Cada día pienso más que Operación Triunfo 2020 se parece a Gran Hermano. ¡Que los primeros copian a los segundos! Sí, no es tan descabellado. Siéntense y analícenlo. ¿Qué diferencia hay? Es una casa, un reciento, o llámalo como quieras, en el que se hacinan personas con más o menos arte, con más o menos afín -de diversa índole- con las que se debe competir y convivir durante un tiempo. ¿Ven? Lo mismo es. Porque no me negarán que antes había una digna distancia entre un concurso y otro: uno ponía sus tripas a pasear y el otro, ¡menuda ignominia!, se dedicaba a cantar. A trabajar, a soltar arte a borbotones.
Nada de pasiones bajas, mire usted. ¡Que somos La 1, que somos lo público! Que debemos dar ejemplo. Lo que nosotros trabajamos es arte. Es voz, es torrente. ¡Cómo han cambiado las cosas, eh! Hoy todo se mezcla con todo; lo bajuno con lo fatuo -porque para mí OT, discúlpenme, nunca fue un espacio de culto ni nada excesivamente modélico-, ¡eah, todo en bacanal! Por eso hemos continuado viendo broncas absurdas, pueriles, a las que se les otorga importancia de Estado... Jesús, ay, pobre de ti. Les pongo en situación.
Esos rizos, esa mirada, esa inocencia. ¡Cómo han sido contigo! Fue durante un pase de micros, al más puro estilo drag, mediante el cual, con la ayuda de sus compañeras, se produjo un momento digno de ver que también estuvo acompañado por una gran reflexión: el deseo de todos los participantes de ser abiertos y tolerantes. ¡Como si para eso se tuviera uno que preparar! Pero, bueno, la intención queda. El problema vino cuando no a todos los concursantes de la edición les sentó bien ver a sus compañeros de esa guisa. ¡Vestidos de mujer! Menudo escándalo, tú, menuda blasfemia! Nótese la ironía. Pero, ¡qué aquelarre era aquel!
¿Que de dónde viene este escándalo?, se preguntarán ustedes. Pues del momento en que el concursante Jesús les dedicó comentarios como "me dáis asco" o "¡soy el único macho de la casa!" a aquellos drags venidos a menos, mostrando que no estaba a favor de que sus compañeros se vistiesen con ropa de mujer. A ver, a ver, pongamos orden en el gallinero. Ey, allí, que se callen, coño. Este tema es muy delicado, de verdad que sí. ¿Hasta qué punto Jesús dijo aquello con intención peyorativa? ¡Orden! De los que me leen, por favor, que levanten la mano -bah, estén donde estén; no sean tímidos- quienes no hayan pronunciado algo similar en una reunión desenfadada, o la hayan escuchado de un segundo o tercero? ¿Eso le otorga a la persona esa etiqueta tan pesada? ¿De verdad funcionamos así? ¡Eso es una caza de brujas! ¿En busca de audiencia, de share?
Diré que a la frase "me dáis asco" me cuesta encontrarle un tono de camaradería y broma, pero a la de "soy el único macho de la casa", sí. Esa está muy manida, perdónenme. Ojo, no digo justificada o correcta. Pero, hombre, relajemos esfínteres. El otro día escuché una frase en la radio muy potente: "El verdadero machista no es el que lo dice con palabras, sino el que lo practica". Hay mucha diferencia y deberíamos cuidar el verbo y la forma, porque se hace mucho daño. Estoy convencido de que Jesús no lo dijo con mala intención. Y esto me cabrea sobremanera; mientras el foco se detiene en Jesús... ay, pasan tantas y tantas cosas.
Pese a que Jesús no hizo más que repetir que no buscaba ofender a nadie con aquellas feas frases, y que es una persona tolerante, Noemí Galera tuvo otro punto de vista y creyó que el comportamiento del concursante no fue el adecuado: "Para mí este no es el espíritu de este programa [...] Si hubiéramos detectado antes esta parte de ti, no estarías aquí", aseveró. Decir que el papel de ella fue el que tuvo que ser, pero no no volvamos locos. Insisto, miren para otro lado: en esa dirección, a veces, está el problema.
"Ayer no era mi momento, yo estaba encerrado componiéndole una canción a mi madre y se montó un alboroto que me cortó toda la inspiración. Me habían cortado el rollo, Noemí. Mi cara era de disgusto conmigo mismo", fue la excusa que el concursante ha dado a la directora del programa ante su nefasto comportamiento. Un argumento que Noemí pasó por alto, centrándose en animar a Jesús, pero que las redes sociales no aceptaron. Y es que, parece ser que los espectadores no creen ni que el concursante estuviese de broma al criticar a sus compañeros ni que sea una persona tolerante y feminista.
Ya saben, ¡las redes! "Yo en mi vida he pensado nada antes de hacerlo. Siempre he sido de actuar y luego pensar. Pero me ha dado con la realidad de frente. A partir de ahora, voy a pensar las cosas antes de decirlas", ha dicho Jesús. ¿Nos quedamos con eso, por favor? Vale, no es una frase muy contundente, pero, cáspitas, al menos reflexiva.
El otro día me llegó un mensaje que decía: "Las redes son como ese compañero al que no le caes bien y cree que todo en ti es mentira o como esa cuñada que te tiene cuatro velas negras puestas". Pues eso, que todo pasa en esta vida. Que no creo que Jesús sea un tipo malo, ni machistas, ni homófobo. Lo que pasa es que la sociedad también es demasiado sensible, que Andalucía nunca jugó en la liga adecuada. Yo sé lo que me digo, pero, por favor, dejen a Jesús con su concurso. Y como sucede con GH, digo lo mismo: ay si a todos nos pusieran una cámara en directo las 24 horas del día, ¿eh? Pues entonces. Chitón en la boca. Ah, por cierto, cierro con una de las polémicas de la noche: los fallos de sonido de la gala. ¿Nadie pondrá solución?
Expulsada: Ariadna
Nominados: Eli y Rafa
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