Si alguien hizo zapping este martes por la noche, al llegar a Antena 3 pudo pensar que el calendario le estaba jugando una mala pasada. Pero no, no era jueves, ni tampoco estaba la habitual tertulia que se realiza ese día en El Hormiguero, por más que Juan del Val (50 años) estuviera en ese plató.
La presencia del escritor se debía, en esta ocasión, en calidad de invitado y no de colaborador, como es habitual. La razón es la publicación de un nuevo libro, Delparaíso, una obra que el autor madrileño presentó en un programa que conoce bien y siendo entrevistado por un rostro amigo: Pablo Motos (55).
“Qué distinto es entrar por aquí”, inició Juan del Val para contar que le habían preguntado a lo largo del día si estaba muy nervioso. La respuesta era no, aunque el invitado aseguró que sí se sentía “responsabilizado”. Por si acaso había nervios, Motos tiró de halagos: “Hoy no te presento como el polémico Juan del Val. He terminado tu novela hoy. Sabes que no me gustan, pero esta me parece una genialidad. Hacía tiempo que no lo pasaba tan bien leyendo un libro. Te hace reír, pensar y, a veces, te hace daño”, alabó.
El propio autor procedió a contar en qué consiste Delparaíso: “Es una urbanización de lujo, donde vive gente no llega al nivel de mega ricos. Desde fuera parece que es un lugar al que todo el mundo que quiere entrar. Escribir tiene que doler un poco”, adelantó. La ayuda llegó, una vez más, de parte de Pablo Motos: “Eres cabroncete, haces que el lector se ría de las desgracias”. El invitado lo corroboró: “Hay gente que me ha dicho que tiene cargo de conciencia. Creo que es una virtud de la novela: puedes reírte en medio de una tragedia”.
SimilitudesAhondando en la trama, Pablo Motos puso un poco de picante destacando que “tú vives en una urbanización de bien, como un exfutbolista. Hay personajes similares”. Por si hubiera suspicacias, el invitado comentó que “podría ser, pero tiene una ventaja: no se pueden dar por aludidos”.
Sin embargo, una de las cosas que más ha llamado la atención a Motos ha sido la manera en la que Juan del Val narra el sexo. “Te has divertido mucho. Por qué te interesa tanto el sexo”, le preguntó. “No creo que sea algo único. Soy escritor y guionista, por lo tanto tengo bastante imaginación. Sé sobre lo que me gusta. Sí, el sexo me interesa, pero más que eso, el deseo. El deseo mueve el mundo. Estar vivo es desear, si no deseas, estás muerto”.
Esta reflexión dio pie a otra mucho más profunda e interesante, sobre todo teniendo en cuenta que la esposa de Juan del Val es más que conocida: Nuria Roca (48). Hablando de una de las parejas protagonistas de su novela, expuso que “en ese matrimonio está el componente del paso del tiempo. Llevo 22 años con mi pareja, la rutina desgasta mucho. Hay una tentación en la que yo nunca he querido caer: valorar a tu pareja solo como eso. No se puede olvidar que detrás de ello hay una mujer o un hombre. Mujeres y hombres son muy distintos fuera de casa a como son dentro. Por supuesto, todos tenemos cinco o seis versiones de nosotros mismos. Detesto hablar del concepto de amor como propiedad y exclusividad, me repele mucho”, enfatizó.
Sobre si se puede ser escritor de prestigio y salir en la tele, el autor madrileño aseveró que “me da igual, que me miren como quieran. La palabra prestigio está muy desprestigiada. Tendemos a tranquilizarnos a la hora de poner a alguien en un lugar. Eso genera escritores que tienen cosas de escritores. A mí me parece que escribir bien es sembrar dudas en la gente”.
Pasado desconocidoUna vez que el tema de la novela parecía agotado, Pablo Motos tiró de toda la información que le brinda la amistad con Juan del Val. Para empezar, una madre que es muy famosa: “Tiene 80 años, lleva más de 40 acogiendo presos. Da una oportunidad a gente que no la tenía. Es un rasgo de generosidad que siempre nos ha inculcado. La he preguntado por una cifra pero no me la da, aunque seguro que son más de 1.000. Una de las muy buenas enseñanzas que me ha dado es no juzgar a las personas. Lo he intentado coger de ella. Todos nos parecemos mucho más de lo que nos creemos. Mi madre hace cosas, no dice que hace cosas, que es algo que pasa mucho en la sociedad”.
Ante esta situación, surge la duda de cómo ha sido una infancia rodeado de delincuentes, algo que Del Val veía “con mucha naturalidad”. “Llegaba gente a casa, es algo que desde fuera choca. Tengo cierta tendencia en mi vida, casi desde pequeño, a que me interese lo salvaje. Se me nota todo, para lo bueno y para lo mal. La gente tiene una imagen distorsionada de mí, piensan que soy muy seco; en absoluto es así. Con varios de ellos entablé buena amistad”, rememoró.
Pero si esto era sorprendente, lo que vino después elevó aún más esa sensación. “Te echaron de dos institutos porque te pegabas con todo el mundo”, lanzó Pablo Motos. Juan del Val cogió el guante y explicó que “fui un adolescente que en un tramo de mi vida lo pasé mal. He vivido durante años con una bola en el estómago que no se iba. Había un dolor sin justificación. Pensaba que todo el mundo estaba en contra de mí. Es preocupante cuando sufres sin motivo. De ahí te saca la voluntad y la ayuda externa”.
Esa ayuda llegó unos años después, tras una pelea en una discoteca y un accidente con una moto robada. “Yo no robé la moto, solo la conducía”, argumentó el invitado. “En el salón de mi casa, una madrugada, tuve un momento de desesperación en el que le dije a mi madre que necesitaba ayuda. Ella lo confirmó. Estuve un tratamiento psiquiátrico, lo mejor que he hecho en mi vida. Tengo mucho interés por el cerebro. Me hicieron un test para ver qué me pasaba. Había una serie de respuestas sociales, que todo el mundo dice lo mismo, y yo no. Me tuvieron que hacer un test de inteligencia para saber si estaba en el límite”, detalló.
Otro aspecto desconocido de Juan del Val: trabajó en una obra, en el ámbito de la construcción. “Estuve dos años y medio, tenía 17 años. En las obras nunca hace una temperatura agradable: o mucho frío, o mucho calor. Todo el sonido es a metal, y no es agradable”, evocó antes de abordar un tema mucho más amable: cómo conoció a Nuria Roca. “Yo trabajaba en la revista Man y la vi en la televisión. No sabía su nombre, pero pensé que era una tía muy guapa. Llamé al director de la revista y le dije que había que entrevistarla porque lo hacía muy bien. Siempre he tenido muchísima suerte. Al día siguiente me llamaron para decirme que sí que la entrevistábamos”.
Ni corto ni perezoso, Del Val hizo gala de un punto de descaro que quizás fue clave para que la relación cuajara. “Un día me presenté en TVE. Se estaba grabando una gala de Nochevieja. Estaba con Andoni Ferreño, Celia Cruz y Ramón García. Pensé que era la persona más guapa que había visto en mi vida. Es verdad. Me presenté y me dirigió una mirada…Pensó que las llamadas se las hacía un hombre más mayor. Me dijo que no podía hacer la entrevista porque tenía un taxista esperando para llevarla a Valencia. Le eché arrojo y le dije que la llevaba yo. La entrevista se alargó y perdió el avión. Ese día no hicimos Waku waku. Insistí en que quedáramos para que leyera la entrevista. Cuando quedamos, se me había olvidado llevar la entrevista”, expuso.
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