La vida -hasta entonces exitosa y plena- del baloncestista Fernando Martín, una de las grandes leyendas en España -disputó nueve temporadas en la ACB y una en la NBA, siendo el primer español en entrar en la competición estadounidense- se truncó para siempre un 3 de diciembre de 1989.
Ese día, al filo de las 15:00 horas, mientras se dirigía a un partido del Real Madrid contra el CB Zaragoza, el vehículo, que conducía, perdió el control y colisionó contra otro, quedando atrapado entre en amasijo de hierros. Tenía la intención Martín de asistir para sólo apoyar a sus compañeros, pues un dolor de espalda le hacía imposible jugar.
El accidente mortal se produjo porque su excesiva velocidad hizo que perdiera el control de su automóvil. Era una curva muy pronunciada y cuesta abajo. Su fallecimiento, a los 27 años, provocó una auténtica conmoción en el baloncesto español y mundial. Dejó a una familia rota, en shock. Sin creerse cómo la vida le había asestado ese golpe.
En el ámbito de la crónica social, hay una mujer que perdió al que ella definió como el gran amor de su vida: la actriz y presentadora Ana García Obregón (69 años). La también bióloga y empresaria siempre ha recordado a Martín como el hombre que más marcó su corazón, el amor por el que dejó todo en Estados Unidos y retornó a España.
Ana y Fernando mantuvieron una relación de varios años a mediados de la década de los 80. Entonces, ella probaba suerte como actriz en Estados Unidos. "Él no quería que fuera actriz. Cuando tuvo el accidente estábamos cabreados por eso. El día anterior discutimos y no le volví a ver", recordó García Obregón hace un tiempo.
Y añadió: "Me hubiese gustado decirle que seguía enamorada de él". Ahora, se cumplen 35 años de aquella muerte que enlutó los corazones de todos los que lo quisieron y admiraron. La actriz ha acudido en los últimos días al espacio Y ahora Sonsoles, en Antena 3, para recordar a Fernando, a la estrella de la cancha y al hombre.
"Fue un ganador, consiguió todo lo que quería en la vida, menos vivirla", ha manifestado Ana Obregón, embargada por la emoción. "Sentí que se me paraba el corazón", agrega la guionista de la ficción Ana y los 7 cuando rememora aquel negrísimo y frío y gélido día 3 de diciembre.
Aquel día 3 Ana quedó a comer, al mediodía, con un buen amigo de la pareja, Toncho Nava, exbaloncestista, representante de artistas y la persona que vivió de cerca la historia de amor de Obregón y Martín. Uno de los grandes guardianes de los secretos de la dupla.
El día del deceso de Fernando, Ana y él había acordado verse, para hablar, perdonarse, hacer las paces tras reñir. Pero no pudo ser. Una llamada que recibió Toncho, en pleno restaurante, en la sobremesa, lo cambió todo. Así se enteró Ana Obregón que su gran amor había fallecido. La vida, entonces, para ella, se fundió a negro.
Por primera vez, claro, porque ese 1989 Ana García Obregón no era consciente de la gran tragedia que la vida aún le tenía reservada: la muerte de su propio hijo. Volviendo a aquel tiempo, Ana recibió uno de los golpes más irreparables. Eso sí, no sólo ella: la familia de Fernando ha sobrellevado el deceso desde la discreción más absoluta.
Nunca han hablado. En el silencio han trabajado su dolor, en la intimidad de su hogar. En los recuerdos, en los pequeños detalles. Hoy, Fernando sigue presente para los suyos. EL ESPAÑOL ha podido conocer que la familia lo tiene en su memoria "sin necesidad de exponerlo en televisión y lucrarse".
Tal y como se desliza a este medio, la familia de Martín "nunca fue partidaria" de que la vida sentimental de Fernando se viera tan expuesta en los medios y las revistas de crónica social. Él fue un grande, un deportista que consiguió lo que nadie en España y allende los mares. También se identificó alguien como alérgico a la fama.
Nunca se sintió cómodo en esa área. Quien lo conoce apostilla: "En el tema de amores, él tuvo otras historias más allá de Ana". Obregón, en cambio, siempre ha sabido -y defendido- que lo suyo, aquel amor genuino, fue de verdad: puro, auténtico.
En 2011, Ana Obregón narraba así aquella historia de amor, en su paso por La Caja Deluxe: "Fue una historia tan nuestra, tan bonita... No nos descubrieron en tres años y medio. Es la única relación que he tenido feliz porque era nuestra y de nadie más".
A pesar de que, tras la muerte de Fernando, Ana ha disfrutado de un extenso currículum amoroso, ni siquiera Alessandro Lequio (64), el padre de su hijo, consiguió llenar el hueco que aquella pérdida dejó en su corazón.
"Cada corazón tiene una llave para abrirlo, pueden aparecer otras a lo largo de la vida, pero ninguna lo conseguirá. Podrán ser más bonitas, más brillantes... pero si tienes la suerte de encontrar tu llave, entonces sabrás lo que es amar", reflexionó en aquel extinto programa de Telecinco.
Preguntada sobre si ella había encontrado su llave, respondía entre lágrimas: "Sí, Fernando". Y revelaba entonces que ella rompió aquella relación un mes antes de la trágica muerte, lo cual le ha causado un enorme dolor todos estos años. "Nos despedimos con un beso que yo sentí que era el último que le iba a dar. Se fue sin saber que era el amor de mi vida", confesó.
Asimismo, Ana dedicaba un importante capítulo de sus memorias, Así soy yo, publicadas en 2012, a Fernando. En el libro, Ana habló del anhelo de la dupla por formar una familia. Así, recordaba las palabras que un día le dijo el que fuera su pareja: "'Quiero que seas la madre de mis hijos. Sé que serás la mejor madre del mundo'. Y yo, Fernando. Quiero ser la madre de tus hijos".