Los Rápidos, Los Burros, luego El Último de la Fila para rematar con una brillante carrera en solitario. Manolo García (63 años) es uno de los artistas musicales con más trayectoria en nuestro país, pero hasta ahora no se había lanzado a hacer una gira 100% acústica. Ese reto es lo que ha llevado a García de nuevo a los escenarios poco después de haber finalizado el tour Geometría del rayo.
Este proyecto, bautizado como Acústico, acústico, provocó que el barcelonés visitara este miércoles El Hormiguero, para ser entrevistado por Pablo Motos (53), quien abordó la charla a través de un objeto con un toque vintage pero que vuelve a estar de actualidad. Nada más sentarse en la mesa del plató, el presentador del talk show se congratuló por haber recibido un disco en vinilo de Manolo García: "Vuelve el vinilo, es una gran noticia, pero, ¿es sólo para hacer colección?". Al respecto, el artista lo tiene muy claro: "En las tiendas va aumentando, para mí es la manera óptima de expresar música, hay graves y agudos".
La siguiente pregunta estaba relacionada directamente con su nueva gira y el concepto concreto de acústico. Para Manolo García es una experiencia más saludable: "Sales mejor de los oídos y los nervios, el roquero también lo paga, tienes que ir al médico". A pesar de esos posibles problemas, el que fuera líder de El Último de la Fila aseguró que "el año pasado acabé la gira y no quería volver a la rutina, me puse nostálgico. Me busqué una excusa, un acústico y ahí estoy".
Para García esa comunión que se produce con el público en cada concierto es espectacular. "Es un intercambio interesante. Hagas lo que hagas la energía se va. Obviamente en un concierto de 20.000 personas tienes que hacer más el mono, hacerte ver, es mucho trabajo para tú que eres una hormiga". Sin embargo, también reconoce, con un punto de guasa, que no le cuesta mucho recuperarse después de cada show: "Acaba el concierto, me ducho, me como un plátano y me voy a la discoteca. Eso o un aguacate. El arroz caldoso a las tres de la mañana hace que te vayas al after hour. No, ya en serio no voy a los after hour, tengo una vida monacal, zen total".
Peculiaridades
Como se puede comprobar en la profundidad conceptual de sus letras, Manolo García no es un artista corriente, ni tampoco una persona que se deje llevar por las modernidades. Por ejemplo, la tecnología no está entre sus prioridades. "No soy nada tecnológico, me da vacío existencial, me hace estar solo en el cosmos. Tengo un móvil al que doy vacaciones tres días a la semana. La gente que me llame tiene que esperar, casi todo puede esperar. Lo alterno entre cajón y martillazo, eso hace que me quedo muy tranquilo. No es una metáfora. El móvil es un plasta y yo soy muy torpe".
Mucho más cómodo se le ve sobre el escenario. Para muestra, la portada del álbum Todo es ahora en directo, en la que se puede ver al barcelonés llevado en volandas, literalmente, por el público. "Esto es deporte de riesgo, pero fíjate estoy feliz. Es una práctica hasta hace poco habitual, pero lo voy a dejar por aburrimiento", destacó. A colación de esto, Pablo Motos le gastó una broma preguntándole si le metían mano en esos momentos. Manolo García estuvo a la altura y bromeó asegurando que "claro, para eso lo hago".
Otro asunto trascendental en sus giras es el escenario. Motos quiso conocer de primera mano si era cierta la leyenda de que el propio García se encarga de construirlo: "Palo a palo no, pero las ideas sí. Luego tengo un amigo iluminador, y entre sus desvaríos y los míos tratamos de hacer un escenario singular. Hay partes del escenario, sobre todo en los últimos días del montaje, que sí me puedes ver clavando o pintando".
La entrevista, más corta que otras, dejó paso a las secciones de colaboradores habituales, como Cristina Pardo (41), que rescató algunos momentos poéticos de los políticos españoles; Jandro (42), con sus trucos de magia; y Marron (39), quien mostró algunos de sus experimentos científicos.
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