Este martes 3 de marzo es un día muy especial para la cadena de Telecinco: cumple 30 años de emisión y, para tal magno día, los diferentes programas de la cadena han modificado su habitual parrilla televisiva para celebrar y recordar, para volver al pasado. Ha sido el caso de El programa de Ana Rosa, que durante su franja de crónica social ha recibido una emotiva y significativa visita, la de María Teresa Campos (78 años).
La mítica presentadora ha recordado su dilatada trayectoria, sobre todo en la cadena de Fuencarral, como la comunicadora que precedió a Ana Rosa Quintana (64) con su Día a día. La malagueña ha llegado muy animosa al plató de Telecinco y ha abordado su faceta polifacética: "Yo siempre he dicho que he hecho varias cosas, hice Arte Dramático, y teatro en Málaga. Yo me sentí periodista, pero me sentía artista también. Mi madre me decía que yo me había equivocado de carrera. Hacía de todo un poco".
Los recuerdos, como no podía ser de otra forma, se le agolpan a la comunicadora: "Tengo más recuerdos del último día aquí y en TVE que del primero. Cuando me fui de TVE para aquí me prohibieron que lo dijera. Y, claro, como siempre cantábamos la canción 'Cómo han pasado los años'... Yo, que soy de lágrima fácil, lloraba y nadie sabía por qué lloraba hasta que se enteraron".
Con respecto a la despedida de Telecinco -en ese impasse que vivió en Antena 3-, Teresa se emociona: "Y luego aquí, después de ocho años... Me fui sin quererme ir, tan mal estaba yo ese día que en la mesa del debate político me levanté al baño y decía 'tengo una cosa aquí'. Un compañero me dijo que era un herpes. Fue horroroso, porque me tuve que ir a Antena 3 con eso". En ese momento, Quintana se ha interesado por los motivos de esa salida tan abrupta.
María Teresa reflexiona: "A veces yo no he cogido las riendas de mi vida, me han dado miedo los negocios, se me ofreció la producción y me daba miedo. Para eso soy tonta, yo los quiero a todos, son mi familia". Y echando la vista atrás, bucea por algunos momentos épicos en su programa Día a día: "Me gustó mucho el tendedero que hice con Rocío Carrasco (42). Ahí metíamos muchas cosas. Recuerdo cómo yo le decía a Rocío 'me gusta la Jurado' y ella me respondía 'yo soy más de la Pantoja'. Además, me reconfortó mucho hacer la mesa política aquí, que en TVE no pude hacer".
Teresa ha defendido la 'mesa camilla' y el contenido del corazón: "Siempre he odiado que llamen a las mujeres marujas. A Jesús Hermida nunca le dijeron maruja, pero cuando tú haces lo mismo, te lo dicen. Ese término me tira para atrás, es despectivo y no agradece el trabajo de las mujeres en su casa".
De esa etapa, a Campos le parece imposible no recordar a Paco Valladares: "Echo de menos a quien hace años que ya no está, a Paco Valladares. Era como mi marido". Y ahora, ¿qué proyectos quedan por hacer? Ella se mantiene cauta: "Los proyectos mientras que no se firman no son nada. Tengo dos cosas que me gustan, esta es una semana importante. Yo no me retiro, comprendo que tengo edad, pero a mí me llena mucho la vida tener algo que hacer. Desde los 15 años he hecho cosas, y sentada en un sillón me da el coronavirus".
Reconoce que es una mujer muy madrugadora: "Empiezo a desayunar contigo, pero a las seis me despierto y veo cosas. Cuando me dejan contigo, les digo que me suban el desayuno con el carrito". Anímicamente, ¿cómo se encuentra? El nombre de Edmundo Arrocet (70) sobrevuela la entrevista: "Todavía estoy un poco rara, no he cerrado el círculo. Me digo 'qué me ha pasado, por qué me ha pasado, por qué tal mal todo'". Uno de los mejores momentos ha sido cuando la presentadora ha hablado de Málaga -ciudad a la que últimamente viaja mucho el cómico- y ha asegurado: "Me duele Málaga porque de Málaga soy yo y a veces el corazón me duele. No es solo mía, es de los malagueños....".
Y cuando se le pregunta si se refiere a Bigote, ella responde: "No sé a quién te refieres. Eso no lo podemos hacer porque no está bien. Me gusta que se trate bien a la gente de Málaga. Tengo una casa estupenda que quiero ir hace días. Estoy a la espera de una serie de cosas y no me puedo mover de aquí a consecuencia de eso". Niega estar "de momento" de nuevo ilusionada y focaliza toda su energía en volver al trabajo "para poder pagar el alquiler de mi nueva casa". Sea como fuere, se ha tratado de una visita muy especial que ha recordado a otros épicos 'cara a cara' entre las que un día fueron llamadas 'reinas de las mañanas'. María Teresa se ha despedido, emocionada, de Ana Rosa: "Ana, te quiero, te respeto y te admiro, y te agradezco de que me hayas llamado".
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