La novela sobre la corrupción: “Nace de la impresión de ver a tus jefes en los juzgados”
Alicia Huerta publica su cuarta novela, 'Mejor no saberlo', en la que cuenta una historia llena de corrupción bancaria. Traslada al lector a escenarios reconocibles a los que resulta difícil no poner nombres propios.
18 diciembre, 2017 03:13Es abogada, periodista y escritora. Charla sin tabúes, sobre cualquier tema, sin problemas de nada. Habla de la corrupción, los refugiados y el tráfico de órganos. Con su verdad por delante, su puesto en Caja Madrid y la experiencia que dan los años, escribe una novela que pone el foco en la corrupción bancaria y política. Es Alicia Huerta, letrada y autora de Mejor no saberlo (Editorial Palabras de Agua).
Mejor no saberlo se sumerge en las oficinas de abogados, describe un entorno opaco, en el que moverse a ciegas exige llevar la mentira por delante. Paula Fuentes es su protagonista, ella transita por el mundo de la abogacía como si fuese un laberinto lleno de sombras. Es letrada de una importante entidad financiera investigada por la Fiscalía anticorrupcción y la UDEF. No se imagina lo que va a pasar, le llega sin avisar. Para conocer su historia, el lector tendrá que acompañarle por escenarios recónditos.
El pasado de Paula se tambalea, todas las garantías que habían guiado sus pasos desaparecen y tiene que hacer frente a un nuevo paisaje. La fuga será la salvación y la ruina, todo lo que viene después guiará la sorpresa del lector. Para la autora, el pasado es condición del presente y así lo refleja en su personaje.
"Esto es una teoría mía, me parece que cuando se remueven en profundidad los hechos de la vida de una persona se corre el riesgo de descubrir cosas del pasado que afecten al presente y al futuro", afirma Alicia Huerta a EL ESPAÑOL. Esta es una de las ideas centrales con las que trabaja Huerta en la novela para construir el personaje. Así, Paula Fuentes se enfrenta a un pasado y un presente que le moverá a lo largo de la historia.
Dicen que sus novelas -esta es la cuarta- son como una muñeca rusa literaria. En la que la capa superior esconde otra, con una historia diferente, y que sin buscarlo te lleva a querer desmontar el armamento entero hasta llegar a la verdad.
Escritora y protagonistas comparten mucho, el fondo hace pensar en parecidos razonables, pero la novelista dice que no hay nada de ella en su personaje. Afirma que quizás el único parecido es el origen profesional de Paula, sus inicios en el mundo de la abogacía. "De mí tiene la génesis, al principio cuando nace el personaje sí somos parecidas, luego no tenemos nada que ver, ni cómo actúa ella ni nada de lo que ocurre", indica.
La corrupción, política y financiera, están en el centro del relato. Paula se ve en medio de una guerra en la que nadie juega limpio, con esa base se va construyendo un personaje por descubrir.
La autora trabajó en Caja Madrid hasta 1998 pero afirma que cualquier similitud entre el libro y la realidad es pura coincidencia. "Sí que son temas reconocibles pero la trama no tiene nada que ver con la realidad", explica Huerta. Pero reconoce: "La novela nace de la impresión de ver a tus jefes y compañeros desfilar por los juzgados".
No se reconoce en los hechos, dice que sus novelas necesitan apoyarse en la realidad. Considera que para construir ficción debe tener un sustento real. Es ambiciosa, bebe de la actualidad para edificar su historia, no hay un tema que se escape. Escribe sobre corrupción, refugiados y tráfico de órganos. Encaja las piezas como un puzzle, los temas fluyen sin problema hasta erigir la ficción. "Yo soy periodista y los temas de la redacción se van colando, quería que el lector se encontrara con el mundo de hoy, que vieran que lo que hay en la novela son personajes que viven en los telediarios", narra Huerta.
"El destino de los cobardes es volver al sitio donde hicieron todo lo posible para no estar", dicta en el libro. Esta frase lapida en intenciones a la protagonista. Es la sentencia de lo que ocurrirá cuando, sin saberlo, la búsqueda le retuerza en deseos y voluntades.