Esta semana su nombre ha vuelto a ser sinónimo de noticias. Corren tiempos agridulces para Laura Matamoros (27 años), a quien le ha supuesto un impacto anímico el hecho de que Madrid continúe en la fase 0 de la desescalada, aunque, a cambio, la influencer tiene un motivo para sonreír: su reconciliación con el chef Benji Aparicio (30).
Sin embargo, en este artículo no abordamos la situación sentimental de la hija de Kiko Matamoros (63), ni siquiera un hecho que sea especialmente novedoso, aunque no por ello menos importante. Como a cualquier ciudadano, la salud es un aspecto que le preocupa a Laura Matamoros, especialmente desde que le diagnosticaron asma. Esta afección es bastante conocida, de hecho, se calcula que en los países industrializados la sufren un 5 por ciento de las personas adultas y un 10 por ciento de los niños y adolescentes.
Como en el caso de la influencer, muchos de los pacientes que sufren esta enfermedad crónica la conocen al ponerse en manos de un alergólogo. Actualmente, esta ya es la segunda causa por la que se hacen visitas a este tipo de especialistas. Opresión en el pecho, sibilancias (silbidos en las vías respiratorias), dificultad para respirar o tos son algunos de los síntomas que padecen los asmáticos.
Aunque no existe un tratamiento curativo para el asma, sí que hay varios tratamientos que facilitan su control. El uso de inhaladores, bien sea de forma preventiva o como herramienta de rescate ante posibles crisis, dispositivos como los espaciadores, nebulizadores y algunos medicamentos como pastillas que contengan esteroides se han mostrado eficaces en este sentido.
Una de cal y otra de arena
Teniendo en cuenta todos esos factores anteriormente comentados y con una revisión adecuada, los asmáticos pueden desarrollar una vida perfectamente normal. En el caso de Laura Matamoros, por ejemplo, no impidió que participara en un reality tan exigente desde el punto de vista físico como Supervivientes, concretamente en la edición de 2017.
Curiosamente, en Honduras coincidió con Alba Carrillo (33), quien también padece asma. Eso sí, la gran diferencia entre ambas es que la modelo sí usó este problema de salud como excusa para tratar de eludir algunas labores, llegando incluso a protagonizar una acalorada y sonada discusión con Gloria Camila Ortega (25). Finalmente, tanto Alba como Laura Matamoros resistieron hasta el último día, siendo finalistas del concurso.
Volviendo al presente, lo que no pierde de vista la hija de Kiko Matamoros es que como asmática está incluida en la población de riesgo que pueda contraer el Covid-19. Quizás ese fuera el motivo que le llevó a ir a un hospital privado para hacerse el deseado test, una prueba que no ha llegado a toda la población, incluidos profesionales sanitarios que están expuestos a la pandemia del coronavirus.
Polémicas al margen, Matamoros contó a través de su cuenta de Instagram: "He ido a hacerme el test del Covid-19 por los síntomas que tuve a principio de marzo. Realmente lo he pasado". En unas stories daba más información al respecto: "He generado anticuerpos que eso es súper importante. Esto es como si te tocase la lotería porque generar anticuerpos significa que lo has pasado y que supuestamente no lo puedes pasar", valoraba.
Toda esta información generó una avalancha de críticas en las redes, aunque la influencer también ha vivido la otra cara de la moneda, la de los reconocimientos por los cuidados que está llevando a cabo con su hermano Diego (34), quien también ha padecido los efectos del coronavirus, una enfermedad que parece haberse cebado especialmente con esta familia, dado que Anita Matamoros (20) también reconoció haber padecido los mismos síntomas después de haber viajado a Milán, uno de los principales focos de la pandemia.
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