Vuelve Jane Birkin (Marylebone, 1946). Vuelve con sus nueve años de lamento, de batallas vencidas y pretensiones. Vuelve con un nuevo disco, con el recuerdo de Gainsbourg y 90 instrumentos a sus espaldas.
Birkin/Gainsbourg, Le Symphonique es como ha bautizado al pretexto de su vuelta a los escenarios, en clave de versión sinfónica. Álbum con el que pretende sorprender y honrar la memoria del autor de la mayoría de sus canciones. El romance de Gainsbourg con Birkin dejó aparte de una hija, un número importante de estribillos que marcaron la enfant terrible de la música francesa.
Su posterior ruptura no se quedó únicamente en banales titulares, sino que años después, tras la muerte de Serge, se arrojó con Arabesque, álbum en el que la propia musa quiso retomar algunas de las canciones de su ex pareja y traerlas de vuelta en aquel momento.
Nueva vida
Con este nuevo disco, tiene nuevos apetitos y nueva mirada a la vida. Tras la muerte de su primogénita, quiere procurar traer de retorno el recuerdo y talento de Gainsbourg a un nuevo público y época. Más que un trabajo, para este icono sexual de los setenta, la vuelta a los escenarios ha supuesto una escapatoria, un soplo de vida nuevo tras una larga temporada de pesares y enfermedades superadas.
Fue en Canadá donde pudo mostrar por primera vez esta versión sinfónica, que se materializa en disco y con la que planea seguir de gira para demostrar al público por fin que canta “bien”.
El primer concierto que ya está cerrado en Europa será en Londres, en el Barbican Centre, pero el cartel de sold out está a estas prematuras alturas más que colgado. Con sus 70 años recién cumplidos afirma que “hay que intentar ser útil mientras se puede”. “Me quedan diez años para poder hacerlo. Hay que decir todo lo que se quiere, estar presente, no hay ni un segundo que perder. Tengo responsabilidades, y me gustan”.
Esta afirmación para Jane Birkin no se ha quedado sólo en palabras, es su mentalidad. Le gusta sentirse útil y capaz: cogió un billete con destino Tokio y preparó un concierto de la mano del compositor y pianista japonés Nobuyuki Nakajima para ayudar a los damnificados de Fukushima.
Como esta causa, muchas otras. Birkin es una mujer preocupada e involucrada con el mundo. Y como puede y quiere, está dispuesta a seguir revelándose contra las injusticias y ayudar con lo que esté en su mano.
Flechazo a primera vista
Este icono de una época y una valiente de la vida, vuelve con todas sus armas y ganas. Con un nuevo álbum, sin su emblemático Je t’aime… moi non plus, porque es fiel ante todo y pese a todo. Esta canción, que fue la protagonista y causante de tantos dolores de cabeza para cada uno de los implicados, ha terminado convirtiéndose en el “más maravilloso himno que se le ha hecho a hacer el amor”. En palabras de Brigitte Bardot, quien fue la primera mujer conocida del progenitor, y destinataria de la letra.
Fue con ella misma con la que grabó Je t’aime… moi non plus originariamente, pero debido al revuelo que causó por su carácter sensual y atrevido, la misma Bardot le suplicó que no sacara el disco. Gainsbourg viendo la acogida, aceptó la retirada y meses después apareció la juventud, la belleza y el atrevimiento de Birkin como icono del Blow-up en su vida. Fue un flechazo a primera vista.
Una vez que se presentaron, Serge no pudo dejar de pensar en ella. Y un año después del primer intento de lanzamiento de la canción, se la propuso a Jane para darle una nueva oportunidad y volver a grabarla. Esta rechazó la petición en primera instancia, pero terminó cediendo. Consiguieron puntear y sacar la nueva versión del single y el disco.
La publicación de este derivó de nuevo en el escándalo y empezaron a vetarse en multitud de países, la España franquista, incluida. Pero ya era tarde. El éxito estaba asegurado. Convirtiéndose pese a las críticas, en la primera canción en la historia de las listas de éxitos inglesas que llegó al número uno en otro idioma que no fuera el inglés. Estuvo durante 33 semanas en lo más alto.
Ni una más
Jane sólo ha vuelto a cantar esta canción una vez más tras el fallecimiento Serge Gainsbourg, en Inglaterra, por una causa benéfica, pero no lo ha vuelto a hacer ni pretende volver a atreverse: “Es una canción para dos voces, no sólo para mí”, exclama.
Con una armadura compuesta de recuerdos e ímpetu, con la idea fija de querer aprovechar este comodín que ella misma se ha procurado, queriendo manifestar porqué ha llegado hasta donde ha llegado. Y pretendiendo demostrar, hasta donde es capaz de llegar.