La enfermedad de Esther Cañadas que alteró de forma sorprendente su figura en 2013
La modelo tuvo que someterse a un intensivo tratamiento con cortisona que cambió repentinamente su impresionante aspecto físico.
27 septiembre, 2020 02:02Noticias relacionadas
Parece que en los últimos tiempos, las top model de décadas pasadas quieren reivindicar su estatus. Recientemente hemos tenido noticias de Naomi Campbell (50 años) o Claudia Schiffer (50) y, en lo que a la pasarela española se refiere, Esther Cañadas (43) ha vuelto al primer plano de la actualidad para ser la protagonista de la portada de Vogue en su número de octubre.
La razón de su aparición en la prestigiosa publicación es su regreso a las pasarelas de la mano de Donna Karan (71), aunque además de mirar al presente y al futuro, Cañadas también recuerda el pasado, reconociendo que se retiró de la vida pública para preservar la intimidad de su hija. Y fue en ese momento, en el verano de 2014 cuando tuvimos constancia de otro aspecto importante en la vida de la modelo albaceteña, aunque esto mucho más desagradable.
Fueron muchas las publicaciones que se hicieron eco de la maternidad de Esther Cañadas, aunque casi todos los titulares ligaban ese momento feliz al sufrimiento que le había acarreado una enfermedad, la vasculitis, y de la que durante mucho tiempo solo era conocida por su entorno más cercano. Sobre el año 2009 le fue diagnosticada esta dolencia caracterizada por la inflamación de los vasos sanguíneos que pueden afectar a cualquier parte sistema u órgano del cuerpo.
En el caso particular de Esther Cañadas, la parte afectada fue su sistema inmunológico, por lo que tuvo que recurrir a un tratamiento basado en cortisona, lo que derivó en unos efectos secundarios que cambiaron su fisonomía. La hinchazón y la retención de líquidos cambiaron su figura, lo que llamó la atención de la prensa rosa cuando a comienzos de 2013 visitaba un juzgado dentro del contencioso que mantuvo con su exmarido Sete Gibernau (47) por evasión fiscal.
Pasar página
Afortunadamente, Cañadas pudo superar ese problema de salud, lo que le llevó a tomar la decisión de ser madre a los 37 años. Atrás quedaban meses de tratamientos y visitas a especialistas, ya que la vasculitis no es una enfermedad fácil de detectar a priori e incluso en ocasiones va acompañada de una sintomatología que puede inducir a error, como el cansancio o el dolor de cabeza.
Los especialistas consideran esta enfermedad como minoritaria, ya que solo se presenta en 5 de cada 10.000 personas, por lo que su incidencia es bastante baja. A pesar de ello, la vasculitis también puede estar relacionada con el virus de la hepatitis B, el lupus eritematoso sistémico o la artritis reumatoide. Esta última es especialmente habitual en los pacientes de avanzada edad.
A pesar de que verse afectada por una enfermedad minoritaria podría verse como un punto de mala suerte, Esther Cañadas puede sentirse satisfecha de haberlo superado, ya que es una dolencia de la que no se conocen muchos datos. Para empezar, las causas muchas veces son desconocidas, aunque algunos médicos lo achacan a factores hereditarios relacionados con la genética. Todas esas dudas han provocado que los científicos lleven investigando en profundidad sobre la vasculitis durante los últimos 20 años.
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