Siempre que visita un programa televisivo deja muchos titulares, una máxima que crece de forma exponencial cuando el plató que pisa es el de El Hormiguero. Enrique San Francisco (64 años) estuvo este lunes junto a su amigo Pablo Motos (54) para hablar de muchos temas desde su condición de invitado platino. Su primera condición: tener cerveza en la jarra en lugar de agua.
Las conversaciones surrealistas no habían hecho más que comenzar y Motos reprochó a su invitado que llevara toda la semana llamándole sin éxito. “Me llamas por WhatsApp para ahorrarte dinero”, contraatacó el humorista quien asegura tener una agenda complicada: “Un día de mi vida puede variar mucho”, explicó antes de negar que se esté dejando barba. La culpa de su aspecto desaliñado la tenía, cómo no, el talk show de Antena 3: “No, porque no tenéis cuchillas de última generación, es preferible afeitarse con una guadaña. Me sale barba rara porque soy barbilampiño, son pelos desagradables”.
Lo que tampoco varió, aparte del humor, respecto a su última visita fueron los regalos realizados por Pablo Motos. El primero de ellos, una navaja. “¿Sabes que las colecciono?” preguntó San Francisco. Para el presentador de El Hormiguero la duda era saber si tenía todas las que le había regalado o las había perdido: “Debes tener más que Curro Jiménez”. “No, las guardo. Es una navaja normal, no lleva nada. El misterio está en el metal y en la calidad”, destacó el madrileño.
Al margen de departir sobre la vida en general, la visita del cómico se debía a la presentación de su nuevo espectáculo teatral: ‘Pesadilla en la comedia’. “La dirección no es muy complicada, no hay que ser un genio, pero echo mucho de menos los monólogos que tú me escribías, son los mejores que he hecho. Era un humor muy inteligente, pero imagino que ahora no estás para esto”, le espetó San Francisco a Motos.
A su manera
En relación a los monólogos y a su experiencia en El club de la comedia, Pablo Motos alabó el nivel que daba San Francisco en sus actuaciones, aunque en ocasiones hiciera las cosas de una manera enrevesada, empezando un texto por el final. “Me había metido en un jardín, no sé cómo, pero al final salí de allí. Eso era un puzle lo que hice, incluso repetí algún párrafo”, recordó el actor.
Para Enrique San Francisco, nunca es un buen momento para escribir obras teatrales o textos humorísticos. “Que yo no escribo, ni temprano, ni por la tarde. Doy ideas y luego gente con la paciencia que no tengo se dedica a escribirlo”, matizó, antes de explicar que en su nueva obra hace de crítico gastronómico, aunque no tenga ni idea de cocina, como le reprochó Pablo Motos.
Sin salir de los hábitos culinarios, Motos quiso saber si su invitado come todos los días a la misma hora o si desayuna siempre lo mismo. “Si hiciera caso a todo lo que me pide el cuerpo no habría dinero para pagarlo. Hay veces que como incluso una vez al día, pero como mucho”, argumentó.
Sobre ese guirigay de horarios, Pablo Motos quiso que el cómico le confirmara si era verdad que en las últimas elecciones no había ido a votar por haberse quedado a dormir. No hubo margen para las dudas: “Estuve durmiendo hasta las ocho, había tenido una noche turbia. Me iban a regalar un camión que es un despertador, no funcionó, tengo tendencia a adaptarlo, digo que me quedo tres minutos más y eso se convierte en un caos, esos tres minutos es lo que hace que llegues tarde”, se excusó.
Después de recibir el segundo regalo de la noche, unos auriculares, Enrique San Francisco vendió su obra de teatro para “no tener que seguir pidiendo dinero a Pablo Motos”. “Creo que lo vais a pasar bien. Si hay una virtud que tengo es que soy una persona divertida. Como tú, Pablo, eres muy divertido y por eso te quiero mucho”. En ese instante, el presentador de El Hormiguero tomó el testigo para comentar que “cuando vas a ver un espectáculo de Enrique San Francisco no sabes lo que va a pasar”. “Yo tampoco lo sé”, completó el invitado.
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