Cuando leí que este martes en Sálvame Jorge Javier Vázquez (49 años) y Belén Esteban (46) iban a hacer las paces, me dio la risa. Porque sabía lo que iba a pasar: cada uno en su sitio y nadie mueve ficha. La culpa la tiene el otro y yo ando cargadísimo de razones. Se iba a mantener la tensión hasta el último momento y el abrazo entre ellos se produciría en el Tomate, a punto de darle paso a Pedro Piqueras (65) y su informativo. Lo que nunca hubiera imaginado era lo que realmente ha pasado: la crueldad de Jorge Javier ante una tocada Belén Esteban.
Porque eso es lo que ha pasado este martes: ni reconciliación real ni leches. Maldad pura y dura. Lo siento, pero Jorge Javier se ha retratado como lo que es: un tipo sin sentimientos, pelín fascista con la opinión ajena y que solo sabe reírse de todo lo que se mueve. No es capaz de empatizar con el dolor y la pena. Porque me creo que Belén siente ese sufrimiento. Claro que sí. Aquí todos sabemos cuando se hace televisión, pero lo que se vivió el sábado fue verdad. Por eso se quedó España parada y dividida en dos.
Jorge Javier discutió a grito pelado con Belén sobre política y abandonó el plató. No hace falta que les recuerde la escena. Belén atacando al Gobierno y a todos los políticos y Jorge Javier fuera de sí. En fin, pues este martes se ha creado La Cumbre de la paz en Sálvame, una sección para reconciliar a los amigos. En la primera parte me ha parecido ver a una Belén conciliadora aunque firme, pero cuando le ha tocado el turno a Jorge ya sabía yo que esto iba a ser otro tema más del que chotearse por su parte. El tío se presenta en el plató con una estatua de San Judas Tadeo que le regaló Belén.
Ahí, cachondeo del bueno. Jorge, inflado de verdad y razones, ha seguido en sus treces disparando contra la Esteban con esa acidez que lo único que ha provocado es que le coja más tirria de la que ya le tengo: "Tenemos dos posibilidades, cerrar el tema y parchear o entrar hasta el fondo y hablarlo. Creo que es mejor entrar. Estoy para conciliar, pero vamos a tratar temas que no le gustan". ¿Lo notan? ¿Lo perciben ese tono de perdonavidas? Ese tono de 'el cariz de la reconciliación lo marco yo'. ¡Manipulador!
"El lunes le puse un mensaje y le dije 'entonces lo de la cena con Pablo Alborán (31) nada de nada, ¿no? Pero no te preocupes, que yo soy muy bueno y ya te he perdonado'. Conozco a Belén, estoy convencido que dentro de una semana se va a descojonar. Mañana acabaremos riendo", asegura el menda. Ese es el problema, chato. Que estás acostumbrado a tomarte la vida a risa, a llevar siempre la razón y a que nadie te tosa. Eres de esas personas que tiene el poder de influir y distribuir tu estado de ánimo de los demás.
Así como estés tú, está el mundo. No eres capaz de empatizar ni de sentir nada. Me pareces un tipo desalmado y, lo siento, pero aquí el único fascista eres tú: censuras, vetas, humillas a quien no piensa como tú, ¿cómo se llama eso? Es que es tal cual, acabo de captarte. Y déjame aconsejarte que tu forma de ver la vida es muy peligrosa: no tener a nadie que te ponga en tu sitio te puede llevar a vivir en una realidad paralela llena de aplausos huecos. Alcanzarás la paz cuando sepas tomarte algo y reírte de un chiste de Santiago Abascal (44).
"Estoy harto del folclore emocional. Con Belén he perdido la inocencia, yo en este viaje no la puedo acompañar. He estado años a su lado porque es mi amiga, pero en este viaje ideológico no la puedo acompañar. Permanecí en silencio el sábado porque no quiero batallas, yo no censuro porque no le impedí hablar. Su discurso está plagado de mentiras, falsedades, manipulaciones y manifestaciones poco científicas. No podemos opinar de todo, no debemos opinar de todo", suelta Vázquez. Claro, yo reflexiono: ¿esto qué quiere decir exactamente?
Jorge, estás diciendo abiertamente que Belén Esteban es una inculta de barrio que no tiene derecho ni capacidad para opinar sobre política. ¿Por el hecho de no haber estudiado o por no opinar como tú? Porque, perdóneme usted, pero yo lo leo cada miércoles en Lecturas y ahí vuelca toda su porquería sobre política, Gobierno y oposición. ¿Qué pasa, que Belén no puede hablar mal de Pedro Sánchez (48) y tú sí de Isabel Díaz Ayuso (41)? Explícamelo porque no lo entiendo. El embudo ancho para mí y el estrecho para ti. Ay, recuérdame cómo se llama eso: ¿dictadura?
Os dejo otro fragmento para deleitaros: "Belén ha estado en su casa cobrando su sueldo íntegro y haciendo dos recetas a la semana. No ha pasado nada ni ha sufrido, se lo han contado. Me sentí muy solo y muy traicionado el sábado. Ella se dio cuenta de que me estaba haciendo daño, me rehuía la mirada. No me gustó el farfulleo, esos discursos tan vacíos son muy peligrosos y lo que hacen es enardecer a la población. Ella siempre apela a lo emocional. Es algo muy traumático y lo hablamos como si lo conociésemos". ¿Es que no se dan cuenta de la manipulación que emplea el señor?
Lo suyo es cátedra, lo demás folletín barato. Belén, como ha tenido la suerte de quedarse en casa teletrabajando y cobrando, debe callarse. No opinar. Y encima dice que el traicionado es él, que el sábado Belén no estuvo a la altura. Y ya, cuando estoy al borde del paroxismo, llega el gordo: "No voy a consentir en este programa, mientras yo esté presente, que vengan con esos discursos fascistas. Se está confundiendo libertad con darle alas al fascismo". Menos mal que esta tarde la única que le ha puesto en su sitio ha sido Gema López (49) cuando le ha hecho ver que fascismo es, precisamente, cuando vetas opiniones y ni siquiera las contemplas. Olé por Gema.
Total, que yo he visto a Belén muy tocada y a Jorge brincando de la risa y preguntándole cuándo va a concertarle una cita con Alborán. Bochornoso. Y cuando Belén reconoce que ha llorado, Jorge suelta: "Así te hemos comprado". Nada más que añadir, señoría.
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