Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.
Francisco de Quevedo.
A estas alturas de la agitada historia de nuestro país ya hemos tenido la oportunidad de comprobar que los artificios en el lenguaje son tan peligrosos como cualquier otra habilidad política. Por eso, y a pesar de que las cualidades lingüísticas de nuestros líderes descienden con el paso de los siglos, es necesario poner en conocimiento del lector una lista con parte de los recursos estilísticos exhibidos por algunos de los principales actores de la escena política. Insisto, no esperen la pulcritud de Cánovas ni la retórica de Azaña. Los tiempos cambian y, con ellos, el trato al lenguaje que el pueblo exige y el gobernante aplica. Además, el medio físico por el que la palabra llega también se altera. Eso sí, que el emisor, el receptor, el mensaje y el medio cambien no significa que, como sugería Larra, no sea necesario tener las armas gramaticales prevenidas y en el mejor estado posible. Así pues, empecemos.
NOTA: todas las expresiones que aquí atribuimos a los protagonistas se pueden encontrar en sus respectivas cuentas de Twitter.
METÁFORA
Aquí nos encontramos con la metáfora, la reina de todas las figuras literarias. Un recurso que consiste en utilizar conceptos que sustituyan a otros estableciendo un símil que transmita expresividad y pasión. Sí, sé que expresividad y pasión no pueden aparecer en el mismo párrafo que el nombre del presidente del Gobierno, pero lo cierto es que aquí Rajoy deja a un lado su habitual falta de elocuencia y se lanza a la piscina de la retórica comparando la ansiedad con una imaginaria prisión.
Lo que ya no cuadra tanto es que utilice el símil de la prisión cuando quiere expresar acción (en este caso, apartar al PP de las instituciones), pues normalmente el preso se ve imposibilitado para actuar. La falta de coordinación también consigue que no sepamos quién es el reo, si el PSOE o su líder. Y eso por no hablar del participio del verbo "radicar", que aparece por el tweet como un curioso esperpento. Pero, en fin, lo importante es ese metafórico penal que puede mirar a la cara a la "divina prisión del amor" imaginada por Santa Teresa.
PARALELISMO
Ojo, el líder de la oposición nos cambia el paso dejando a un lado el ámbito conceptual para adentrarse en el pantanoso terreno del recurso sintáctico. Hablamos del paralelismo, una técnica que consiste en repetir una misma estructura sintáctica en varias oraciones seguidas (en este caso, el verbo ser en tercera persona del singular más un atributo que roza la metáfora rajoyista). Al igual que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez utiliza términos esperpénticos para darle tronío a su discurso. Aquí entra en juego el "sobretodo", una prenda que, según la Academia de la Lengua, se coloca sobre el traje. ¿Qué pinta un abrigo dentro de este paralelismo digno del mismísimo Tirso? Tranquilos, amantes del espejo valleinclanesco y de la oratoria de "Pdro Snchz", seguiremos informando y prometemos respetar las vocales al hacerlo.
RETRUÉCANO
He elegido el retruécano como resumen de este tweet pero la verdad es que aquí Pablo nos deleita con, dada la escasez de palabras, una cantidad extraordinaria de recursos literarios. El retruécano consiste en invertir de manera intencionada los elementos de una oración, como ocurre aquí con el verbo votar y el verbo volver, para exponer el noble arte del doble sentido ante el lector. Pero el dilema nos los encontramos al intentar descifrar el sentido antitético de la expresión. ¿Adónde volveremos si votamos? Si volver es un verbo de repetición, ¿por qué relacionamos votar con repetir?
Pero todas estas preguntas se difuminan frente a la maravillosa aliteración que se marca al repetir ese sonido labial que caracteriza a volver y a votar. También coquetea el líder de Podemos con la anadiplosis (repetición de un término al final y al principio de una frase) e incluso con la antítesis. Todo un poeta que, en el uso del retruécano, nada tiene que envidiar a Quevedo pronunciando aquel mensaje que, en pleno siglo XVII, ya sonaba podemita: "Hay muchos que siendo pobres merecen ser ricos, y los hay que siendo ricos merecen ser pobres".
POLISÍNDETON
Dejando a un lado la polémica con Beatriz Talegón, lo cierto es que Albert pasa por ser uno de los políticos españoles con mejor manejo del lenguaje. El polisíndeton es una figura literaria que consiste en repetir una conjunción dentro de un texto con el fin de dotar de expresividad al mensaje. Aquí, Rivera despliega un abanico de "nis" como si de un soneto lopesco se tratara, dotando a su mensaje de la fuerza que no le hubiera proporcionado la coma (asíndeton). Otra de las intenciones perseguidas al repetir la conjunción puede ser que el lector se detenga en el concepto ligado. ¿Quiere el líder de Ciudadanos que Talegón se fije en su programa? A juzgar por la respuesta de Beatriz, lo consiguió. Eso sí, de la mala utilización del vocativo, de la ausencia de signos de apertura y de las tildes en los interrogativos mejor no hablemos, que bastante tenemos ya.
OXÍMORON
Tenemos el mandato democrático para llegar a la independencia. El bueno de Oriol nos lleva de vuelta al campo del recurso conceptual. Esta vez, el líder de Esquerra utiliza el oxímoron, un arte que se basa en utilizar en una misma expresión dos términos que resultan contradictorios entre sí. Por eso, nos parece un ejercicio retórico maravilloso la manera en la que Junqueras enfrenta dos unidades tan antagónicas como "democracia" (en este caso, reflejada en la Constitución) e "independencia". Pero la cosa no acaba aquí. Escarbando un poco, uno se encuentra con un nuevo auxilio estilístico: la paradoja. ¿Cómo se explica, si no, que Junqueras utilice las herramientas legales para hacerse con el mandato y luego decida que la consecuencia de dicho mandato sea tirar estas herramientas a la basura? El poder de la antítesis no conoce límites.
Aunque podríamos alargar la lista hasta el infinito, creo que por hoy ya hemos tenido bastante. Hagamos caso a Quevedo y a la cita con la que da comienzo el artículo, dejemos a los políticos tranquilos e intentemos no hacer de este texto un cúmulo de monedas manoseadas. Espere. Política, lenguaje y monedas manoseadas. Me temo que en esta metáfora hay demasiada analogía.