Galindo: el entrañable marciano que nunca madrugó
-Martí Galindo i Girol (Barcelona, 1937) falleció en Barcelona el 3 de marzo.
-Actor, trabajó en teatro hasta saltar a la fama en 1997, ya con 60 años, como colaborador de Crónicas Marcianas. Tenía un papel entrañable, aportando locuacidad, reconocible por un aspecto y estatura de niño. Participó en el programa sus cinco primeros años de emisión. Después, se jubiló y sólo se dejó ver en contadas entrevistas.
-Recibió en 1998 un TP de Oro como personaje revelación de la televisión.
-Su vida personal siempre fue un secreto. Apenas se conoce, porque lo reveló él mismo, que pesó 1,7 kilos al nacer. "Nadie daba un duro por mí", confesó.
Para recordar
Gestmusic Endemol, productora del programa, dado el gradual descenso de la audiencia, decidió darle algunos giros al espacio y, entre esos quiebros, prescindieron de Galindo, que por entonces tenía 65 años y, parece, salía más rentable fuera que dentro. Después de este revés profesional, se retiró del mundo del espectáculo sin demasiado ruido. Con elegancia, se plegó.
Desde entonces hizo vida en Barcelona, como buen jubilado dorado, dedicándose a la vida contemplativa y a diluirse en las cosas que más le apasionaban: el teatro, la música y la ópera. Desde que cerró etapa en Telecinco, fueron escasísimas las ocasiones en que relajó el celo para comparecer mediáticamente.
En una entrevista en 2015 en La ventana de la Cadena SER, Galindo se reencontró con Javier Sardá. Maestro y alumno. O alumno y maestro. Dijo que seguía siendo un hombre de la noche y que, por favor, nadie le hiciera madrugar: "Yo soy un noctámbulo, sigo yéndome a dormir tarde, como cuando trabajaba en Crónicas o haciendo teatro. Entonces veo algunas series o el Canal 24 Horas... que siempre hablan mal de Cataluña, pero bueno…"
En ese mismo encuentro, Sardá destripó cómo surgió la magistral colaboración de Galindo y el arduo trabajo que desempeñó para convencerlo: "Llamé a mi hermana (Rosa María Sardá) y le pregunté: '¿Tú crees que a Galindo le interesaría ser un marcianito pequeño dentro de nuestro contexto de marcianos?'. Entonces, Rosa me dijo: '¿Quieres hacer el favor de llamarle, inmediatamente?'. Le llamé para quedar y me dijo textualmente: 'Bueno, pero que no sea muy temprano por la mañana…'"