María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva en una fotografía de archivo.

María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva en una fotografía de archivo.

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Así era la Cayetana de Alba más desconocida: "Nunca hablaba de su infancia. Tenía una herida por la relación con su madre"

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"Te he de dejar, Tanuca, cuando yo te falte, una carga muy pesada, que yo a mi vez heredé de los míos: aquello que alguien ya llamó 'el peso del nombre'", le escribió, a modo de consigna, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó a su hija, María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva​​, duquesa de Alba. 

Sobre los hombros de Cayetana de Alba, en efecto, pesó, hasta el día de su deceso, el vasto legado que atesora el apellido Alba; esos más de 500 años de historia. Y Cayetana llevó esa carga con maestría y dignidad, y encumbró y mejoró un comisionado histórico. Genuino e irrepetible. Como la mujer que lo sustentó en el siglo XX y XXI. 

Cuando se cumplen 10 años del fallecimiento de la inmensa duquesa de Alba, la periodista Ana Polo Alonso escribe una biografía titulada Cayetana. Duquesa de Alba. Sus años de esplendor. Esta obra, de la Esfera de los Libros, hace un exquisito, exhaustivo y delicado viaje por la infancia de Cayetana, su dura adolescencia y su poderosa madurez.

La duquesa de Alba en una imagen de archivo.

La duquesa de Alba en una imagen de archivo. Gtres

El libro culmina con la muerte de su gran amor, Luis Martínez de Irujo. No es baladí esto, pues hay un punto de inflexión en Cayetana de Alba. Apolo traza un perfil apasionante de Cayetana a lo largo de las 415 páginas de su obra. Se retrata a la aristócrata, pero también a la hija, a la mujer, a la madre y al personaje histórico como nunca antes. La Cayetana más desconocida

Ana, ¿fue Cayetana de Alba una mujer feliz?

Yo creo que sí. Tuvo una vida durísima, dificilísima porque perdió a su madre. Luego, el tema del exilio, cuando se tuvo que ir a París. Las guerras, las revoluciones. Tuvo una vida muy, muy dura. Al mismo tiempo, fue una mujer my libre, muy consciente del papel que tenía que hacer. También fue alguien vital, le encantaba el flamenco, pintaba...

El libro 'Cayetana. Duquesa de Alba. Sus años de esplendor', de Ana Polo Alonso.

El libro 'Cayetana. Duquesa de Alba. Sus años de esplendor', de Ana Polo Alonso.

¡Montaba a caballo!

Montaba a caballo. Era una magnífica amazona. Bailaba flamenco, la he visto en documentales bailar y me quedaba flipando. También ganó concursos de salto internacionales. Era una mujer muy vanguardista. Al mismo tiempo, como digo, también era muy consciente del peso del nombre. Sabía que era duquesa de Alba, que tenía que seguir 500 años de historia. Lo hizo todo a su manera. Ella fue esa mujer que actualiza lo que significa ser aristócrata en el siglo XX. Pasó muchas durezas.  

Cayetana lo pasó muy mal con su madre, Totó. Hay, en el libro, unos pasajes durísimos. La madre, enferma, que no quería que su hija se acercara a ella... 

Muchas veces a Cayetana se le ha reprochado, incluso sus propios hijos, que había sido como una madre muy estricta, que fue más duquesa que madre. Y creo que adoraba a sus hijos, los quería mucho. Sobre todo, a los más pequeños, a Eugenia y a Cayetano. Pero fue una mujer educada en un momento muy determinado. Educada a la antigua usanza. La propia Isabel II tampoco veía a sus padres más allá de una hora al día

Cayetana de Alba en una fotografía de archivo.

Cayetana de Alba en una fotografía de archivo. Gtres

Era otra época, otras circunstancias... No se puede ver desde el prisma de hoy.

Claro. Y con respecto a su madre, a Cayetana le ocultaron la enfermedad hasta el último momento. La madre tenía pánico con la tuberculosis. Ahora, si la tienes, te dan medicamentos y punto, pero entonces no existía la penicilina. El riesgo de contagio era enorme. La madre le tiraba a su hija zapatillas para que no se acercara. Y Cayetana no entendía nada. Había una tensión brutal en esa casa. 

Cayetana casi nunca hablaba de su infancia... 

Lo decían sus hijos. Nunca hablaba. Tenía como una herida dentro, y creo que era por su relación con la madre. Nada entendía ella y nadie le explicaba. Y en esa época no se hablaba. La idea de que un Alba nunca llora y punto. Tenían que mantener siempre esa fachada. Si rascas un poco debajo de la fachada, ves una turbulencia de sentimientos

Hablemos de Jacobo, el padre de Cayetana. Ese hombre valiente que tuvo que hacer de padre y de madre

Hizo de todo. Es uno de los grandes protagonistas del libro. Yo he descubierto a Jacobo. No entiendo cómo ese hombre no tiene una serie en Netflix. Es fascinante, es de novela. El típico dandi, educado en la belle époque. Todo el día viajando. Era uno de los mejores amigos de Alfonso XIII. Luchó y apoyó a la monarquía hasta el final. Un Alba siempre está con el Rey. También a día de hoy. 

Los Alba hicieron mucho por la monarquía española.

Mucho. Yo he querido explicarlo aquí, en este libro. Cayetana nunca hablaba de este tema, pero hizo mucho por Juan Carlos I (87). Cuando muere el padre y Cayetana asume la lucha por la monarquía, que le cuesta unas broncas y la insultan y difaman. 

Londres, la ciudad, nunca le gustó a Cayetana. Ella se sentía andaluza. De su Sevilla. ¿Le molestaba esto a su padre?

Para nada le gustó Londres a Cayetana. Ella era muy andaluza. De hecho, insistió en ser enterrada en Sevilla, cuando los Alba siempre se entierran en Loeches. Ella decía que necesitaba el sol, Sevilla. Nació en Madrid, pero era de Sevilla. Al padre sí que le gustaba esa parte de su hija, pero era inglés y a él le gustaba todo lo de Inglaterra. Pero también tenía Jacobo ese punto de la feria. Le gustaba. 

Cayetana de Alba junto a su último marido, Alfonso, paseando por el Palacio de Dueñas.

Cayetana de Alba junto a su último marido, Alfonso, paseando por el Palacio de Dueñas. Gtres

Centrémonos en las mujeres en la vida de Cayetana. Su institutriz y la tía Sol fueron claves.

Y la abuela Híjar también. La tía Sol, sobre todo. Ella le hace de madre y le marca mucho. Además, la tía le descubre Sevilla, los toros, la mantilla. La tía Sol fue la que le montó las clases de flamenco con Pastora Imperio. Cayetana comenzó a bailar flamenco en medio de la guerra, con sus primos. 

Cayetana vivió como quiso. También en el amor. Su primer amor fue el torero Pepe Luis Vázquez

Sí, fueron pareja. Él era guapísimo. Nosotros a Cayetana la tenemos encasillada en los últimos años, con el pelo y la voz, pero era muy atractiva y cosmopolita. Tuvo muchos pretendientes. Era una rompecorazones en Inglaterra, por ejemplo. Muchos perdieron la cabeza por ella. Pepe Luis fue su primer gran amor, lo que pasa que el padre, Jacobo, lo cortó rápido. 

Luis Martínez de Irujo fue su gran amor

Absolutamente. Era como un actor de cine. Era guapo con ganas, un hombre muy tranquilo, muy serio. Como muy apocado. Pero creo que él era la persona que Cayetana necesitaba. Ella tenía una energía desbordante y unas carencias emocionales grandes, y él era su punto de apoyo. Luis la ayudó muchísimo. A Jacobo no le gustaban las tierras y la contabilidad, pero Luis puso mucho orden. Los hijos de Cayetana, todos, hablan bien de su padre.

María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva en una imagen de archivo.

María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva en una imagen de archivo. Gtres

La muerte de Luis es un punto de inflexión para Cayetana. Ella, incluso, cayó en una depresión

Lo pasó muy mal. 

Luego llegó Jesús Aguirre

Nos lo han vendido como el gran amor de Cayetana y no es así para mí. El gran amor fue Luis. Cuando Luis muere, ella se hunde. Parece un fantasma. Entra en una depresión. Si no hubieran estado los hijos, no sé qué hubiera pasado con ella. Cayetana se aferró mucho a su hija Eugenia. Y Jesús apareció por allí y ella se sintió bien. Es de estos amores... que se aprovechan de la soledad, en este caso de ella. Los hijos de Cayetana han hablado muy mal de Jesús. A Aguirre se le subió el título a la cabeza. 

Hábleme de Alfonso Díez, el último gran amor de Cayetana

Me han hablado muy bien de él. Fue la alegría de sus últimos años, le dio cariño y compañía. Ella no sabía estar sola y necesitaba un punto de apoyo. Le dio alegría y cariño. Luego ha sido un hombre muy discreto. Podría haber dado una entrevista, y haber cobrado un pastizal inmenso, y no lo ha hecho. No ha abierto nunca la boca. 

En los últimos años de Cayetana, ¿cree que la prensa del corazón desvirtuó su legado?

Totalmente. El gran problema de Cayetana es que sus últimos años eclipsaron a la mujer que a mí me gustaba. Hay dos Cayetanas y el punto de inflexión es la muerte de Luis Martínez de Irujo. Estaba la Cayetana que, por ejemplo, era íntima de Victoria Eugenia, y que ayudó a abrir España a los aires europeos. Y en los últimos años, Cayetana, tan bohemia, con los hijos que se separaban... la eclipsó completamente el personaje.