Que Maite Galdeano (51 años) es una mujer especial, por todos es sabido; no hay más que verla en acción en televisión para darse cuenta de que no es una madre estándar, una madre normal y corriente. De las del toque recatado, el qué dirán y los botes de conserva o al baño maría, pues no. La Galdeano es otra cosa, tiene su propio mundo. Ella es como es. No la quiero juzgar, ¡háganlo ustedes! Antes de este jueves tenía una opinión muy distinta de ella.
La veía como esa mujer alocada, histriónica, que bajaba al perro casi en paños menores y con el morro puesto con mala gana, y el rímmel corrido. Como esa mujer que canta la papela del camión, que se entrega al despropósito como si no hubiera un mañana, que es puro show cuando se enciende el foco. Que coquetea con los novios de su hija porque aún le gusta sentirse deseada y porque le va la marcha. Sí, vale, venga, lo confieso: como esa madre divertida que solo quieres para los demás y nunca para ti.
Exacto, sí. Reconozco que me lo he pasado muy bien viéndola todo este tiempo como el que ve los toros desde la barrera. Con palomitas incluidas. Pero este jueves me he dado cuenta cabal de que Maite no se ha creado un personaje, no. Ella es así como la ven en la vida real. Y eso tiene que ser muy jodido. Muchísimo. Para mí ha perdido la gracia casi en el mismo momento en que ha humillado a su hijo Cristian, con el que concursa en La casa fuerte. Los ojos del chaval no engañan: ese niño no ha recibido cariño de esa madre, ni un ápice. Solo vomitonas verbales de defectos y con efectos devastadores para la autoestima.
No me gusta Maite Galdeano. La veo, como han dicho las redes, una "madre tóxica". Y sí, me lanzo también con su hijo: ¡tiene síndrome de Estocolmo! Pobre Cristian. Para los que estén un poco perdidos, va esto: Maite y Cristian, pese a ser madre e hijo, hace tiempo que dejaron de convivir juntos. A la madre no le gustaba la vida, supuestamente díscola, que llevaba el chaval y lo mandó a paseo. Demasiada fiesta y poco trabajo. A la calle que fue... o hizo la maleta él. Tanto monta, pero el motivo fue ese: el no trabajar ni buscarse un porvenir. Juro que recuerdo un día en Sálvame que Maite dijo: "Yo quiero que mis hijos me mantengan y ganen dinero y tengan un porvenir".
Con esa declaración de intenciones y de vida, ya saben lo que pueden esperar. Ella solo ha tenido ojos para su otra hija, Sofía Suescun (23). En ella sí ve porvenir, ve pasta, mucha, muchísima. Sí ve futuro, y en ella ha depositado toda su vida y su ilusión. Y el otro, ay, el otro, ¡vago, gandúl, libertino! Volvamos al reality: resulta que Juani, la madre de María Jesús Ruiz (37) ha asegurado que Cristian anda llorando por las esquinas quejándose de que su madre solo quiere a Sofía y que él es un cero a la izquierda para Galdeano. "Yo veo que lo manipula, le dice que no vale para un reality. Y el chico está hundido y amargado", ha opinado la mujer.
"Que no te humille tu madre, Cristian, que no te dejes manipular, coge el camino que tu conciencia crea", le ha seguido aconsejando la señora. Y, claro, cuando Maite se ha enterado de que su hijo se ha ido de la lengua contando eso, se ha encarado con él: "¿Acaso no te he dado una buena educación?". Y él, con la cabeza gacha, le ha respondido: "Sí". "Pues entonces ve y díselo", le ha ordenado. El pobre obedece y ya el discurso es otro: niega haberle dicho eso a Juani. "Juani es un lobo con piel de cordero. Mi madre me quiere", asegura, a punto del puchero. ¿Se dan cuenta igual que yo? ¡Lo tiene manipulado!
A solas, destruye a su hijo: "No he tenido convivencia contigo porque ibas por mal camino. ¡A mí no me vengas con un abrazo! Cuando salgamos, tú irás a tu piso y yo me iré con mi hija y con Kiko Jiménez (28). Mi niña está conmigo a tope y la he criado sola. Te han pillado con el carrito del helado, pero a mí no me dejas por mentirosa. Con todo lo que te he tapado. Es mentira que me quieres". Juro que casi lloro cuando he visto este momento. ¿Se puede ser más desalmada como madre, como persona? Maite, no tienes corazón y te mereces no solo la expulsión de la tele en general, sino quedarte como te mereces y tú bien sabes parodiar: ¡SOLA! ¡SO-LA!
Y encima la menda, frente a Jorge Javier Vázquez (49), intenta salir del atolladero tirando de victimismos tan zafios como vacuos y de discursos baratos de un padre dictatorial: "Yo he sufrido mucho, he tenido un padre muy rígido. Pero como hija no he dado ningún disgusto. Solo he trabajado y he sido una luchadora". Ala, de paso, zasca que te llevas, Cristian. Y Jorge, brillante este jueves, le ha hecho ver: "Yo también he dado disgustos, pero no por eso me han dejado de querer. Eres una madre muy especial y tú no eres una mujer fácil. Tienes que ser más cariñosa". Ese abrazo que se han dado acto seguido madre e hijo me ha roto el alma. Cristian, sal de ahí, sal de esa vida. Sé feliz, vales mucho y tienes ante ti el futuro que te propongas. Pero sal de ahí.
[Más información: Fani Carbajo y la prostitución: la noche en que La casa fuerte jugó sucio sin medir las consecuencias]
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