En España hay una agencia de publicidad que lo recuerda todo: sabe que la amnesia es sinónimo de cobardía o de muerte, confortable virtud de la inanidad. Sabe que la memoria es emancipación, identidad y perspectiva, aunque a ratos duela y a ratos agote. Ayer, 30 de agosto, -Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas-, Amnistía Internacional presentaba una campaña intelectualizada por ellos, los publicistas de Estrés: para buscar empatía con las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, los creativos arrancaron, sin más explicación, a los personajes más queridos de nuestras series míticas -desde Chanquete a Los Simpsons pasando por Cuéntame-, dejando sólo una línea discontinua que cercaba sus figuras ausentes. Como muertos, o, peor, como no se sabe, emulando así la angustia prolongada de las familias. Peor que el trauma es la duda.
De repente, un imaginario popular sin Julia, sin Marge, sin Antonio Alcántara. “Nada es igual si alguien desaparece”, reza la campaña. Esta acción forma parte de un proyecto más amplio, que arrancó a finales de 2016: Justicia por Navidad, también creado a petición de la ONG. “En esta campaña parodiamos el conocidísimo anuncio de El Almendro para darle un nuevo final en el que le protagonista nunca volvía a casa. Ése es el hilo conductor de todas las demás acciones que se han planteado y con el que conseguimos más de 190.000 firmas para Amnistía Internacional”, cuenta desde la agencia.
Pero, ¿cómo se hace eso de conectar, de forma atractiva, a una sociedad hedonista y henchida de presente como es la nuestra con las injusticias del pasado? “Ante la petición de hacer visibles a los desaparecidos, nosotros ideamos justo lo opuesto: hacer desaparecer a personajes muy conocidos por todos y a los que seguro que íbamos a echar de menos”. Aquí apelan directamente a la sentimentalidad del espectador. A esas caras conocidas de la ficción, entrañables, inocentísimas, a las que no soportaríamos que les hicieran daño. Ya casi nos parecen consanguíneos. Ya casi son héroes domésticos. No es igual cuando nos hablan de nombres ajenos, de rostros nunca vistos. Las víctimas, tristemente, son cifras si no las conocemos o, aún más, si no las amamos.
Franco no funciona en publicidad
¿Cómo hubiera funcionado incluir en esta campaña una imagen de Franco? La agencia Estrés lo desechó inmediatamente. “Queremos centrarnos en el dolor de las familias y en las personas que desaparecieron y así hacer una campaña más humana para que la gente pudiera ponerse en su lugar”. Tal vez sea que las personas confluyen más en la tristeza y la injusticia que en el dedo acusador. Tal vez sea que es más sencillo ponerse de acuerdo para lamentar algo que para embestirlo.
La campaña Nada es igual si alguien desaparece está destinada a reunir firmas para hacer llegar su petición a Rafael Catalá, ministro de Justicia. Por eso ha puesto el foco en hacer “reflexionar” al público “sobre algo que no se ha parado a pensar”. Pero, ¿cómo hubiese sido una campaña que aludiese directamente a las negligencias políticas cometidas en cuanto a Memoria Histórica? “Una campaña que señalase responsables habría sido completamente diferente y probablemente menos efectiva”. Su intención es “hacer presión a los que pueden hacer algo”, pero mediante “la concienciación de la gente”.
¿Hay interés en la Guerra Civil?
La cuestión de la Guerra Civil “sigue ahí, y es precisamente por el hecho de que todavía no se ha alcanzado justicia por lo que sigue interesando a la gente”. La agencia cree que “lo que hay que buscar son nuevas formas de acercar el tema a la gente, sobre todo a las nuevas generaciones, que van perdiendo el interés con el paso de los años”. Por eso ellos han procurado dar un giro a la hora de relatar el problema, “mezclándolo con referencias más modernas y de la cultura popular como pueden ser las series o los anuncios de toda vida”.
No creen que su campaña sea “agresiva”, pero “sí muy directa, no te deja indiferente”. “Se podía haber tomado un camino más agresivo, pero esos caminos ya se han trabajado otras veces y la gente tiende a rechazarlos por repetitivos u ofensivos. Con este enfoque tienes la oportunidad de acercarte a nuevos públicos de forma más sutil y reflexiva. No te echo la culpa, te invito a que reflexiones sobre el tema y, si lo compartes, que actúes en consecuencia”.