El 12 de noviembre de 1999, tras un tiempo batallando contra una larga enfermedad hepática, fallecía una leyenda, un referente en el mundo de la música y cuyo arte se ha quedado impregnado en las generaciones de cantantes que lo han ido sucediendo. Se trataba de Antonio González 'El Pescaílla', marido de Lola Flores y padre de Lolita (66 años), Antonio Flores y Rosario (61).
El reconocido cantautor perdía la vida a los 73 años, dejando atrás una historia como artista que muchos otros hubiesen querido tener. Sin embargo, más allá de su impacto como músico, 'El Pescaílla' llegó a ser reconocido como una figura clave en los años 50 a raíz de su matrimonio con Lola Flores, 'La Faraona', una de las artistas más importantes de la historia de España.
De ese triste y trágico hecho que marcó a toda una generación ya han pasado 25 años. Un cuarto de siglo sin Antonio González y su música. Ahora, con motivo del aniversario de su muerte, EL ESPAÑOL hace un repaso por su vida, su impacto en la rumba catalana y cómo las muertes de su esposa y su hijo marcaron el rumbo de su existencia.
Antonio González Batista -conocido popularmente como 'El Pescaílla'- fue criado en el barrio barcelonés de Gràcia y la cosa de los apodos era algo que ya venía de familia, pues su padre fue bautizado como 'El Sardineta'.
El cantautor comenzó su carrera artística en tablaos madrileños cuando Manolo Caracol lo contactó para formar parte de su elenco, en el que se encontraba Lola Flores, que por aquel entonces tenía un romance con el famoso cantaor. Nada apuntaba a que, unos años más tarde, La Faraona -como se conocería popularmente a Lola- y El Pescaílla formarían una pareja de lo más sólida en el panorama musical y también personal.
Antonio González fue el verdadero creador de la rumba catalana. Aunque son muchos los que, con el paso de los años, han afirmado que su estilo tenía matices más flamencos que el de la rumba catalana actual, dada a conocer por Peret a mediados de la década de 1950.
Casado en primeras nupcias con Dolores, sobrina de Carmen Amaya, tuvo a Antoñeta, la hermana menos conocida de Rosario y Lolita Flores y cuya intimidad siempre ha sido muy protegida. Sin embargo, el amor entre Antonio y Dolores apenas duró unos meses, pues rápidamente el cantautor posó su mirada sobre una joven Lola Flores. Abandonó a ambas para unirse a la artista, aunque la relación entre ellos primero fue exclusivamente profesional, ya que La Faraona mantenía un tempestuoso romance con Caracol.
No obstante, un 27 de octubre de 1957, todo eso quedó en atrás. Antonio González 'El Pescaílla' y Lola Flores dieron un paso al frente para vivir uno de los días más importantes del resto de sus vidas. La pareja contrajo matrimonio de forma clandestina, debido a las grandes disputas que había con la familia del cantaor. Una celebración en la que las anécdotas no escasearon.
Y es que el sacerdote llegó a preguntar hasta en tres ocasiones "si alguien conoce algún impedimento para que el matrimonio se celebre, que hable ahora o calle para siempre", a lo que acabó Lola por responder "Cállese, padre, no vayamos a liarla a última hora".
Semanas antes de dar el 'sí, quiero', la cantante se enteró de que estaba embarazada. Meses después de la celebración nació Lolita, la primera hija del matrimonio. Posteriormente, llegaron Antonio y Rosario, formando así una familia numerosa. Lola y Antonio venían del mundo del espectáculo y sus tres hijos se criaron con la música por bandera, por lo que también salieron artistas, como sus progenitores.
A pesar de haber estado cerca de cuatro décadas juntos y ser dos personas muy mediáticas y aclamadas por la crítica popular, lo cierto es que pocos eran los datos que salían a la luz de la vida más privada de 'El Pescaílla'. De hecho, siempre permanecía a la sombra de Lola Flores, pues, consciente de la personalidad tan arrolladora de su mujer, fue él mismo quien quiso ocupar un segundo plano y dejar a su esposa cosechar éxito tras éxito por los escenarios de medio mundo.
En la primavera del año 1995, la vida de Antonio daba un giro de 180 grados y nada volvería a ser lo mismo. El 16 de mayo de ese de mismo año a los 72 años, fallecía Lola Flores a consecuencia de un cáncer de mama que le fue diagnosticado más de dos décadas antes. Menos de 15 días después de perder a su madre, el 30 de mayo, Antonio Flores murió a causa de una combinación de alcohol y barbitúricos que le provocaron una sobredosis a sus 33 años. Dos duros golpes a los que se tuvo que enfrentar antes de decir adiós para siempre.
La figura de Antonio González 'El Pescaílla' marcó un antes y un después en el mundo de la rumba catalana y el flamenco más clásico. Además, marcó las nuevas generaciones del clan. Una de sus nietas, Elena Furiase (36), ha heredado la faceta cinematográfica de la familia. Al igual que Elena, Alba Flores (38) -hija del difunto Antonio -, también ha apostado por el mundo de la interpretación y está considerada una de las actrices más importantes del momento.