Hace 11 días que la vida en Mediaset ya no es la misma, que simulan seguir igual, pero casi nada se mantiene en su sitio. El engranaje se ha fracturado y se ha instalado entre sus paredes esa quietud tan vasta como irreal que solo deja la tragedia. Miran hacia otro lado y se han prohibido hablar de lo que no se debe. Con el abrupto cese de emisión de Pasapalabra, algo se le fue a Telecinco, como diría la gran Rocío Jurado. En concreto, al jefe de entre los jefes, al Consejero Delegado del grupo, Paolo Vasile (66 años).
Ay, Paolo. De nada sirve revestirse de entereza engolada: ahora toca, cuando el Titanic comienza a ahogarse por sus plantas bajas, reconocerlo. Ha sido un error dejarlo ir. El formato era como un hijo, llevaba 12 años navegando en el éxito, emborrachado de rutina y seguridad. Era el valor seguro, nada fallaba en la parrilla televisiva desde las ocho de la tarde a las nueve y cinco. Pedro Piqueras, en Informativos, arrancaba sonriendo, sin miedos porque sabía que el share iba a portarse bien.
Todo venía rodado; mañana líder con la reina Ana Rosa (63), tarde imbatible con el buque insignia, Sálvame, un poquito de programa cultural y Piqueras como broche de oro y antesala de un Prime Time arrollador. ¿Qué podría fallar? Nada, hacia adelante, hacia adelante. El problema, Vasile, es que cuando las cosas no se hacen bien desde el principio, llegará un momento en que la realidad te dé caza y se imponga, cruda y descarnada. Esto es como los edificios, si no hay una base consistente ya puedes poner un techo bonito que todo está perdido. Ya sé que nada ni nadie es imprescindible, Paolo, que la vida siempre sigue, que habrá un día, fíjate lo que digo, que hasta termine Sálvame y Ana Rosa se jubile. Que sí, no es tan descabellado; llegará. Pero el caso es que Pasapalabra era Pasapalabra, ningún programa se le parecía. Y no solo eso, ¡dignificaba a la cadena, la revestía, le imprimía elegancia!
El único programa cultural que tenías, Vasile, ¡el único y encima arrasaba! ¿Por qué en 2007, cuando el formato cambió de Antena 3 a Telecinco no quisiste hacer las cosas bien con la productora inglesa ITV Global Entertainment, dueña de los derechos de explotación y emisión del formato y reclamante de los mismos en los últimos años?
Ojo, Dios me libre, no lo digo yo, sino el Tribunal Supremo. Amén, pues. Insisto, ¿por qué?. Pero a aquella suerte de soberbia -hay quien la califica así- se debe la actual situación del concurso y, qué duro, el hecho de que Christian Gálvez esté en el paro. Con esto no quiero herir sensibilidades, pero piensa en las consecuencias, por favor.
¿Y qué solución tomaste el pasado día 1 de octubre? El 2 ya no habría programa, ¿qué hiciste con ese hueco? ¡Alargar una hora más Sálvame! La versión Banana ingeniosa es, pero... ¿de verdad? ¿En qué estabas pensando cuando hiciste eso? ¡La gente amante del formato se te echó encima y con razón! ¿Cómo te atreves a cambiar un espacio como Pasapalabra por Sálvame? A ver si te das cuenta de que la gente quiere cultura, espacios que ejerciten la mente, que nutran, que enseñen, y no más entretenimiento ni telerrealidad. Ya sé que algunos me van a decir que esa hora se salda de sobra con audiencias buenas, pero yo voy más allá: ¡es injusto!
A la larga estamos de acuerdo en que la gente ve lo que le ponen, no lo que quiere. Cada día soy más de esa opinión, pero al público hay que mimarlo, quererlo, retenerlo, respetarlo. Y esos millones de espectadores que seguían fervientemente Pasapalabra no se merecen que se les ponga Sálvame. Y como también habrás podido comprobar, Paolo, los Informativos de Pedro Piqueras ya no arrancan con el mismo vigor en forma de audiencia. Creo que estás a tiempo de arreglar las cosas. Me despido lanzándote una pregunta: si pudieras volver a 2007, ¿obrarías igual?
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