Me he criado con una frase de mi abuelo, ahí, clavada como hierro candente, punzante, determinante la jodía: "Siempre hubo clases, no pretendas luchar contra ellas. Nunca asomes el pescuezo". Este martes viendo Supervivientes Tierra de Nadie me he dado perfecta cuenta de la razón que tenía, tiene, el segundo padre mi vida. ¡Que se lo digan a Violeta Mangriñán (24 años)! Ella, todo genio a borbotones, mala hostia a espuertas y con esa necesidad millennial de ir contra el mundo y contra todos, no ve más allá. Pero, alma de Dios, ¡yo sí! Y lo que veo me hace patalear en casa hasta que el vecino, pobre chaval, toca a mi puerta y me amonesta en calzones.
No es para menos, tú; ¡estoy indignado! Isabel Pantoja (62) sigue reinando en la isla, continúa llevando a la guillotina a concursantes que no le convienen, a esas pobres, paupérrimas almas, que están en la antípoda de su condición. La folclórica, que deja flasheados a sus compis con esos dientes profiden, va aniquilando a cuantos anestesia con su mirada. Hay que tener en cuenta que al concurso de Honduras le quedan escasas semanas y que, cuando asoma el atractivo olor de los 200.000 euros, aquí nadie conoce a nadie. Todos somos enemigos y esclavos del parné. Isabel no iba a ser menos.
Todo esto viene porque finalmente Violeta ha tenido que abandonar el concurso porque, oye tú, los médicos se lo han recomendado. Que como los recursos de España para tu vesícula, ningunos. No juegues con la salud, tonta, que no sabes lo importante que es. Y en esa vorágine de buenas palabras, la muchacha ha dicho adiós al borde del colapso. Claro, te meten el miedo y te dicen que "los médicos" lo han determinado así, y escuchas a tu madre decir que en España te pondrás bien, y dejas de oír la máquina de Moneda y Timbre. Ya, pequeñita, hecha una hormiga, te acojonas con la salud.
No crean que es fácil ser yo, ¡qué va! Tener tanto veneno dentro no es ni bueno. Pero atentos a este mensajito bondadoso que alguien de Mediaset me manda, no sin mala baba: "Sabes que nunca te cuento nada (ríete, anda), pero estamos en el ecuador del programa y hay mucho miedo de que alguien le haga sombra a Pantoja, que está dispuesta a no volver a abandonar. El final te lo dejo a ti".
Qué malas personas, Isabel, pululan por el mundo, ¿verdad? No me puedo creer que alguien piense, en su sano juicio, que has estropeado la vesícula de Violeta con tus propias manos. Se me aclara: "No, hombre, ¡qué cosas tienes! Piensa en el hombre con canas! Ajá, pese a lo tarde que es y ese vino peleón que bebí en la cena... ¡caigo en él, Paolo Vasile (66)!
Cómo fui tan torpe, ¡claro, quién si no él! El que manda y el que mueve los hilos en la sombra. Ese es el verdadero poder, el silencio y el que se halla agazapado. No confiéis en el ruedo, en la algarabía o en los unicornios de la boda de Pilar Rubio (41) y Sergio Ramos (33). Quien manda pisa suelo enmoquetado. ¿No sería posible que Paolo le estuviera quitando obstáculos en el camino a Pantoja? Mando un mensaje a quien bien lo sabe y a las 2:05 me llega esto: "Jesús, ya sabes, poca cosa, pero hay que saber leer: ¿no frenó tus anteriores espantadas?". Pues eso, a saber leer.
El caso es que, hablando de todo un poco, ha sido -hups, qué raro, ¿déjà vu?- la noche de Isabel Pantoja. La tía no se ha visto en otra, o sí. Resulta que junto a Omar Montes (30), su nuevo mejor amigo, ha recibido una emotiva carta que su hija Isa Pantoja (23) le dejó escondida en la isla en su visita de la semana pasada. Por si esto fuera poco, Dakota, por su cumpleaños, la ha elegido para ponerse las botas de comida. No sé, intuición, pero creo que Isabel ya no dirá de abandonar Supervivientes. Por verla, ¡hasta, córcholis, la veo más gorda de todo cuanto zampa!
Nominados: Dakota, Mónica y Fabio
Salvada: Violeta (antes de su expulsión)
Abandona por salud: Violeta
[Más información: Telecinco miente: Pantoja abandonó Supervivientes, pero no la dejaron irse, ¡la única verdad!]