Si tuviese que enumerar las tres cosas que hacen más feliz a un representante de actores esas serían:
1. Firmar por una serie de televisión
2. Renovar por esa serie de televisión
3. Firmar por un personaje de saga, esos que te aseguran películas y películas y películas.
En España, como la única saga rentable que existe hasta el momento es la de Torrente, y ese personaje ya tiene dueño, los representantes de actores son capaces de casi todo con tal de colocar a sus representados en una serie de televisión. A partir de ahí, sólo queda rezar para que la serie sea longeva y el negocio, redondo.
En Estados Unidos, la cosa es distinta. Allí uno puede protagonizar una serie durante años, sin necesidad de que el éxito sea masivo, u optar a uno de esos personajes cinematográficos que comentaba en el punto de tres de los deseos de un representante. Y subrayo representante porque son los principales beneficiarios de ese tipo de personajes ya que cobran regularmente su porcentaje pero no sufren la presión que, con el tiempo, asalta al actor, que se siente sometido al personaje.
Más dinero
Son golpes de fortuna –económica, sobre todo- en la carrera de un intérprete pero no todos están dispuestos a pagar el precio del éxito. Ser Harry Potter, o Indiana Jones, o James Bond, es una especie de sacerdocio rentable. Entregas tu rostro, tu voz, tu físico, a un rol que mueve una maquinaria empresarial de tal magnitud que nadie se plantea darle a luz para una única película. Lo habitual es que, de entrada, ya firmen un contrato por tres películas. Sólo un fracaso rotundo haría replantearse las cláusulas del acuerdo.
Son personajes que requieren mucho racord físico, disciplina y un cierto sometimiento que asiduamente se recompensa con buenas taquillas e importantes ingresos en derechos de imagen y merchandising. Son personajes con trascendencia popular pero con cero prestigio para quien se mete en su piel. Ningún actor ni actriz ha logrado un premio de interpretación ni la ovación de la profesión por dar vida a un superhéroe.
La mayoría de las veces trabajan diciendo texto a la nada, con un croma de fondo, y supeditados a los efectos visuales, que son los verdaderos protagonistas de la historia. Por eso son los actores quienes, agotados de la dictadura del personaje, renuncian a seguir interpretándolo. Sobre esa sensación podría darnos una masterclass Hugh Jackman.
Más pelotazos
Un personaje como Wolverine (Lobezno en España) es un golpe de estupenda mala suerte. Estupenda porque difícilmente lograrían la repercusión mediática, y los ingresos económicos que disfrutan, con personajes al estilo Cassavetes. De hecho, muy pocos personajes corrientes tienen una saga. Con suerte, y un pelotazo de taquilla, una segunda parte. Y ya hacen directamente historia si llegan a trilogía. Ahí está el caso de El Padrino.
Pero mala suerte porque las agendas del actor las decide el personaje, te encasilla, te cierra puertas a otros papeles, tienes que pelear, estresarte, robar horas al día e invertir tu propio dinero para conseguir poner en pie otros proyectos. Mala suerte porque el personaje acaba neutralizando al actor y es éste el que tiene que poner remedio antes de acabar como Michael Keaton en Birdman.
Cuentan que Logan es la tercera y última entrega del superhéroe mutante que ha protagonizado Hugh Jackman. Aunque no debemos olvidar que lleva diecisiete años interpretando al mismo personaje, ya que también aparecía en las seis entregas de los X-Men. O sea, nueve películas haciendo de Lobezno. Se dice pronto.
Más Bob Esponja
Jackman estuvo en el Festival de Berlín, el pasado febrero, y reconoció que era su primera vez. Definió el festival como un punto de encuentro del cine de calidad y añadió que el hecho de que Logan estuviese allí, fuera de competición, siendo la primera película sobre un personaje de cómic presente en la Berlinale, era un honor. Aunque lo que Jackman sabe perfectamente, pero no puede decir, es que cuando tu productora, distribuidora y exhibidora tiene tanto poder como dinero, uno le extiende la alfombra roja hasta a Bob Esponja.
Escuchamos a los actores hablar de lo importante que ha sido en su trayectoria el personaje que dejan atrás. Dicen que siempre lo llevarán con ellos, que lo echarán de menos. Pero me los imagino, en la habitación del hotel, brindando por su libertad. El actor ha reconocido que en este filme, Logan siente algo por primera vez: paz. Estoy seguro que Jackman, también.