Este viernes el espacio presentado por Mónica López (45 años) en TVE, La hora de la 1, ha querido abordar una cuestión que para la sociedad española, como se ha explicado, sigue siendo tabú: el suicidio. Para darle visibilidad en los medios de comunicación, el programa ha contado con el testimonio de uno de los presentadores del mítico espacio Caiga quien caiga, Javi Martín. El comunicador ha confesado que quiso quitarse la vida en alguna ocasión, y a través de sus valientes palabras ha intentado ayudar a las personas que estén pasando por su misma situación.
"Me ha costado un tiempo venir y contarlo, pero quería dar este paso por si hay alguna persona que nos está escuchando, que sepa que de esto se puede salir", ha sostenido nada más comenzar. Acto seguido, ha explicado cómo fue su caso particular, pero antes ha matizado algo capital: "El suicidio es una solución definitiva por problemas transitorios. De todo se puede salir". Su caso particular vino marcado por un trastorno bipolar: "Me diagnosticaron trastorno bipolar, cuando me vi que estaba estabilizado y llevaba vida normal, tenía claro que quería hablarlo y contarle a la gente que se podía salir. Cuando estaba hundido, creía que no se podía salir".
Y es que, según denuncia Javi Martín, sigue siendo un tema tabú en España: "Es un fracaso de los políticos. Yo pude pagarme un psiquiatra, pero la gente no se puede permitir 70 euros o 100 cuando necesitas ir todas las semanas". Si no hay implicación política, no bajan las cifras, ha opinado para añadir: "En las facultades no se debe callar el suicidio. Cuando se informa se quiere hablar de la solución, de que hay un teléfono de ayuda contra el suicidio". No es bueno el silencio, todo lo contrario: "Se están suicidando muchos jóvenes en este país".
En cuanto a los asideros que agarró en su lucha, Javi explica: "Yo no sabía cómo había que comportarse ante tanto dolor, sufrimiento... Primero hay que escuchar a la persona. En principio, escuchar, y cuando una persona te dice que no le ve sentido a la vida... hay pequeños mensajes que se tienen que escuchar, y hay que darle la importancia que tienen. Hay que decirle a esa persona que no se preocupe, que lo vamos a ayudar, que un psicólogo te va a sacar de esto con tiempo y medicación".
Ahora mismo, en la actualidad, Javi Martín lleva una vida normal: "Me tomo tres pastillas por la noche, está controlado. En mi última depresión me dije que por mis narices que no vuelvo a pasar por esto en mi vida. En cuanto me vea bajo, me voy a la psiquiatra. Es una cuestión química, no pasa nada por tomar pastillas". En su opinión, es muy importante percibir las señales: "Una persona que piensa en el suicidio sí da señales, cambia su manera de ser, se descuida, tiene frases a las que hay que darle importancia... Cuando dicen 'no puedo con esto', '¿de qué sirve vivir...?'. A veces lo que nos pasa es que no escuchamos. En este mundo de Instagram de la 'vida es guay', no queremos escuchar a una persona así".
Afortunadamente, su entorno, sus amigos, lo supieron levantar: "Yo tengo un entorno en el que podía contarlo, no tenía vergüenza de decirles que me quería quitar la vida. Las personas que se suicidan no se quieren quitar la vida, quieren acabar con el dolor y el sufrimiento". E incide: "Yo di señales a los amigos, a mi marido no le dije nada, se enteró hace un año. De repente, salió la conversación y me dijo que no sabía. Me daba vergüenza decirlo por si me dejaba, lo sientes como un fracaso. A mis padres y hermanos tampoco se lo conté".
Su conclusión, a modo de cierre, ha sido clara: "Hay que normalizarlo y no sacar el morbo. Últimamente, estoy oyendo a los políticos, con el caso Kitchen por ejemplo, decir que es grave y yo pienso: si esto les parece grave, ¿qué serán 3.000 suicidios al año?". Remacha: "Cuando estaba con mis ideas de quitarme la vida, me hubiera gustado ver en televisión a alguien que dijera que se puede salir. Es que la gente piensa que no se puede salir nunca. A mí me hubiese ayudado mucho ver a otras personas diciendo eso".
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