Ay, el amor. Ay, el penar. ¡Qué leche! La agonía, ¡ay ella! El no saber, el vivir a ciegas. A tientas, a sensaciones. Yo es que sufro mucho, pero, ojo, solo cuando veo a seres indefensos batallando contra eso tan complejo como son los sentimientos. ¡Y con vendas en los ojos! Se entiende, los auténticos, los que no conocen de fecha de caducidad. Porque, miren ustedes, ¿qué es el amor? ¡Un sufrimiento! Que se lo digan a Christofer. La isla de las tentaciones lo está haciendo envejecer.
La tentación que no duerme, que palpita entre penumbras. ¡Entiende de tantas formas! Nunca le llega la verdad, siempre se escapa en vídeos a medio gas. Reconozco que me está costando pillarle el punto al nuevo reality. ¿Por qué no le ponen los vídeos definitivos de Fani? ¿Por qué se andan con chiquitas? ¡No se lo merece!
A mí me ha hundido el corazón el pobre Christofer. Siempre esperando, siempre justificando, siempre diciendo que aquello, mala gente, nunca fue como se contó. Fani es buena, Fani es bondadosa, Fani es... Silencio. Ella es una mujer a la que le gusta gustar, ¡que no es nada malo! ¡Dios me libre! Nunca diría tamaña cosa, porque iría en contra de mis principios. Vivo y defiendo la libertad, pero, agárrense los machos, que llega ese embudo que asfixia a unos y hace chapotear a otros: "Sabía que bailaría con otra persona (Fani se refiere a Christofer)"; "Se le ha ido un poco de las manos"; "Se va a liar con otra"; "Yo he estado ciega". Esas han sido solo algunas de sus manifestaciones.
Y yo, ante todo, Altísimo, qué me pregunto. Qué rezo, qué digo, cuando hemos visto lo que hemos visto. Esas imágenes que, de tan fuertes, el programa se las reserva como munición. ¡Cuánto no habrá ahí constreñido, vedado! Qué pecado, Padre Nuestro mediante, no se habrá practicado! Yo ya me lo imagino, flagélame: esa Fani en la cama con ese adonis llamado Rubén. Esa manzana en blanco y negro. Hups, esa ropa interior juguetona. El gemido casi orgásmico que venía a simbolizar voz con un disfrutón "me vas a llevar por el camino de la amargura". Ay, me cuentan que hay escenas muy subiditas de tono que siguen en un cajón. ¿Con qué objetivo? Y Christofer sin saberlo. ¿Hay derecho? ¿Ustedes creen que es justa tanta espera? Porque yo creo que no.
Todos, hasta los que nos merecemos ser cornudos, ¡hasta los que podemos soportarlos con más estoicismo!, merecemos una explicación. Porque ni una sola convulsión se merece Christofer, ni para bien ni para mal. ¿Es que somos animales? -Perdón- Este chico debe saber la verdad ¡y tomar decisiones! Una amiga de Lavapiés me escribe a la 1:43 horas: "Si la cornuda fuera una mujer, ¿qué pasaría?". Pues eso, reflexionen. Todo, en su justo orden para no matarnos unos a otros. A ver, no se puede decir que Fani haya ocultado nada. Ahí, su frase cumbre: "Me apetece besarlo (a Rubén), ¿qué hago? De momento, no me puedo contener". Dice que va cuesta abajo y sin frenos, que no se va a frenar, "y si nos apetece meternos en la cama, lo haremos". Claro que sí, mujer, tú no te cortes.
Tanto cambió la situación que Christofer aseveró, entre bambalinas: "Se le está yendo de las manos. Quiero verle el tono de voz". Y cuando la ve cimbrear la cadera en plena diversión, suelta herido, cuasi de muerte, él: "No la conozco, eso no lo ha hecho nunca. Ni me tiene respeto". Juro que se me achica el corazón, el alma cuando lo veo -ciego de ira, de amor, de posesión, de nervio- caminar a tientas, y sin tino, por la playa en busca de Fani después de ver las imágenes de su deslealtad... Ay, Christofer. Representas tanto... y a tantos.
Más, más. ¿Qué os digo de mi Ismael? El músculo hecho sentimiento. Que se conserve en mármol y que nunca pierda para mí esa sonrisa al bies a la par que simplona con la que consigue que te arrodilles a sus pies. ¡Y esa belleza de niño peluchín! ¿Ustedes no le darían arropo en noche de tormenta? Seguimos con La Isla: detesto a Gonzalo; Fiama me da repelús -cuidao con ella-; Álex es un flipao de medio pelo; José, un tipo enamoradísimo -cuya pareja le pesa más que frescor lo da-. Los demás, féminas u hombres, agárrense: no están aquí porque no interesan. Adelina, estás haciendo méritos. Susana, no decepcionas en tu frialdad; y Andrea, calcula bien tus pasos, puede que un tropiezo mal dado dé al garete con tus intereses. Permites que Óscar te diga "princesa" y ya ha estado en tu cama, ¡aunque solo sentado!. La semana que viene, más y mejor.
[Más información: Rubén, el concursante de 'La isla de las tentaciones', es un gigoló de lujo: cobra 400 euros la hora]