Hay ocasiones en las que se pierde de vista el significado original de algunas expresiones. De tanto utilizarlas, hay máximas que acaban entrando prácticamente en la categoría de tópicos, coletillas habituales en el lenguaje cotidiano que encajamos en muchas conversaciones con cierta ligereza. Valga como ejemplo la frase 'la salud es lo primero'. Se puede tener éxito a nivel profesional, empresarial o sentimental, pero sin ese pilar el resto de nuestro 'edificio' se vendría abajo.
En este sentido se entiende la experiencia de Patricia Pérez (45 años). A la gallega le iban las cosas rodadas. Había entrado en el mundo de la televisión de la mano del famoso Juego de la oca y después se marcha a Argentina para probar suerte en el mundo de la interpretación. Trabajo no le faltaba a la presentadora, pero de repente todo se torció: sufrió una anafilaxia que, como ella misma recuerda, "casi me manda al otro barrio". Sólo tenía 26 años.
Se puede decir que, dentro de la mala suerte, a Patricia Pérez le sonrió la diosa fortuna. La gallega recordaba en una entrevista que pudo contarlo gracias a la aparición en escena de Antonio Luján, un taxista que la recogió en plena calle cuando estaba inconsciente. Sufría un shock multiorgánico y tenía la cara desfigurada. Las intervenciones de Luján y de los médicos propiciaron que este episodio quedara en mera anécdota. El origen tan inocente y apetecible como increíble: una galleta.
Las pertinentes pruebas médicas detectaron que sufre alergia a los ácaros, al moho, a las nueces y a ciertos conservantes. Por eso, el consejo del especialista no pudo ser más contundente: no debía comer ningún alimento en crudo, que evitara los restaurantes y, sobre todo, que no comiera sola para que si se repetía algún episodio como el anteriormente descrito su vida no corriera peligro.
Problemas secundarios
La anafilaxia no impidió que Patricia Pérez continuara con su carrera profesional, de hecho poco después vivió uno de sus momentos álgidos a nivel mediático, al presentar junto a Víctor Sandoval (52) el espacio Mamma mía, en el que se trataba la actualidad del mundo del corazón. Esto no significaba que sus problemas de salud hubiesen quedado aparcados de forma definitiva, más bien al contrario. A pesar de cuidar su dieta de manera estricta, otro elemento inesperado comenzó a jugarla una mala pasada: el estrés.
En uno de sus libros publicados, Yo sí que como 2, revela que la tensión se tradujo en una alopecia areata, por la que empezó a perder pelo, una situación que afortunadamente fue pasajera pero que servía de nuevo como aviso: debía cuidar muchos aspectos de su vida, desde la alimentación hasta el descanso.
Por todo ello, mientras continuaba su carrera en la pequeña pantalla, decidió, de forma paralela, comenzar a formarse en el campo de la nutrición, empujada por la curiosidad de saber qué elementos introducimos en nuestro organismo y qué efectos tienen en él. Patricia Pérez predica con el ejemplo, y a través de la publicación de libros, de impartir charlas y de algunos programas de televisión trata ahora de inculcar a la sociedad que la alimentación es una fuente natural de bienestar y uno de los caminos para hallar la felicidad.
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