El PP no quiere ser gaviota, prefiere alejarse de la "basura"
Fraga pidió una gaviota en 1989 porque le recordaba a Galicia, recuerda el diseñador del logo, que ahora reclama una nueva identidad para el ave en los estatutos del partido.
23 enero, 2017 16:18El PP quiere volar lejos de los estercoleros y convertirse en charrán, un ave ágil, capaz de realizar giros y quiebros, de volar alto y libre, de evitar la basura. El PP quiere dejar las basuras, donde comen las gaviotas, ave carroñera que define al partido desde hace 25 años: “Las siglas del Partido Popular son “PP” y su logotipo está integrado por las letras “PP” cobijadas bajo un símbolo que representa una gaviota con las alas desplegadas dentro de una circunferencia”.
Es la hora de la regeneración y dejar la carroña. Fernando Martínez Vidal es concejal en el Ayuntamiento de Madrid e inventó hace un cuarto de siglo el logo. Quiere que el próximo congreso de febrero redefina en sus estatutos el tipo de pájaro representado: “El charrán vuela alto y libre, la gaviota es carroñera, vuela bajo y se mueve entre la basura. El PP no puede ser representado por una gaviota”, asegura el político nacido en Chile hace 56 años. Propone debatir sobre la identidad del ave para consumar el lavado de cara del partido.
El filósofo Jorge Wagensberg acaba de publicar Teoría de la creatividad (Tusquets), en el que explica que “una idea es un germen de conocimiento”. Como dice, una idea es una sospecha de conocimiento. “Sólo las ideas pueden migrar sin declarar de dónde vienen, adónde van o cuál es el motivo del viaje”, escribe para aclarar que las ideas surgen como “una comprensión sin pulir”, como “una chispa sin llama”. Lo que nació como gaviota carroñera puede evolucionar, pulirse y regenerarse hasta convertirse en un elegante pájaro hábil, elegante y acelerado.
Wagensberg subraya que la creatividad tiene un antagonista, la mediocridad. A más mediocridad menos creatividad. “La mediocridad no es una disfunción natural o cultural, es una decisión, una tentación que conviene vencer del mismo modo que un pájaro bate sus alas para vencer la gravedad”, apunta. Así está el PP, tratando de zafarse de la fuerza gravitacional de la corrupción.
El creador del logo pensó en el rojo y el amarillo para hacer rimar las letras con el pájaro, pero Manuel Fraga le contestó que tendría que hacerlo en rojo lacre diplomático y la gaviota en azul Carlos III. Eran los colores de muchos partidos conservadores a finales de los ochenta, cuando se refunda el partido Alianza Popular, en el congreso de Sevilla.
Fraga y la gaviota
El mismo Martínez Vidal ha declarado en numerosas entrevistas a lo largo de estos años qué tipo de animal se le pidió: “Manuel Fraga se emperró en la gaviota porque era gallego, tenía una casa al lado del mar. Los colores azul y rojo no coincidían con las que enviaba a Fraga”, dijo hace tres años, en un periódico local. Fraga quería azul celeste -el de la banda de la Real Orden de Carlos III- a pesar de que él le mandaba azul burdeos.
“Además me pidió que uniera a la gaviota el ala al cuerpo, porque según Fraga, iban a decir que estábamos tocados del ala”, recordaba. Pero el diseñador no atendió a esta petición y no le unió el ala al cuerpo, porque pensaba que el símbolo perdía gracia. Fue un biólogo, cuando su logotipo y la definición en los estatutos ya estaba en marcha, el que le advirtió que no volviera a decir que lo que había diseñado era una gaviota porque era un charrán, no una carroñera.
Martínez Vidal trabajaba en una empresa de comunicación, era militante del partido y lo hizo en sus ratos libres. No cobró por su idea y creó un símbolo que representa al PP en todas partes. 25 años después de su creación, el ave sigue mirando a la derecha. “Cualquier tipo de ave me parece un símbolo de libertad frente al socialismo”, dice el publicista y concejal.
Las gaviotas llegaron al teatro. Nadie ha sabido asimilar la metáfora de la gaviota como la compañía de teatro Animalario, cuando en 2014 puso en escena la extraordinaria obra de teatro que se adelantó a denunciar la Gürtel sin tener noticias de ella: Alejando y Ana: lo que España no pudo ver del banquete de la boda de la hija del presidente. Escrita por Juan Mayorga y Juan Cavestany, los actores Javier Gutiérrez, Guillermo Toledo, Alberto San Juan y Roberto Álamo unían escenas imitando el grito y el vuelo de los pájaros. Entre las mesas del banquete volaban las gaviotas, que eran el símbolo perfecto del trapicheo desatado.