El próximo 3 de agosto se cumplirán tres años de su trágico fallecimiento y en los días previos a que arranque el campeonato del mundo de su gran pasión, el motociclismo, Ángel Nieto fue recordado este miércoles en el programa Lazos de sangre, pero desde una perspectiva más personal y menos deportiva.
"En estos momentos estaría disfrutando de la vida, de sus amigos, en Ibiza. Mi padre era un disfrutón, con sus carreras, su familia y sus amigos. Se le echa muchísimo de menos", adelantó Gelete Nieto (43 años) en una sentida entrevista a modo introductorio que condujo Boris Izaguirre (54) con los tres hijos del excampeón del mundo, donde ya se vieron algunas perlas que aparecerían en el documental: "Mi padre era un ligoncete".
El circuito del Jarama, "muy especial para la familia Nieto", arrancan las primeras imágenes del documental, con sus hijos Gelete y Pablo (40) reunidos en torno a una estatua que recuerda al piloto zamorano. De allí a Ibiza, donde su amigo Ricardo Urgell y su sobrino Fonsi (41) también evocaron algunas vivencias con Nieto.
"Cuando oigo su voz en la televisión o en la radio, todavía se me encoge un poco el corazón", reconoce Gelete, quien reconoce que todavía le tiene presente: "He llorado mucho y hablo todos los días con él”. Por su parte, Fonsi destaca que "mi tío tenía estrella; si hacíamos una cena o una fiesta, se notaba que él estaba allí".
Fatalidad
"Aparte de padre, era un amigo. Por eso cada vez que quiero contar algo, se lo cuento a él", comenta Pablo, quien se interesó en Italia del fatal accidente. "Llamé al número de mi padre y me lo cogió una chica que había sido testigo. Le pregunté por cómo tenía las pupilas y me dijo que las tenía dilatadas, síntoma de que tenía un traumatismo grave. Llamé a Gelete y le dije que se diera prisa porque creía que era grave. La chica me fue contando cómo sucedía todo; una experiencia extraña", califica.
Ya hospitalizado, Pablo y Ricardo Urgell recuerda que en el centro había mucha gente y que todos daban su opinión sobre qué hacer. "Me metieron en una sala con la familia, fue muy estresante y muy en shock", recuerda Pablo. Fonsi fue mucho más tajante: "Pregunté si se iba a quedar mal y me dijeron que sí. Les comenté que si era así prefería que no siguiera con nosotros", comenta con dolor.
Más amarga fue la despedida de su hijo pequeño Hugo. Pasó la noche anterior con él, "nos dimos unos besos y me despedí de él sin saber que iba a fallecer. Cuando murió a mí me cambió la vida". Sobre el funeral, el diestro Miguel Abellán (41), amigo de Ángel Nieto, recuerda que "he estado en muchos funerales de gente del deporte y la tauromaquia y no he visto nada igual; fue digno de un jefe de Estado".
Uno de los puntos más emotivos y dolorosos fue reconocer por parte de la familia que le escondieron a la madre el fallecimiento de su hijo. “Si llegamos a contarle lo de Ángel, que además era su ojito derecho, se hubiera muerto”, asegura el hermano del piloto. Su madre falleció este mismo año a los 103 años.
Otra época
Una vez recordada la despedida del piloto zamorano, también por muchos aficionados, el documental se remonta a épocas pretéritas, la emigración de la familia Nieto desde Zamora a Vallecas, donde montaron una pollería. "Hizo de todo, desde ayudante en una farmacia hasta en una tienda de alimentación, pero a los dos días decía que no le gustaba", cuenta su hermano en unas imágenes de archivo intercaladas donde el propio Ángel contaba cómo le cambió la vida trabajar en un taller de motos, antes de irse a Barcelona con 14 años a probar fortuna en la competición mientras compaginaba su afición con un trabajo en una fábrica, donde cobraba 600 pesetas a la semana.
Las cosas comenzaron a irle bien y ganó su primer mundial. Sus hijos coinciden en reconocer que ya ganaba las carreras desde los prolegómenos. "Fuera de la pista era encantador, dentro, con perdón, un hijo de puta”, enfatiza el periodista José María García (76), quien recuerda que el zamorano se enfadó con él tras dedicarle el titular De huevero a millonario. "Le invité a comer un día huevos fritos y desde entonces fuimos grandes amigos", relata García.
Dejando a un lado su vida deportiva, Gelete recuerda que el primer taller donde trabajó su padre estaba enfrente de donde vivía su madre, Josefa Aguilar, la que fue su primera esposa. "Un día cuando ella venía del colegio, mi padre le pidió un trozo del bocadillo y ella le dijo que no. Le mordió la mano y mi madre pensó que era un hombre atrevido”, destacando el tesón que en este ámbito también mostraba el piloto. Diez años después se casaban en Robledo de Chavela con Pedro Carrasco y Rocío Jurado como testigos, pero apartado de los flashes y las cámaras de televisión. "Ser pareja de Ángel no debía de ser fácil, todo el día compitiendo, jugándose la vida en la moto…", valora Miguel Abellán.
Mientras su esposa vivía casi en el anonimato, de Ángel destacan sus allegados que "era muy mujeriego, muy pillín, siempre tenía una gracia; de broma en broma siempre acababa ligando", cuenta su amigo Ricardo Urgell. "Ligaba más que nosotros, ni Gelete, ni Pablo, ni Fonsi, que mira que han ligado. Ni los cuatro juntos hacíamos sombra al maestro", cuenta sonriente Miguel Abellán, una tesis que también defiende José María García: "Cuando veía una mujer lo dejaba todo, fue muy ligón pero Pepa y Belinda lo apalancaron".
A pesar de que nunca llegaron a divorciarse, sus hijos reconocen que Josefa sigue echando mucho de menos a Ángel y que desde que se separó de él no ha vuelto a tener pareja. Sobre su faceta como padre, mientras Gelete y Pablo sí que echaban de menos a un piloto que viajaba por todo el mundo, Hugo reconoce que para él ha sido un padre normal. Yendo un poco más allá, Gelete recuerda que "hubo dos momentos en los que ambos nos cabreamos muchísimo y nos dejamos de hablar durante un tiempo. Ahora lo recuerdo casi como algo bonito”. Sobre el apoyo en el mundo del motociclismo, lejos de lo que pudiera creerse, Gelete, Pablo y Fonsi no tuvieron un camino de rosas. "Nos mandó a lavar camiones, a montar ruedas en el equipo Aspar, y a mi primo Pablo le manda al extranjero a aprender inglés un año entero", comenta Fonsi.
Pero tras ese paréntesis, el reportaje regresó de nuevo a la faceta más íntima de Ángel Nieto. Para Ricardo Urgell, "Belinda fue su compañera, su gran amor”, mientras que la periodista Paloma Barrientos fecha en el año 1986 cuando se fueron a vivir juntos, ya que el piloto zamorano seguía viajando mucho. Fruto de esa relación nació Hugo. "Es un tío fabuloso, no tenemos ningún problema con él", destaca Gelete. Para el propio Hugo la visión es que "ellos han viajado más por el tema de las motos, pero son hijos de mi padre y al final la sangre que tenemos es la misma. La relación que tenemos es muy buena".
El nombre de Ibiza vuelve a surgir en el documental para recordar que allí Ángel Nieto se sintió como en casa. Su hijo Hugo comenta que vivió "unos veranos especiales, cada día era una aventura". Fonsi, Gelete, Pablo y, sobre todo, Ricardo Urgell hablan de algunas noches "interminables". En este sentido parece que Fonsi fue el que siguió su camino, dentro y fuera de las pistas. Paloma Barrientos definió las relaciones con Elsa Pataky (43) como "el primer amor", la de Ariadne Artiles (38) "los años del sosiego” porque se casaron, aunque no llegaron a ser padres; y con Alba Carrillo (33) asegura que, "a pesar de los desencuentros que han tenido, ahora tienen una magnífica relación".
Para cerrar, el triste adiós de Ángel Nieto. El documental pone el acento en la gran relación entre sus dos viudas en el tanatorio, aunque luego algo se rompió en la familia, desencuentros por la herencia. "El mayor disolvente del mundo es el dinero", dice José María García, aunque Hugo Nieto le contradice al destacar que su relación con sus hermanos "es muy buena". El que deja más dudas es Gelete: "Ahí no quiero entrar, con Hugo nos llevamos muy bien. El tema judicial está ahí". Belinda recibió una cantidad de dinero como indemnización, pero Gelete y Pablo han luchado para que se reabra la causa: "No queremos que quede la imagen de que mi padre se marchó por culpa suya".
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