El ligoteo está en decadencia. Las relaciones amorosas ya no son lo que eran, hoy no se pela la pava, ni se regalan flores… el gesto más romántico es mandar un Snapchat con el perrito. Basta ya. El amor no se hace en Twitter. Con motivo del 455 cumpleaños de Góngora, una recomendación para revitalizar vuestros oxidados recursos a la hora de interpretar el noble arte danzatorio del ligoteo espontáneo discotequil.
En plena Edad de Oro el culteranismo transcurría entre hipérboles, cultismos y una sintaxis recargada, de esta mezcla nació la obra del hombre que estaba a una nariz pegado y uno de los máximos representantes del barroco español, Luis de Góngora y Argote. Para celebrar la efeméride del cordobés descubre la interpretación más actual del autor: el ligoteo.
Góngora era clérigo, pero también un vividor. Era un amante de la buena vida, aficionado a los toros y un excepcional jugador de cartas. Bueno, también era un poco broncas, aunque usase la ironía y la pluma, en lugar de los puños, para arremeter contra Quevedo. No es de extrañar que le gustasen los bares y que en más de una ocasión acometieran contra él por lo poco que dignificaba los hábitos, ya que con catorce años le impusieron la carrera eclesiástica sin tener en cuenta su vocación religiosa. En la época se trataba más como un sustento económico y la oportunidad de dedicarse a las letras que una opción vital.
El autor de las Soledades, un ambicioso y extensísimo poema, ha dejado numerosas frases que como cualquier clásico son perfectamente extrapolables al hoy y más aun al terreno amoroso. Da igual lo que te pase este verano, Góngora siempre será un buen recurso. Deja el manual de auto ayuda de Bucay y las frases sensibleras de Coehlo y pásate al verdadero romanticismo español y pase lo que pase no se lo digas con el 'picky, picky, picky'.
1. “La vida es ciervo herido que las flechas le dan alas”
Si como al ciervo del romance El bien y el mal te han salido un buen par de cuernos, recuerda esta frase de Góngora. La antítesis que se establece entre flechas y alas es una imagen que además de por su belleza destaca por su significación ya que crea una aparente contradicción que se resuelve con el siguiente verso: “la vida es corta y la esperanza larga”. Déjate de llantos, que aunque te hayan herido, cervatillo, tienes alas para volar.
2. “Llorando la ausencia del galán traidor la halla la luna y la deja el sol, añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolor”
Con 30 años, en 1590, Góngora escribió el romance Lloraba la niña, se trata de un retrato de la sociedad y el pueblo andaluz. El romancillo versa sobre una mujer abandonada que llora por un “ingrato amor” y “con razón”, añade el poeta. Total que Góngora sabía que había más de un desgraciado por ahí, “cuya ausencia es prolija” que al final se acaba yendo.
3. “Goza cuello, cabello, labio y frente/ antes que lo que fue en tu edad dorada”.
Total, que disfrutes. Olvídate de la Gozadera y cuando quieras seducir a tu amante recítale estos versos gongorinos: “Mientras por competir con tu cabello,/ oro bruñido, el sol relumbra en vano”. Tenlo claro, a ti Miami no te va a confirmar nada, tú eres de Albacete y por mucha gorra que lleves no vas a ser nunca un 'nigga'. Góngora sí que era un conquistador y no Gente de zona, además a ti no gusta el arroz con habichuelas, a ti te gustan las papas con carne.
4.“Serénense tus ojos, y más perlas no des, porque al sol le está mal lo que a la aurora bien”
La versión barroca de “por la noche todos los gatos son pardos”. Góngora no tenía desperdicio y no desperdiciaba nada. Este poema de 1608 es en realidad una proclama a favor de la mujer, ya que comienza con los siguientes versos: “Celosa estás de aquel dichoso, pues le buscas, ciego, pues no te ve, ingrato, pues te enoja, y confiado, pues no se disculpa hoy de lo que te hizo ayer”. ¿Conclusión? Que pases de él. Góngora te dice: tranquila nena, no te ralles y haz lo que quieras que en la oscuridad de la noche cosas mejores (o peores) vas a encontrar, pero te vas a divertir más.
5. “De la florida falda/ que hoy de perlas bordó la alba luciente,/ tejidos en guirnalda/ traslado estos jazmines a tu frente”
Góngora escribió en 1608 el poema titulado A una dama, presentándole unas flores. El yo poético se presenta ante su amada, Clori, con una flores y halaga su ropa. ¿Hola? Halaga, del verbo halagar. Flores, del sustantivo caballero. Quizá el hecho de que no te comas un rosco tiene que ver con que tu ideal caballeresco es Paquirrín y el culmen de tus versos sea recitar Quítate el top. Dejáte de Hello baby y empieza a ligar como es debido, como Góngora el galán español.