres miembros ha cambiado notablemente, habida cuenta de que Francisco Rodríguez Arévalo era, tal y como admitió su vástago Paquito en conversación con EL ESPAÑOL "el alma de esa casa, el que proponía y hacía. Y ahora están todos como desubicados".
Contaron hace un tiempo a este diario, fuentes cercanas a la familia, que Paco hijo lo ha pasado muy mal. El duelo por la pérdida le ha costado sobremanera. Tanto que incluso su hija Ana, residente habitual de Madrid, tuvo que trasladarse un tiempo a vivir a Valencia capital, para arropar a su progenitor. El tiempo todo lo atempera y se convive con el dolor.
En estos meses, larguísimos, difíciles y de reajuste vital y emocional -Paquito vivía bajo el mismo techo de su padre-, además de trabajar la pérdida, Paco hijo ha tenido que cuidar permanentemente de su hermana Nuria, aquejada de síndrome de Williams -un trastorno multisistémico del neurodesarrollo-.
24 horas de atenciones, según ha relatado Paquito en más de una ocasión a este periódico. "No puedo trabajar a jornada completa, estoy cuidando las 24 horas a Nuria. Lleva mucho tiempo eso. (...) La ducho y le doy de comer", manifestó Francisco hijo, quien se convirtió en el tutor legal de su hermana tras el deceso de Paco Arévalo.
Cuando éste pereció, Paquito y Nuria barajaron la posibilidad de que ésta última ingresara en un centro de día. Así era el deseo inicial de Nuria, para que su hermano pudiera trabajar y retomar el pulso de su vida durante unas horas. Paquito deslizó a este medio que, incluso, la familia había estudiado varios centros y tramitado todo el papeleo.
La solicitud estaba cursada para una de las instituciones, con sede en Valencia capital. Ya sólo era cuestión de que aprobaran, aceptaran a Nuria. Todo se demoró. Ahora, EL ESPAÑOL puede confirmar que todo ha dado un giro de 180 grados. La propia Nuria ha tomado la decisión, rotunda e inesperada, de no ingresar en ningún centro especializado.
Donde antes había un 'sí' y gran intención e interés, ahora todo ha cambiado. Paquito lo confirma en conversación con EL ESPAÑOL: "Hemos decidido que no irá a ningún lado". "Ella está de acuerdo en quedarse en casa. Mientras yo tenga fuerzas y el cuerpo me aguante, la cuidaré", sostiene Paquito.
La familia, siempre unidísima -aquí se incluye, por supuesto a Ana, la nieta de Arévalo- se ha dado cuenta de que como mejor puede estar es bajo el mismo techo. Nuria es una mujer que tiene una rutina muy marcada, con gran independencia. Es una mujer con un espíritu muy alegre, que le gusta mucho sociabilizar.
"Ella vive en su mundo. Es una enfermedad complicada. En España hay pocos casos, uno o dos más. Ella tiene un síndrome que es más frecuente en Estados Unidos. Ella es feliz con su YouTube. Es feliz con poquito también. Se da paseos por el barrio y tengo que ir yo detrás sin que ella lo sepa... a escondidas", reflexionó Paquito con este medio en marzo de 2024.
En otro orden de cosas, Paco hijo sigue trabajando, "con lo que sale" y lleva su casa adelante. Está algo mejor a nivel anímico -pasó por una mala racha-. Confirmó, hace unos meses, EL ESPAÑOL que Paquito sigue ejerciendo de camarero, haciendo extras.
El trabajo -a veces dobla turno- le está viniendo muy bien para su salud mental: le ayuda a no pensar en la pérdida. En otro renglón, mención aparte se merece el hecho de que la familia Arévalo viva en Valencia. La pregunta parece obligada: ¿se ha visto afectada por la DANA? Paquito lo resuelve: "Estamos bien. Aquí en Valencia centro no ha llegado nada".
El sueño de Ana
"Yo ahora mismo estoy preparándome en el mundo del modelaje y la actuación. En eso estoy. Era algo que a él le hacía mucha ilusión, verme triunfar en eso. (...) Más que nada lo que he hecho es fotografía. Desfiles, de momento, no", manifestó en una entrevista con este diario.
En el plano del amor, EL ESPAÑOL confirmó, el pasado marzo, que Ana está feliz. Mejor: enamorada. El hombre que le ha devuelto la ilusión -y con el que vive- se llama Darío Ángel. "Llevamos dos años. Es una relación muy sólida", detalló ella en su interviú con este medio.
"Nos conocimos porque mi familia, por parte de madre, tiene una casa de vacaciones y allí, en ese sitio, somos vecinos. Entonces, nos conocemos desde que tenemos dos años. Siempre hemos sido amigos y en un momento dado, cuando nos hicimos mayores, ya surgió el amor", admitió Ana.
Darío es buzo profesional. Así se denomina en su cuenta. Es, además, amante de la música, del trap/rap y del hip hop. De hecho, en su Instagram hay un enlace a una página de YouTube. En ella, de nombre Bros beats, se pueden ver vídeos de música de este corte.