Era la crónica de una muerte anunciada y Manuela Carmena pactó con Celia Mayer su marcha, tras dos años de tensión insostenible. El premio de consolación por apartarse de la Cultura es la concejalía de Igualdad, de nueva creación tras el cese. La filtración de la noticia ha precipitado los cambios, que estaban previstos hacer públicos antes de Semana Santa. Desde el Ayuntamiento de Madrid aseguran a EL ESPAÑOL que para mayo, con la mitad de la legislatura cumplida, el Consistorio quería tener en marcha la renovación del Ejecutivo para encarar el último impulso antes de las siguientes Elecciones.
“Mayer está tranquila y lo que le han ofrecido le satisface”, cuentan las fuentes consultadas. En 20 días, la reestructuración que Manuela Carmena tiene pensada debería estar en activo. También aseguran que el PSOE no saldrá bien parado en los cambios a realizar, ante la gobernabilidad del Ayuntamiento (como pasó en Barcelona).
A corto plazo será la propia alcaldesa quien dirija el área de Cultura, pero una vez estén cerrados los cambios de la reestructuración del Ejecutivo (Luis Cueto ganará Turismo), el horizonte del recambio cultural apunta a Guillermo Zapata, concejal presidente de los distritos Fuencarral-El Pardo y Villaverde, y único componente del equipo con un perfil cercano al sector.
Su regreso a la cúpula de la Plaza de Cibeles podría estar pactado con la salida de la propia Mayer. De hecho, cuando en marzo de 2015 nace Ahora Madrid, como confluencia de Ganemos Madrid y Podemos, Zapata y Celia Mayer defendieron la confluencia por la candidatura unitaria. Zapata entró en el puesto 12 en la candidatura municipal de Ahora Madrid, que logró 20 concejalías.
Carmenizados
Carmena le dio la cartera de Cultura a Zapata, pero la polémica de los tuits irónicos sobre el Holocausto e Irene Villa escritos cinco años antes, acabó con su cargo al quinto día. El reemplazo fue Mayer, a quien ahora volvería a reemplazar Zapata. En noviembre de 2016, la Audiencia Nacional absolvió a Zapata de los cargos de enaltecimiento del terrorismo. Este periódico no ha podido contactar con el concejal para confirmar la posibilidad de retomar el gobierno del área de Cultura.
La buena sintonía entre ambos cargos de Ahora Madrid con la alcaldesa tiene foto, cuando hace dos semanas votaron, a favor de la iniciativa presentada por el PP, en contra de la existencia de presos políticos de Venezuela. Carmena, además, invitó a los familiares de los represaliados por el chavismo a una recepción en el Ayuntamiento. Seis concejales de Ahora Madrid se resistieron a la disciplina de su partido. Entre ellos no estaban ni Mayer ni Zapata. Mauricio Valiente, Rommy Arce, Pablo Carmona, Montserrat Galcerán, Yolanda Rodríguez y Carlos Sánchez Mato negaron la petición a exigir a las autoridades venezolanas la liberación inmediata de todos los presos.
Además, el pasado julio formalizaron Madrid 129, una plataforma que se creó para constituir otra familia dentro de la nueva izquierda, al margen la versión más oficial de Podemos y de sus apoyos anticapitalistas. Tanto él como ella han sufrido una “carmenización” en sus planteamientos políticos, tal y como señalan fuentes del partido menos proclives a Madrid 129.
Ambos políticos fueron parte activa del Patio Maravillas mientras se mantuvo ocupado, y no se mostraron contrarios al desalojo exprés del nuevo edificio que, en noviembre, quiso ocupar el colectivo Patio Maravillas, referencia clave del 15M y del que emanan varios concejales del Gobierno municipal. Es más, la política de cesión de espacios que Ahora Madrid llevaba en su programa no se está desarrollando. No ha habido cesión alguna a colectivos en estos casi dos años.
Intervenir en la cultura
Guillermo Zapata ha dejado en algunos de los foros oficiales de Podemos su visión de la cultura. El pasado mes de septiembre, en la facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, se celebraron las jornadas para dar I+D+I al partido. El concejal participó en una de ellas, titulada Ficción, compromiso social y cambio político en España: las bases culturales del régimen del 78, cuyo propósito era definir el proyecto cultural que el partido tiene en mente, es decir, “establecer condiciones para que la ficción se pueda dar y que la realidad se parezca más a los sueños”.
“Yo me tomo muy en serio las ficciones, no son mentira”, contó el concejal del consistorio aquel día para señalar que las ficciones adelantan lo que está por venir. “La prioridad no es acabar con el régimen del 78, sino crear un nuevo futuro. Debemos dibujar lo posible para materializarlo”. Y lanzó una pregunta: “¿Por qué no puede ser Podemos el partido que genere los procesos culturales?”.
Zapata explió que su partido es una fuerza que aglutina muchas otras cosas y que es su responsabilidad guiar la cultura del cambio, aunque le cueste la vida a Podemos. “A lo mejor así nos suicidamos como partido. Pero no podemos confiarlo todo afuera [se refiere a la calle], hay que pensar cómo intervenir. No es control, pero tampoco podemos desaparecer”, añadió.