Sonriente, decidida y con mucha ilusión, así es como Águeda Ruiz pisó por primera vez el restaurante de First Dates. Esta navarra de 57 años se ha propuesto volver a encontrar el amor, y para ello qué mejor que el programa presentado por Carlos Sobera (59 años). Si bien es cierto que son muchos los comensales curiosos que han pasado por el formato a lo largo de sus cuatro años de emisión, la historia de esta mujer ha llamado especialmente la atención de los telespectadores a consecuencia del oficio al que se dedicó durante 22 años: ser monja de clausura.
"He sido monja de clausura durante 22 años en Pamplona y he sido muy feliz", confesaba la participante a un ojiplático Carlos Sobera, y añadía: "Tenía una tía monja y una prima mía también lo es. Para mí, todos tenemos en la mente algo. Coloreamos la vida". Pese a que Águeda ocupó una gran parte de su vida al culto a Dios y al cuidado del prójimo, la navarra ha pasado por diferentes etapas en su vida. Experiencias que la han hecho adquirir una personalidad muy particular, pese a que ella misma se autodefine como una mujer "sencilla y muy normal".
'Aguedita', así es cómo la llaman sus personas más cercanas, estudió Teología por la UNED y vive en Olite (Logroño), localidad donde trabaja actualmente como cocinera en un céntrico hotel restaurante. Si bien es cierto que estuvo volcada durante años a cultivar su fe, en el currículum de esta navarra aparecen trabajos de atención domiciliaria y cuidadora. Profesiones que desarrolló tras su salida del convento, que coincidió con el inicio de una gran historia de amor.
A los 44 años Águeda decidió 'colgar los hábitos' tras conocer a un joven que luchó para que diera el paso de comenzar con él una nueva vida. "Se lo trajo muy bien", dijo en el programa la exreligiosa, que pese haber sido "muy feliz" durante su etapa de encierro formalizó su amor como 'pareja de hecho'. Una bonita relación que duró más de una década y que terminó a consecuencia de la muerte de él: "Hace 3 años me quedé viuda. Te cambia la vida y te quedas completamente sola". Palabras con las que argumentaba el motivo por el que había acudido al exitoso programa de televisión en busca de un hombre con el que compartir buenos momentos, ya que para ella estar acompañada es la mejor de las situaciones.
Adicta, según palabras de la propia Águeda, a las redes sociales, su perfil de Facebook refleja algunos de sus gustos, como el ejercicio físico, la repostería, los 'memes' y la música, concretamente el cantante Maluma. "Me gusta Maluma... ¡Y mucho! No sé por qué, tiene una gracia... ¡Me encanta Maluma! Es como una pastilla que nunca me tomo, ¡Me emociona! Es que me estremece ese hombre", contó la comensal de First Dates a su cita, Julián, al que deleitó haciéndole un baile a ritmo del colombiano.
Pese al varapalo que para ella supuso la pérdida de su esposo, Águeda ha ocupado su vida en los últimos años compartiendo momentos junto a sus amigos, implicándose en festejos locales e incluso sumándose a la causa feminista y acudiendo a manifestaciones por la lucha a favor de los derechos de las mujeres. Una persona muy activa, aunque reconoce que casera, que busca de nuevas experiencias.
La cita no salió bien
En un principio parecía que existía química entre Águeda y Julián, un minero jubilado de 60 años que dice ser aficionado al baile, pero varios comentarios esbozados por la exmonja terminaron por no convencer del todo a su cita. "Da la casualidad de que mi difunto, mi ex, se llama Julián", dijo sin cortapisas la navarra ante la atónita mirada del otro participante del programa. Confesión a la que sumó otra relacionada con su gusto por la lectura: "Me encanta leer las esquelas, me encantan las frases de las esquelas. Sobre todo la frase 'te recordamos con cariño". Palabras que desconcertaron al exminero y que terminaron por disolver la buena sintonía del comienzo de la cita.
A la hora dar el veredicto de su decisión final, Águeda dijo que sí quería tener un segundo encuentro con Julián, a lo que este respondió que por su parte no, justificándose con que la veía "un poco apagada". La decisión del exminero no gustó nada a la religiosa, que le recriminó haber sido tacaño con ella durante la cena: "Qué me tenga que pagar yo los 15... me he quedado muerta. ¡15 míseros euros!".
Un rifirrafe que finalmente sellaron con dos besos y la petición, por parte de ella, de su número de teléfono para mensajearlo por Whatsapp. Un momento cargado de comicidad que ha sido recibido como tal por su protagonista, puesto que Águeda ha colocado como foto principal en sus redes sociales un fragmento final de su cita con la frase: "Águeda y Julián se vieron un día. Él quiso invitarla, pero ella prefirió bailar una de Maluma".
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