Luisa escuchó la explosión de la primera bomba en Guernica cuando acaba de terminar de meter la ropa de sus hermanos en el armario. Poco antes le había dicho a sus amigas que la esperaran en la calle para echar la tarde, pero su madre le dijo que primero tenía que ayudar en las tareas de la casa. Era el 26 de abril de 1937. Después de aquella primera bomba, su pueblo cambió para siempre. Ese día pasó a la historia como uno los grandes horrores de la Guerra Civil española. Guernica quedó totalmente asolado por el ataque de la Legión Condor.
“Escuchamos el primer bombazo y nos bajamos a la calle, el portal estaba lleno de cascotes del techo desprendidos por la explosión. Nos dijimos: 'vamos a ir a la ría'. Pero al llegar vimos que era muy complicado con los aviones encima. Nos metimos en una casa, pero luego nos dijeron: 'Venid por aquí que ahí estáis más en peligro'. A un chico que salió y nos dijo que donde estábamos era muy peligroso, un avión que venía lo dejó allí, tieso”. Así lo contaba la propia Luisa para el documental Markak [“Marcas” en vasco, ndlr.], un largometraje de Hannot Mintegia estrenado en la última edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
A Etxebarria también se le conoce como El_Txef_A. Ese es su nombre artístico adoptado en la escena de la música electrónica, en la que lleva moviéndose casi tres lustros
La cinta lleva la música de Aitor Etxebarria, un joven compositor cuyo trabajo de investigación sonora en esta película ha conseguido ir más allá de lo estrictamente cinematográfico. A Etxebarria también se le conoce como El_Txef_A. Ese es su nombre artístico adoptado en la escena de la música electrónica, en la que lleva moviéndose casi tres lustros.
Música y testimonio
La banda sonora que ha preparado para Markak es una particular tentativa con la que preservar la memoria del bombardeo en Guernica. Tía Luisita, una de las canciones contenidas en ese disco, contiene una composición de Etxebarria en la que la música se mezcla con el testimonio de Luisa, fallecida hace ya dos años.
Markak, según cuenta a EL ESPAÑOL el compositor nacido en Guernica hace 30 años, es “claramente música contra el olvido” y “una forma de dejar un legado para las siguientes personas que vivan en Guernica, para que además de los relatos históricos de siempre, tengan también un acceso a esa historia con algo más actual, que dispongan de un relato más contemporáneo”.
Markak, según cuenta a EL ESPAÑOL el compositor nacido en Guernica hace 30 años, es “claramente música contra el olvido” y “una forma de dejar un legado"
Etxebarria vive desde hace tres años en Bilbao. Pero él y su familia son de Guernica. “He vivido a 200 metros de la plaza del mercado. Pasas por allí y todavía hay marcas, pequeñas huellas de la metralla. A cincuenta metros de mi casa había una reproducción del Guernica de Picasso muy visitada por turistas”, cuenta Etxebarria.
Derecho a la memoria
Él, como otros miembros de la generación de jóvenes creadores de Guernica, no quiere que se olvide el trágico bombardeo del 26 de abril de 1937. Murieron 126 personas en un pueblo de entonces 5.000 habitantes. La gran mayoría salvó la vida gracias al eficaz sistema de búnkeres públicos, pero el 70% de los edificios quedaron destruidos.
“En el pueblo, de alguna forma, el tema había perdido presencia. Nuestros padres no hablan mucho, nuestros abuelos nos lo contaron en su momento, pero muchos de los abuelos ya están muertos”, apunta Etxebarria. Sus abuelos, por ejemplo, ya han fallecido.
En el pueblo, de alguna forma, el tema había perdido presencia. Nuestros padres no hablan mucho, nuestros abuelos nos lo contaron en su momento, pero muchos de los abuelos ya están muertos
A través de ellos él escuchó por primera vez lo que ocurrió en Guernica el día del bombardeo, del que se cumplen 80 años en abril. “Mi primera relación con aquella tragedia fue a través de mi abuela. Me lo contó. Me dijo lo que vivió, dónde se escondió. Pero todo aquello se me olvidó, era más joven, le dí importancia, claro, pero no era lo suficientemente maduro para apreciarlo de verdad”, reconoce.
Trabajar en la banda sonora de Markak le hizo redescubrir la importancia histórica de la destrucción que vivió su pueblo. “Trabajando en el documental, me dije: ¡la hostia, lo que vivió esta gente!”, cuenta.
Presentación en el Sónar
Formado como percusionista y pianista, además de contar con estudios cinematográficos, Etxebarria compuso la música de Markak reaccionando a las escenas el documental de Mintegia. Sin embargo, las imágenes y testimonios de la cinta fueron para él, en realidad, una suerte de catalizador. “Este trabajo yo ya lo tenía dentro, con la película lo he sacado”, sostiene.
La banda sonora que ha compuesto transmite la gravedad del hecho histórico del que diera cuenta en su obra maestra Pablo Picasso. “Es música es muy sombría, seria, con armonías repetitivas que sirven como si fueran un mantra, así se le puede dar importancia a lo que los personajes cuentan en la película”, describe el compositor.
Es música es muy sombría, seria, con armonías repetitivas que sirven como si fueran un mantra, así se le puede dar importancia a lo que los personajes cuentan en la película
Su Markak sonará en directo el 15 de junio en Kafe Antzokia, un día antes de ser presentado en el Sónar de Barcelona. Para esos conciertos, y para el que ya hay previsto en Nueva York el próximo mes de julio, Etxebarria llevará banda de música. No es la norma para alguien salido de la escena de la música electrónica. “Hasta ahora lo que he sacado siempre ha sido un 80% electrónica con 20% de clásica, pero la película me ha dado la oportunidad de trabajar con 80% de instrumentación clásica y un 20% de electrónica”, explica.
El resultado es un álbum donde dialogan las músicas, clásica y experimental, y el tiempo. La canción de “Tía Luisita” y la versión del clásico “Oroitzen Zaitudanean Ama” [“Cuando yo te recuerdo mamá”, ndlr.] del cantautor donostiarra Mikel Laboa probablemente sean las que mejor ejemplifiquen esa relación musical que establecen la historia y la memoria en las composiciones de Etxebarria.
Primero extranjero, luego España
De Markak hay preparada una edición limitada de 300 copias en vinilo distribuidas a partir de abril por una compañía alemana. Etxebarria, aunque grabó el álbum en el País Vasco, es una reconocida figura musical internacional. Sostiene que en 2007 se encuentra “el clímax” de su carrera. Entonces le publicó uno de sus primeros singles la compañía discográfica londinense Hypercolour, una empresa de culto en la música electrónica. Con ella han visto la luz sus trabajos referentes internacionales de esa escena como el británico Matthew Herbert.
Aquello dio alas a la carrera musical de Etxebarria. “No me conocían ni el portal de mi casa, pero con 23 años ya me llevaban a México, Nueva York, Chicago o Miami y todavía, por aquí en España, sólo me llamaban de cosas muy alternativas”, recuerda. “Es algo que se repite mucho, se reconoce a los artistas españoles fuera de España, pero una vez que destacas en el extranjero pasas a ser 'cool' en España”, comenta.
Ahora, por encima de eso que llama “rollo complejista de España, donde no nos creemos lo que tenemos”, Etxebarria le ha puesto música a uno de los capítulos más sombríos de la historia española.