Rosa María Sardá fallecía este jueves a los 78 años dejando un gran vacío en la escena española y en las vidas de quienes la querían y la veneraban. La vida de la actriz se apagaba tras seis años batallando contra al cáncer, una guerra que ella, siempre sincera y sin remilgos a la hora de posicionarse en todos los ámbitos de la vida, consideró perdida de antemano.
La ganadora de dos premios Goya mostró su visión más cruda del cáncer en su última entrevista televisiva. Tuvo lugar en abril de este mismo año, en el programa Lo de Évole, en el que la actriz catalana y Jordi Évole (45) charlaron por videoconferencia sobre el confinamiento, la situación política y, cómo no, la enfermedad que llevaba años mermando la vitalidad de Sardá.
A sus 78 años, Rosa María no tuvo tapujos a la hora de expresar, lejos de edulcorados estereotipos, que no estaba en el mejor momento de su vida: "A los 78 años no se está en el mejor momento de la vida, ¿no?", reflexionaba. "Estoy enferma, tengo un cáncer, pero no saben dónde lo tengo y se lo inventan", afirmaba sobre los medios que hablaban de su enfermedad.
El presentador preguntaba por el tiempo que llevaba "luchando" contra el cáncer, ante lo que Sardá respondía con rotundidad: "No se lucha contra el cáncer, es invencible. Es una cuestión de que los que se ocupan de ti tengan más o menos tino al programar unas ciertas medicaciones, pero el cáncer siempre gana". Sorprendido, Évole se resistía a aceptar esa pesimista visión, pero la actriz lo tenía claro: "Bueno, tú mismo", aseveraba esbozando una sonrisa.
Tristemente, poco más de un mes después de emitirse esa entrevista, Rosa María Sardá sumaba una víctima más a la lista de 'victorias' de esa terrible enfermedad, un final que parece que ella tenía más asimilado que cualquiera de los que hoy lloran su muerte.
Tras el fallecimiento, el programa de La Sexta publicaba un fragmento inédito de aquella entrevista que entonces decidieron no emitir. En el vídeo, la gran dama de la escena española aseguraba que "la gente no está preparada para la muerte", añadiendo que "morirse es una consecuencia de estar vivo, hay culturas donde se prepara a la gente para eso y aquí no".
La cuenta oficial del espacio en Twitter desvelaba este fragmento acompañado de un emotivo mensaje para la actriz: "Tenías razón, Rosa María. No estábamos preparados para que te fueras".
Su cruda visión
Además de hablar de su enfermedad, Rosa María Sardá también analizó la situación actual desde el mismo prisma poco alentador. "¿Saldremos mejores de todo esto? No, lo siento", sentenció en referencia a la crisis del coronavirus. "Seguirán vendiendo armas, seguirá existiendo la explotación del hombre por el hombre, seguiremos recibiendo pateras de gente que no quiere nadie, seguirán existiendo los campos de refugiados, seguiremos exactamente igual", lamentaba.
"No sé cómo los que tienen más de dos duros pueden dormir tranquilos. No lo entiendo, no lo entenderé nunca", aseveró la intérprete, siempre comprometida con la justicia social, que en 2017 se presentó personalmente en la Generalitat catalana para devolver la Cruz de Sant Jordi que le fue concedida en 1994. "Me la dio un corrupto", espetó a la salida, en referencia al expresidente Jordi Pujol.
Aquella condecoración incluía la publicación por parte de la institución de una esquela en los periódicos cuando Sardá falleciera. Un gesto que, al renunciar a la distinción, la actriz pidió que se ahorraran.
Volviendo a la entrevista con Évole, Rosa María dejaba un resquicio para la esperanza, al menos en lo político, con el siguiente mensaje: "No todo está perdido si de verdad alguien pone hilo a la aguja, si de verdad arrimáramos el hombro. No todo está perdido si de verdad fuésemos un país unido y solidario". Una fraternidad a la que, en parte, ha contribuido sin saberlo, pues su muerte ha unido en el dolor al mundo de la cultura, la política y la comunicación.
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