Adiós a Tzvetan Todorov, la última trinchera contra la estupidez
Del filósofo aprendimos que el odio es una enfermedad del alma que salpica a todos y que la violencia nunca está justificada.
8 febrero, 2017 03:37Noticias relacionadas
Tzvetan Todorov se ha muerto. Ha fallecido el último filósofo ilustrado que levantó una muralla ética contra los bárbaros y los trogloditas, desde el pensamiento político y artístico. De él aprendimos que el único valor es la posibilidad humana de dar prioridad al otro sobre uno mismo; que así como la violencia nunca está justificada, moral y política no pueden desvincularse; que el odio es una enfermedad del alma que salpica a todos; que la venganza no erradica el mal, sino que lo alimenta; que la maldad de los otros también está en nosotros; que es imposible corregir nuestras tendencias más dañinas, que (como los estoicos) lo que cuenta es la manera de soportar el sufrimiento; que la moral ha abandonado los discursos, no los comportamientos; que el triunfo del pensamiento neoliberal ha acelerado la desaparición de los códigos morales compartidos por la comunidad; que el ser humano no termina en su cuerpo, porque se relaciona con los demás; que la insumisión es el camino correcto hacia la regeneración de la comunidad, porque es un movimiento personal en el que el amor a la vida se mezcla con el odio a lo que la infecta; que negarse al sometimiento y a la coacción impuesta por la fuerza o aceptada en silencio es a la vez resistencia y afirmación; que son los débiles los que, sin odio ni violencia, se oponen a los fuertes, a los que detentan el poder; que nadie se movilizará para defender la democracia si ésta no es más que una fachada que mantiene en pie el ritual del voto cada equis años, “mientras que el resto del tiempo el país está dirigido por una oligarquía político-económica”; que la democracia está en peligro porque la paz ya no nos entusiasma, ni nos hace vibrar, porque la mayoría de la población europea ha nacido con ella y les parece algo obvio; que debemos resistir a los atropellos sin perder la humanidad; que todos contribuimos a preservar la dignidad de la especie humana y a cuestionar el pesimismo que sirve de justificación para los abusos de los gobiernos; que en el mundo de los valores hemos pasado del espejismo comunista al desierto capitalista, porque el pasado era terrible pero el presente está vacío; que el liberalismo ha conseguido una vieja aspiración comunista, la unificación de todos los trabajadores del mundo (pero al servicio de las empresas); que la libertad sin restricción de los mercados ha acabado con el resto de libertades, porque la amenaza de la democracia es el desequilibrio liberticida que recorta autonomía a la política; que cualquier poder sin límite es ilegítimo; que el neoliberalismo ha logrado que la soberanía de los intereses esté por encima de la soberanía del pueblo.
Todorov también nos ha enseñado a ver pintura, desde Vermeer a Goya, de la vida cotidiana, prosaica y accidental a la revolución contra los bárbaros. Todorov ha escrito que la pintura volvió a nacer para hacer de lo profano el centro de la nueva oración artística; que lo cotidiano triunfó sobre lo excepcional en Holanda, en el siglo XVII, gracias a Rembrandt, Frans Halso Vermeer, que abandonaron la historia sagrada, el mito griego y la vida heroica de los personajes, para atender a la vida vulgar y corriente de las personas anónimas y sus insignificancias; nos explicó que en la actualidad, amenazados como estamos por nuevas formas de degradación de la vida cotidiana, al contemplar los cuadros de estos artistas estamos tentados de encontrar en ellos el sentido y la belleza de nuestros gestos más básicos; que el motivo por el que no vemos a los pintores como a pensadores no está en ellos, sino en nosotros; que Goya fue un pensador tan importante como Goethe, Dostoievski o Kant; que el giro formalista que dio la Historia del Arte el siglo pasado, anuló la importancia de la interpretación ideológica de lo representado y favoreció el simple análisis del objeto; que Goya revela lo que la humanidad ignora de sí misma, lo que no quiere ver.
Una selección para leer a Tzvetan Todorov:
- Insumisos (Galaxia Gutenberg).
- La literatura en peligro (Galaxia Gutenberg).
- Elogio de lo cotidiano (Galaxia Gutenberg).
- La vida en común (Taurus).
- Goya. A la sombra de las luces (Galaxia Gutenberg).
- ¡El arte o la vida! El caso Rembrandt (Vaso Roto).
- Elogio del individuo: ensayo sobre la pintura flamenca del Renacimiento (Galaxia Gutenberg).