La mayoría de concursantes de Supervivientes suelen hacer un balance muy positivo de su paso por el reality. Al abandonar la isla, todos suelen hablar de su crecimiento personal, de la lección de vida que otorga el concurso, o de la experiencia única que supone. Sin embargo, algunos de los participantes también revelan las consecuencias más negativas de pasar tres meses en la isla: enfermedades, trastornos alimenticios y, en muchas ocasiones, secuelas psicológicas.
El último en hablar de este aspecto ha sido Albert Álvarez (30 años). El segundo finalista de Supervivientes 2019 ha concedido una entrevista a Lecturas en la que confiesa los problemas a los que se sigue enfrentando casi un mes después de su paso por el concurso.
El primero de ellos tiene que ver con la comida. El hambre que los supervivientes sufren durante su estancia en Honduras ha pasado factura al deportista. "Me guardaba comida en el bolsillo", afirma sobre sus primeros días en España, y añade: "A veces, aún tengo la necesidad de terminarme todo lo que tengo en el plato". Un problema que le ha generado una relación conflictiva con la comida: "En cuanto noto algo de hambre me entra ansiedad".
Sin embargo, no es la secuela más importante que sufre Albert. El extronista de Mujeres y Hombres y Viceversa revela que a su vuelta del Caribe tuvo que dormir en el suelo porque "no estaba cómodo en el colchón". Además de la ansiedad que le genera el volver a vivir entre cuatro paredes después de tres meses durmiendo al aire libre.
No es la primera vez que el pertiguista habla de las consecuencias de Supervivientes. Días después de su regreso a España, publicaba en Instagram una emotiva carta donde confesaba que poco a poco iba "asimilando todo" y explicaba cómo se iba adaptando al bullicio de la ciudad. En aquel momento también dio detalles sobre las secuelas a las que se estaba enfrentando: "Me despierto en medio de la noche y tardo varios segundos en reconocer mi propia habitación", comentaba.
A pesar de todo, el catalán no se arrepiente de su paso por Honduras, una experiencia que califica como una etapa más en su crecimiento personal y que, según confiesa, repetiría sin duda. Lo que no está tan claro es si Albert volvería a llevar la misma estrategia, ya que sigue convencido de que su enemistad pública con Isabel Pantoja en Honduras le perjudicó en el concurso.
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