Lucía Rivera, modelo profesional e hija de Blanca Romero (48 años) y Cayetano Rivera (47), ha cumplido 26 años este miércoles, 11 de diciembre. Después de convertirse en una de las modelos más demandadas del país y firmar con marcas muy importantes a nivel nacional, habla con EL ESPAÑOL sobre su futuro personal y profesional.
La modelo tiene claro que su vida personal es uno de los puntos claves de su interés en los medios de comunicación. Este periódico habló con la joven durante el photocall de los Premios Vanity Fair a Personaje del Año, celebrados en el Museo La Neomudéjar de Madrid. De esta manera, este diario quiso saber en qué momento se encuentra, además, de saber qué le pareció la noticia sobre la retirada de su padre de los ruedos o sus planes de Navidad.
La hija de Blanca Romero tiene claro que ella quiere vivir del mundo de la moda y que, ese mundo, nunca fue fácil. Actualmente, está a caballo entre Madrid y Mallorca, haciendo que su día a día se transforme en pasarelas y campañas de publicidad. Lucía, además, está enamorada. Desde el pasado mes de agosto mantiene una relación con un bróker mallorquín llamado Fernando.
¿Cómo se encuentra?
¡Ay! Muy bien. Estoy muy feliz, muy tranquila. Trabajando un montón. Me voy mucho a Mallorca, con lo cual estoy encantada, porque me alivio mucho de Madrid. De verdad, estoy encantada.
¿Cómo se siente en su vida personal?
Pues ya lo sabéis, muy tranquila, con un novio maravilloso y genial. Muy bien.
¿Tiene planes de futuro de cara al nuevo año?
No, es que no soy yo muy de planes de futuro. No hago planes de futuro nunca. Mira el día 11 de diciembre es mi cumpleaños. Y sabes que no tengo ni cena hecha ni nada. No sé ni dónde voy a cenar el 24 de diciembre, yo soy así, la vida que me venga. Bueno, desde luego con la señora -refiriéndose a su madre- que como se entere que digo esto, a lo mejor… (se ríe).
¿Pero se irá a Canarias con ella?
Sí, me voy a pasar las Campanadas con ella.
¿Y el 24 de diciembre cómo lo celebra?
Pues es eso, que como tengo más familia. No sé dónde voy a estar. Estoy un poco que no sé qué hacer.
Y, profesionalmente, ¿en qué momento se encuentra?
Estoy en uno muy bueno. Pero muy cansada. La gente dice que no trabajamos, pero las modelos trabajamos mucho. Y tienes que estar siempre físicamente muy bien y eso es un coñazo, siendo sincera. Que si te sale un grano, que se te inflama el ovario izquierdo... es un poco coñazo, pero bien.
Pero, hablando de lo complicado que es el trabajo de las modelos, dígame la verdad ¿es cierto que le echan para atrás si tiene un centímetro de más y no puede desfilar?
Eh... no, ahora no. Bueno, para la altura sí. Yo por ser baja me han caído muchos, muchos contratos. Para la gordura son más las agencias, las peligrosas en eso. Para venderte te quieren perfecta. Hay veces que la perfección no existe, no es ser delgada la perfección, pero para ellos... Son gente que están muy marcadas por el pasado. Aunque creo que ya, gracias a los avances, parece que las marcas están más integradas en esto.
Entonces lo del body positive no es como lo cuentan, ¿no?
No, para nada. A ver, el body positive está muy bien porque da pie a que muchas mujeres trabajen y puedan tener la oportunidad de ser modelos, pero son cuatro o cinco, no son muchas. ¿Cuántas modelos normativas hay y cuántas con cuerpos curvy hay? Es ridícula la tasa. Somos muchos más las normativas.
¿Qué le parece la retirada de tu padre, Cayetano Rivera, de los ruedos?
Yo me alegro, la verdad.
¿Qué se retire le alegra?
Sí, ¿tú no te alegrarías? A mí me alegra. A mí y a todos. Por qué sé que lo hace porque está seguro, porque está feliz de hacerlo, también. Y porque sé que no es muy fácil decirlo así. Mi padre si comunica algo, lo sabéis todos, es porque va en serio. Si no, él se queda callado.
¿Cuándo vio el vídeo que compartió en sus redes sociales se emocionó?
No, yo no. Yo no me emociono por nada. Yo veo pelis duras y no lloro. El otro día fui a ver La Sustancia que es un peliculón feminista, que debería ver todo el mundo, que habla de la presión estética que sufrimos las mujeres. Todas estaban llorando -refiriéndose a sus amigas- y yo pensando 'estáis fatal, todas'. Soy una persona que se emociona, soy muy sensible; pero no tengo la lágrima fácil. No lloro.
¿Y por qué no llora Lucía Rivera?
Porque las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan (se ríe y se despide).