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La familia Goyanes Lapique se enfrenta a su Navidad más dura y triste. A unos aciagos días, en los que, para más inri, las ausencias -ya de por sí marcadas- se acentúan cruelmente. La Pascua es un período eminentemente familiar y cuando hay pérdidas capitales el dolor no conoce consuelo. Ni el tiempo, a veces, ayuda. 

Cari Lapique (72 años) vive, sin duda, unos lacerantes días, aunque ninguno como los que tuvo que encarar el pasado mes de agosto, cuando en un tramo de 15 días tuvo que despedir a su gran amor, el hombre de su vida, el empresario Carlos Goyanes, y, más tarde, a su hija Caritina Goyanes. Un golpe detrás de otro, a cuál más duro. 

La desgracia se ha cebado con esta familia, tan relevante en el ámbito social, como en la cultura y el cine de nuestro país. Resulta difícil olvidar aquellas aciagas fotografías de Cari, del pasado 26 de agosto, llegando a Marbella, procedente de Palma de Mallorca, tras ser informada de la muerte de Caritina, su hija mayor; su vida, su todo.

Cari Lapique en una de sus últimas imágenes públicas, el pasado mes de octubre. Gtres

Si ya Lapique quedó desarbolada y tocada con el deceso del timón de su vida, su marido, ni qué decir cuando se le fue, de súbito, su primogénita. Para eso no hay palabras. ¿Cómo va a pasar Cari Lapique la Navidad? ¿Y su hija menor, Carla (41), habiendo perdido a su hermana?

¿Y el viudo de Caritina, Antonio Matos (47), qué hará en estas fiestas? El propio Matos despeja, en parte, la duda en una entrevista en ¡HOLA!: "Estaremos en la piña que formamos con mi suegra y los niños y con Carla; esta Navidad es la primera. Es especial. Hay que superarlo juntos".

EL ESPAÑOL trata de ampliar la información a través de fuentes de total solvencia. En efecto, Cari va a estar "rodeada de todos". No la van a dejar sola en ningún momento. Tanto en Nochebuena como en Nochevieja, Lapique estará junto a sus nietos, su hija menor, su hermana, Myriam Lapique (67), y algunos de sus sobrinos.

Por supuesto, también acompañará a la familia Antonio Matos. Nada ha cambiado -ni lo hará- con el deceso de Caritina: los afectos, el cariño, el amor están por encima de todo. Es muy probable, así se traslada a este diario, que a lo largo de estas casi tres semanas de Pascua la familia "se divida". 

Cari Lapique junto a su hermana, Myriam. Gtres

Pasarán unos días en Madrid, pero también cabe la posibilidad de que se trasladen a Marbella, donde la familia tiene su residencia de descanso. Hace unas semanas, EL ESPAÑOL informó del apoyo clave de la hermana de Cari. Myriam, viuda también del empresario Alfonso Cortina -fallecido en 2020-, se volcó de lleno en su hermana Cari y "dejó su vida" por ella. 

Lo cierto es que desde el 7 de agosto -día en que pierde la vida Carlos Goyanes a causa de un infarto-, Myriam, en connivencia con Carla, hija menor de Cari, tomó una decisión: irse a vivir con su hermana, al regreso de las vacaciones de verano. Sabe Myriam lo que significaba para Cari su marido, su timón y su confidente y amigo. 

Verse viuda de esa forma tan abrupta tocó profundamente el ánimo de Cari. Se confía en que Myriam, también alentada por sus hijos, Felipe y Carlos -que adoran a su tía Cari- le contó en aquellos días a su hermana la determinación de vivir juntas, extremo que alegró de algún modo a Cari. Lógicamente, la muerte de Caritina multiplicó no sólo el dolor, sino también las ganas de arropar de Myriam.

Nada más llegar la familia Lapique, a principios del mes de septiembre, a Madrid, a esa hoy desangelada casa familiar de Puerta de Hierro, Myriam se instaló con su hermana. Cuenta quien las conoce, y también las ha visitado, que están más compenetradas que nunca. "Van siempre juntas a todo y visten igual", se asegura. 

Myriam tira de Cari cuando los ánimos vuelan bajos. El domicilio de Lapique, desde aquel agosto, ha sido "un no parar" de visitas. Cari puede vanagloriarse de contar con grandísimos amigos, gente que la quiere mucho y bien. "Yo voy porque ella ha estado en mis desgracias, ¿cómo no voy a estar yo? La amistad es eso, es cuidarse, pero al mismo nivel. Y Cari es una gran amiga y mujer", se cuenta. 

Hay otros miembros de la familia de Cari Lapique que también conforman su resistente red de apoyo: su hija Carla, sus nietos -en especial, los vástagos de Caritina, Pedro y Mini Cari, de 13 y 10 años, respectivamente- y Matos, su yerno. Matos y sus hijos viven en el mismo edificio que Cari, hecho que le ha facilitado a todos la vida. 

Cari Lapique y Carla Goyanes, el día del último adiós a Carlos Goyanes. Gtres

"Tener a Cari cerca es una tranquilidad para Antonio", informa quien lo puede hacer. La vida le ha cambiado a Antonio de un día para otro en muchos aspectos, como el sentimental y laboral -Matos ejerce, como descubrió EL ESPAÑOL, de financiero de Sixsens by Cari Goyanesel catering que dirigía su fallecida esposa-, pero hay una parcela que trata de trabajar con especial mimo: la de padre. 

La relación con sus hijos es maravillosa, pero a nadie se le escapa que su responsabilidad ahora es doble, pues ha de desempeñar el papel no sólo de progenitor, sino también, en la medida de lo posible, de madre. Pedro y Mini Cari son "dos cielos" de niños y toda la familia está en torno a ellos, muy en particular su tía Carla. 

Así se lo prometió Carla a su hermana en una durísima carta: "Ten por seguro que voy a ser muy fuerte y voy a cuidar a tus hijos todo lo que me dejen como si fueran míos, voy a cuidar a mamá por las dos y voy a cuidar a Matos porque sé cuánto le querías". Tal cual lo está haciendo, ella y todos: demostrar que son una familia unida, sin fisuras.