Arte sacro, novelas y ópera: la factura cultural de las tarjetas black
Blesa, Amat, Pedroche, Arteta, Espinar o Serrano Antón gastaron miles de euros en cines, teatros, librerías y vinos.
28 septiembre, 2016 01:25Noticias relacionadas
A tres días de año nuevo de 2007, Matías Amat Roca, mano derecha de Miguel Blesa, se gastó 15.000 euros de golpe en arte religioso usando una tarjeta black. Y lo hizo en el centro de Madrid, en la calle Coloreros, donde son habituales las tiendas de artículos religiosos. La más prestigiosa es Arte Granda. Allí llegó Amat Roca. El comercio está especializado en arte sacro y se puede comprar orfebrería, retablos, mobiliario litúrgico y esculturas que van desde los 29 a 23.900 euros.
“No es en absoluto algo normal gastar esa cantidad en un particular. Pero sí ocurre como regalo a una cofradía, o para la obra de una iglesia”, explica un responsable del taller. “Se trata de importes que suelen repartirse entre varias personas, para restaurar una parroquia o un claustro, como si se tratara de una lista de boda".
A tres días de año nuevo de 2007, Matías Amat Roca, mano derecha de Miguel Blesa, se gastó 15.000 euros de golpe en arte religioso usando una tarjeta black
Amat Roca no fue el único. Era el taller preferido de Jesús Pedroche, imputado por la Audiencia Nacional junto con toda la junta directiva de Caja Madrid por falsedad contable con el fin de captar inversión y administración desleal. Pedroche, ex Consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid con el PP y miembro numerario del Opus Dei, gastó más de 10.000 euros entre 2006 y 2011 en reliquias religiosas. Eso sí, a cuentagotas. Lo mismo eran 30 euros que 2000. “Estos gastos pueden corresponder, a lo largo de los años, a unas simples medallas o regalos”, explican en el taller.
Librerías preferidas
A Pedroche le gustaba gastar en cultura, además de en muebles, hoteles y restaurantes. A cien metros de la Embajada de Estados Unidos se encontraba la librería Destino, a la que era aficionado, y que ahora ha sido reemplazada por una joyería de lujo. Alguna compra de Pedroche ascendía a los 522 euros, y entre 2008 y 2009 gastó allí otros 800 euros en libros.
Los consejeros de Caja Madrid disfrutaban con la literatura. El ex alcalde socialista de Móstoles y consejero de Caja Madrid, José María Arteta, era asiduo a Dykinson, una librería jurídica situada en el barrio de Conde Duque. Gastó allí más de 800 euros en 2008. “Se trata de algo habitual en librerías de este tipo, especialmente entre los clientes que compran cursos enteros de la UNED, dónde los libros son muy caros”, explican en la librería. “Hay quien puede llegar a gastar diez veces ese importe”.
Gastar más de 800 euros es habitual en librerías de este tipo, especialmente entre los clientes que compran cursos enteros de la UNED, dónde los libros son muy caros
Otros establecimientos libreros favoritos de los imputados eran Antonio Machado, en el Círculo de Bellas Artes. Especialmente el vocal Antonio Romero Lázaro, acostumbrado también a sacar del cajero con su tarjeta black importes regulares de 600 euros a la semana. Espasa Calpe era la librería favorita de Rubén Cruz Orive, consejero nombrado a propuesta de IU, dónde gastó más de 2.400 euros. Y Ecobook, también en Conde Duque, en la que solía comprar Juan José Azcona, exconsejero por CCOO en Caja Madrid.
Flamenco y marisco
Notable era también la afición al flamenco de Pedro Bedia Pérez, consejero por CCOO, cuyo único gasto en librerías fue en El Flamenco Vive, el establecimiento que se anuncia con “la mejor oferta en CD de flamenco en internet”. Aún así, Bedia Pérez sólo gastó 302 euros. Bastante menos de los 6.500 euros que se dejó en la marisquería Faro Vidio, situada en la localidad madrileña de Majadahonda.
En general, el Consejo de Administración de Caja Madrid era más aficionado a los restaurantes de los teatros que a los teatros en sí: en el restaurante Arturo del Teatro Real comían habitualmente sus directivos. Los preferidos eran el Teatro Marquina, el Teatro Coliseum o el Teatro María Guerrero, clásicos referentes de la escena madrileña, donde el ex socialista Angel Eugenio Gómez del Pulgar gastó 750,74 euros.
El Consejo de Administración de Caja Madrid era más aficionado a los restaurantes de los teatros que a los teatros en sí: en el restaurante Arturo del Teatro Real comían habitualmente sus directivos
La verdadera afición de los consejeros era la ópera, y el Teatro Real su epicentro. El ex secretario y portavoz de los gobiernos del Ayuntamiento de Madrid entre 1983 y 1989, el socialista José María de la Riva Amez, gastó 2.240 euros para la función de la Noche de Reyes de 2003 y 900 euros en entradas para el ballet de Oneguin en 2010. Rodrigo Rato, conocido anglófilo y ex presidente de Caja Madrid y Bankia, eligió butacas para Ifigenia en Tauride, en una producción de la Royal Opera House, por valor de 328 euros.
Viva el vino (y el arte)
Miguel Blesa, presidente del consejo de Caja Madrid hasta 2009 y principal imputado junto a Rodrigo Rato, es muy aficionado al arte y al vino. El antiguo miembro del patronato del Museo Thyssen podía gastarse de una vez 3.400 euros en unas bodegas de la calle Ortega y Gasset. Frecuentaba galerías de arte. Sus compras en estas últimas rondaban los 400 euros cada vez.
Blesa no estaba solo. La mayor parte de los imputados eran habituales de los principales museos españoles y especialmente de sus tiendas. El Museo del Prado, el Museo Arqueológico y el Reina Sofía eran los predilectos de Jesús Pedroche, Ramón Espinar y Romero Lázaro. Este último solía hacer regalos de la librería del Reina por valor de 200 euros. El ex vocal del Tribunal Económico-Administrativo Municipal de Madrid (TEAMM) Fernando Serrano Antón, también conocido como “el hijo puta” de Esperanza Aguirre, era habitual también del museo y de los regalos de la Real Academica de las Bellas Artes, dónde gastó 390 euros.
Los imputados preferían las grandes superficies -Fnac Callao especialmente-, pero los amantes de la especialización optaban por Discoweb, un portal de compra de DVDs y videojuegos
Pero la cultura popular no se queda atrás. Los más cinéfilos eran Ildefonso José Sánchez Barcoj y José María Buenaventura Zabala. Barcoj, el consejero con mayor designación de gastos y considerado número dos de Caja Madrid, solía cargar sus entradas a los cines Verdi al menos un par de veces al mes. Buenaventura Zabala, antiguo jefe de del secretario de Estado de Hacienda, acudía una vez por semana al Kinépolis y al Warner Lusomundo y pagar con la black. Otros imputados abonaban sus entradas de los Cines Renoir, Princesa, Cinesa Manoteras y Cinesa Vallecas con esas mismas tarjetas.
Así sucedía con videojuegos y series. Todos los imputados preferían las grandes superficies -Fnac Callao especialmente-, pero los amantes de la especialización optaban por Discoweb, un portal de compra de DVDs y videojuegos. El más aficionado era el consejero propuesto por el PP José María Fernández del Río, que tiene la particularidad de haber sido ya condenado por otro fraude fiscal antes de que Caja Madrid le otorgara su tarjeta black.