Entrevistas por Skype y mucho vídeo: así fue el primer 'Hormiguero' reinventado por el coronavirus
El programa ha creado un nuevo formato con menos personal de producción, más contenido tecnológico y por supuesto, sin público.
24 marzo, 2020 10:34Noticias relacionadas
Una semana. Eso es lo que ha durado el paro forzoso de El Hormiguero por el estado de alarma decretado por el coronavirus. El mismo Pablo Motos (54) contaba en el programa Espejo público que habían dado una vuelta al talk show para tratar de que la gente siga teniendo ese espacio de desconexión con la dura realidad que afronta nuestro país. Además, Motos explicó que el paréntesis que se habían tomado respondía al hecho de que cada programa "conlleva la participación de unas 200 personas" y eso suponía ponerles en riesgo a todos.
A pesar de todas estas trabas, El Hormiguero volvía este lunes a la parrilla y lo hacía de un modo peculiar, aunque lejos de las especulaciones, Pablo Motos estaba en el plató habitual y no en su casa. Los invitados, dos habituales. Uno, Miguel Ángel Revilla (77) iba a estar la semana pasada en este espacio, pero la cancelación lo impidió. El otro se encontraba a muchos más kilómetros de distancia: Alejandro Sanz (51).
Pero antes de todo eso, Motos quiso marcarse un monólogo sobre la situación que estamos atravesando en España y las razones por las que El Hormiguero volvía a su cita con la audiencia: "Queremos ser un oasis en el área de shock en el que estamos todos, como si hubiéramos sintonizado la misma emisora de radio, estamos esperando a que todo pase, y no va a ser tan rápido. El mundo, tal y como lo conocemos, ya no es así. Todo ha cambiado, debemos bajar las expectativas sobre muchas cosas, como el dinero. Habrá que centrarnos en el presente. Meteos esto en la cabeza, pensar en el futuro te crea más angustia y eso te quita energía. Tenemos toneladas de buenas noticias".
Lista de consejos
Tras la vuelta del corte publicitario, Motos confesó que, en medio de esta situación, "he empezado a escribir un diario personal para recordar todo lo que siento para volver a leerlo dentro de un año. Lo primero que hice fue apuntar las cosas positivas que va a tener este periodo y me salieron muchas. Una es aprender cosas de nosotros mismos, que es lo que pasa cuando tienes tiempo sin hacer nada. Otra es aprender a cocinar, ahora por ejemplo me salen muy bien las ensaladas. Otra cosa buena: se ha disparado la empatía, te caen bien los vecinos, cuando antes ni los mirabas. Se piensa en no contagiarse, pero también en no contagiar a los demás. Otro punto, los sanitarios también tienen miedo, pero se han hecho la pregunta de quién quieres ser en esta crisis. El miedo no consiste en no tenerlo, sino en no dejar que te atraviese y te paralice. Otra cosa positiva es que el coronavirus está dejando en evidencia todo lo que es falso, algunos políticos, los haters, aquellas cosas que te preocupaban hace unas semanas… También el humor se va a poner por delante de muchas cosas".
Después de la enumeración, el presentador de El Hormiguero contó una anécdota casera:
"Mi mujer me dijo que me quitara el chándal que me empezaba a parecer a Nicolás Maduro". Me iba a enfadar, pero nos dio un gran ataque de risa, el primero desde que empezó la crisis del coronavirus. Luego hablé con mi socio, Jorge Salvador, y vimos todo lo mal que iba a salir este programa. Al acabar la llamada todo seguía mal, pero nos habíamos reído tanto que estaba recargado de energía. Mientras llegue la vacuna para el coronavirus, el mejor medicamento somos nosotros".
La vacuna somos todos #QuédateEnCasaEH1 pic.twitter.com/NrjenE2XOL
— El Hormiguero (@El_Hormiguero) March 23, 2020
Después de esta larga introducción, Pablo Motos dio paso al comienzo del programa, contando algunas novedades. La primera, una selección de vídeos gestionada por Millán Salcedo (64) y, la otra, una sección de ejercicios para esta etapa de confinamiento, con la respiración en el foco para gestionar la ansiedad.
Mientras llegaban las entrevistas, Luis Piedrahita (43), El Monaguillo (46) y Marron (40) contaron cuáles eran los mejores momentos del día dentro de este contexto. La ducha o los famosos paseos al perro fueron de lo más comentado.
La tecnología como recurso
Primero fue Miguel Ángel Revilla, que hizo un análisis político y económico de la crisis del coronavirus, el que pasó por el nuevo formato de entrevista. Las recomendaciones están por encima de todo y el presidente cántabro compareció a través de una videollamada vía Skype, entre algunos problemas técnicos, algo a lo que los telespectadores ya se están acostumbrando en los últimos días.
Como era de esperar, Revilla consumió una buena parte del tiempo con su particular punto de vista, copando bastantes minutos en pantalla y dejando la entrevista con Alejandro Sanz reduciendo a la mínima expresión, quien se lo tomó con mucho humor: "Estoy preocupado porque sabía que iba detrás de Revilla y me temía que iba para largo, así que me he puesto el pijama y todo".
El artista madrileño tuvo una pequeña alegría antes de someterse a la cuarentena: "Estuve con mis hijos, me pilló todo esto de gira, pasé un tiempo con ellos, pero estoy de vuelta en Madrid y ahora trato de estar al pie del cañón y entretener a la gente. Realmente creo que es muy importante ser serio en las cosas que hay que ser serios, pero también mandar un mensaje de esperanza. La gente se está completando de una manera ejemplar", comentó.
"La risa es medicina. Hay que cambiar esto y la música tiene mucho que ver en cómo cambias el ánimo, te lleva a otro sitio, te hace un viaje en el tiempo como ninguna otra cosa", valoró Pablo Motos. Para Alejandro Sanz "vivimos todo con mucha más intensidad, tenemos más tiempo para apreciar las cosas. Nos hemos dado cuenta de cómo nos necesitamos unos a otros, es un mensaje bonito, optimista".
En medio de la conversación, Motos dio paso a una canción improvisada que ha hecho Alejandro Sanz en estos días. "Me hubiera gustado arreglarlo, pero tiene la magia del momento, es más honesto sacarlo así", remató el artista.
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