Es el primer café de la mañana, el jarro de agua -helada como una noticia- que le quita las legañas al sueño. El periodista Joaquín Prat desayuna con el ciudadano español allá donde el currito se encuentre: en el gimnasio, en la cocina o en el hospital, en el bar o en la oficina, como una presencia confortable que te agarra del hombro, te detiene un instante y te cuenta qué está siendo del mundo mientras uno anda tan ocupado en sobrevivir.
Trae verdad en la cara, convicción sin lecciones, honestidad en el ring teatral de la tele: se rapa y se le intuyen las ideas, ríe, se endurece, cuestiona amasando arrugas de expresión en la frente. Acompaña a Ana Rosa, reina matinal ibérica, pero sin hacerse el paje: conserva su personalidad, sus trucos de magia en directo y su corona punki -será que es republicano-. No tiene amigos políticos ni banqueros; es un comunicador hecho a sí mismo y trasciende a su apellido: vestido de hombre corriente, hace frente “al poder organizado de los inicuos”, como decía el poeta. Cápsulas de realidad para el carnicero, la empleada del hogar y el presidente. Mariano, sé fuerte.
Joaquín Prat es, fundamentalmente, un hombre de familia que adora a sus hijos, que quiere a su mujer y que todo lo que hace lo hace por tener tranquilidad en su ámbito familiar. También es un hombre enamorado de su trabajo. Este trabajo es pasión. Entrega. Vicio. Peligro. Sacrificio. Tesón. La parte de peligro consiste en “por la boca muere el pez”, en saber medir mucho tus palabras, y no me refiero a no dejarte arrastrar por la visceralidad, porque me parece que en televisión y en radio es importante. Sino por miedo a cagarla y decir algo que no es fiel a la realidad, es más eso.
¿Cuántos amigos de la esfera pública tiene que tener un periodista para empezar a ser un mal periodista? (Risas). Pues yo creo que un periodista no debería tener amigos (amigos como concepto serio) políticos ni banqueros. Yo tengo a mis amigos de toda la vida con los que mantengo contacto, tengo a mi mujer que es la que mejor me aconseja, tengo amigos en el programa y en la profesión… pero creo que la frontera la cruzas cuando empiezas a tener amigos políticos o banqueros. Qué duda cabe que si tú tienes que ser severo porque tienes información relativa a gente que es amiga tuya, te va a costar más, pero ahí entra la ética profesional. Eso va en el género humano. Pero yo siempre he pensado que si ese amigo te va a afear tu comportamiento (entendiendo tu comportamiento como ético y fiel a tus principios), entonces es que no merecía la pena su amistad, ¿no?
A mí nunca me ha pesado la sombra de mi padre, siempre me ha acompañado. Ojalá me acompañase no la sombra, sino su presencia en estos 22 años que lleva faltándome. Mi padre fue un grande de la profesión y yo soy un hijo que se dedica a lo mismo que él. Yo sólo te puedo decir que la sombra de mi padre no es tan alargada porque asumí que él era mucho mejor que yo. Yo siempre voy a ser el hijo de Joaquín Prat, y estoy muy orgulloso de serlo. Ahora bien: quien tiene que juzgar si la sombra de mi padre es alargada o no es el espectador. La sombra es cada vez menos alargada porque tú te ocupas de que el sol de tus méritos personales cada vez haga menos sombra.
Cuando eres “hijo de” tienes la sensación de que tienes que estar todavía más a la altura de las circunstancias. Yo siempre les digo a mis hijos: trabajo, esfuerzo y sacrificio. Me ha ido muy bien porque llevo casi 20 años en el mundo laboral y nunca me ha faltado trabajo. ¿Que he trabajado con amigos de mi padre? Sí, pero a mí quienes me han contratado, los que han apostado por mí no eran amigos de mi padre. Eran compañeros y la mayoría ni siquiera lo conocieron. A través de Twitter me llegan comentarios de gente que piensa que yo soy un enchufado, pero como comprenderás, a los haters me los paso por todo el arco del Triunfo. Todos los días. Incluso les doy un “me gusta” cuando me dan un palazo.
Mis referentes periodísticos son los que he tenido más cerca. En la radio, Iñaki Gabilondo. Pero más allá de eso, yo he disfrutado mucho aprendiendo de los que no conoce nadie: el técnico de la radio que te dice que no te acerques tanto al micrófono, por ejemplo. Un tío que lleva 30 años en la radio los ha visto de todos los colores, y es el que te va a dar buenos consejos. He aprendido de la ayudante de producción que te dice que no te olvides del cumpleaños de un cámara, del mozo de almacén que cobra una mierda, que hace un trabajo muy desagradecido pero que es vital para el funcionamiento del programa de televisión.
O el ordenanza que te saluda con una sonrisa. Son los referentes. Y a nivel informativo… yo es que he trabajado con Iñaki, y verlo haciendo radio era un puto espectáculo. En el caso de Ana Rosa, tres cuartos de lo mismo. Yo tengo debilidad por Jesús Vázquez, un tipo que lleva 30 años en lo más alto en el mundo de la televisión, carismático… y luego el cabrón tiene 10 años más que yo y parece que tiene muchos menos. A mí me encanta Jorge Bustos, es un chaval joven que tiene otra forma de analizar la actualidad o de hacer editoriales. Y la gente responsable de los confidenciales. Bebo desde Escolar a Inda. Cuando eres periodista, te tienes que olvidar de los prejuicios ideológicos.
¿Que si me he notado alguna tendencia ideológica? Unos piensan que soy podemita, otros piensan que soy de Ciudadanos, otros piensan que soy más rojo que la sangre, otros piensan que soy un niño pijo de papá. Que piensen lo que quieran: lo que soy me lo reservo para mí. Hay que ser crítico con todos. La política lo necesita, porque se enfrascan en guerras absurdas y, ¿quién coño soluciona en Cataluña los problemas de la gente si llevamos dos años hablando de lo mismo, mientras están cerrando centros de asistencia primaria? ¿Y en el resto de España? ¿Quién se ocupa del que ahora le han subido el salario mínimo interprofesional a 735 euros y resulta que una familia con hijos es imposible que viva con menos de 1000 euros al año? ¿Y los que tienen 45 años y los echan a la puta calle y parece que están muertos para el mundo laboral? ¿Quién se ocupa de esa gente? Hay que criticarlo. Además, y esto puede hablar en mi contra, la crítica es siempre más rentable periodísticamente que la alabanza.
Que qué tiene Ana Rosa que no tenga Susanna Griso, me preguntas. (Resopla). Cercanía. Yo creo que Ana tiene una virtud muy importante, más allá de todo, que es la cercanía con el espectador. Y eso te lo da la naturalidad, la espontaneidad y el venir de vuelta de todo. Cuando vienes de vuelta de todo no te preocupas tanto del qué dirán o el qué pensarán, y eso te libera de prejuicios.
Todos nos autocensuramos a diario. Si yo dijese en televisión todo lo que quiero decir, duraba menos que un merengue en la puerta de un colegio. Y ya digo mucho. Y ya a veces… yo me he autocensurado muchas veces, pero no me han censurado nunca. Sólo una vez, por una información relativa a un anunciante que ponía mucha pasta en el medio, no te diré en cuál, sí que una llamada del estilo de “a ver cómo tratáis esta información...”. ¿Que con qué tema te has mordido más la lengua? Pues es complicado… no te creas… por ejemplo, yo cuando escucho un taco en televisión, un exabrupto, me choca, pero cuando eres el que lo está diciendo, no te das cuenta de eso. Y yo a veces suelto algunos tacos, pero es que mi padre soltaba muchos tacos… yo creo que los tacos a veces, en su contexto, le dan fuerza a una idea. Créeme que no me suelo morder la lengua mucho. Me la he mordido alguna vez con un tema que tuviese que ver con las altas esferas, con el poder. Contra la familia Real, me he mordido la lengua. Sí.
En esta profesión, el que resiste, gana. No doy consejos, es la única recomendación que haría a algún compañero de profesión. Es mejor un leve repunte mantenido que un subidón, porque la hostia que te llevas luego… ¿La Manada? Lo hemos tratado mucho en el programa, sí. Es un tema que tienen que resolver los jueces, y a mí no me gustaría estar en su pellejo. Los jueces van a emitir un veredicto conforme a la ley y a lo que han visto en Sala, que no es todo lo que nosotros hemos contado. Nosotros hemos contado el currículum, las vivencias, la forma de expresarse, de vivir y de referirse a las mujeres de estos cinco individuos.
Nosotros lo que hemos hecho ha sido siempre proteger a la víctima, porque para mí es la víctima, aunque hay otros que la llaman la denunciante. Me parece despreciable la forma en la que tratan a las mujeres y la forma que tienen de ir por la vida. Hay que hacer una labor educativa muy fuerte con los jóvenes a ver si de una vez por todas conseguimos librarnos de esta puta lacra de la violencia de género, que tiene su origen en un machismo recalcitrante. Empecemos a afearle en la gente en los chats, en los grupos de amigos… determinados comentarios y determinadas bravatas para que se diesen cuenta de que van por el mal camino. Agresiones sexuales, violencia de género, machismo… esto se hace con un pacto de Estado, pero sobre todo, con la educación. En sus hijos y en su casa. Yo tengo cuatro varones, no tengo ninguna niña en casa. Les digo: respeto a las mujeres. ¡Si en esta vida todo se basa en el respeto!
¿Que qué pienso de los juicios mediáticos? Bueno, nuestro deber es informar, y luego dejar que los jueces hagan su trabajo. Que se opine es inevitable: la opinión es como el culo, todos tenemos uno. Hay algo que no hay que olvidar: todos tenemos nuestra mierda, mierda que escondemos debajo de la alfombra y que no queremos revelar ni siquiera a los más íntimos. Pues partiendo de esa premisa, a lo mejor no hay que ser tan severo en los juicios a determinadas personas; ahora, que la ley tiene que ser implacable con quien se la salta: claro. Todo el peso de la ley ahí.
¿Que qué comportamientos machistas veo en televisión? Bueno, cada vez menos. Pero donde sí huelo el machismo es en la información del corazón. Hay determinados pecados que no se les permite a las mujeres y sí a los hombres. Me preguntas por casos como el de Pablo Motos, al que se le critica por cosificar a entrevistadas (resopla). No sé, mira: el género de la entrevista me parece el más complicado del mundo del periodismo. Que te cuente tu entrevistado cosas interesantes, que te dé titulares… es mérito del entrevistador, de hacer las preguntas adecuadas. No sé si Pablo en sus entrevistas pacta previamente con sus entrevistadas hasta dónde van a llegar, pero siempre está la entrevistada, en este caso, para decir “oye, no te pases de la raya”. Además hay formas muy sutiles de decirlo. A ver, yo no creo que sea necesario que exista contacto físico para entrevistar a la gente.
¿Arcadi Espada? Yo creo que es un gran provocador, que sabe exactamente qué tecla tiene que tocar… le pasa un poco como a Lequio, a ver, sin compararlos. Nosotros hacemos una cosa que se llama televisión y no es como un periódico; tiene un componente de espectáculo. A mí la provocación me encanta siempre y cuando no suponga una falta de respeto a quien tienes enfrente. Creo que Arcadi es un gran provocador y que la provocación tiene riesgos, y el riesgo es cruzar la frontera. Si la cruza o no, eso lo tiene que juzgar el espectador. El juez más implacable en este negocio es el espectador. Y nosotros a veces nos olvidamos de que trabajamos para la gente que nos ve. Los protagonistas son ellos, y no nosotros. Los divismos no conectan bien con el espectador. Cuando se da cuenta de eso, cambia de canal.
Dices que el neonazi Manuel Herrera nos demandó a Ana Rosa y a mí… ¡ay, pero es que no me ha llegado! No me ha demandado nadie en el ejercicio de mi labor periodística, nunca, así que cuando él dijo eso me hizo hasta ilusión. Pero no, no me ha llegado. ¿Que qué pienso del resurgimiento de la extrema derecha? Mira, yo de los extremos huyo, de todos. Porque además me parece que te ponen un velo que no te permite tener un concepto global de la realidad. A partir de ahí, me parece peligroso identificar lo identitario con los extremismos. A mí me encanta ser español, pero porque me encanta ir a Galicia y tratar con la señora del pueblo que acaba de hacer el pan de hogaza gallego y te lo saca recién hecho y te regala unas lechugas y te dice que vayas al bar del primo, que ahí sirven una carne estupenda. Me encanta Andalucía y disfrutar de las playas del sur, Valencia y mi familia, pasear por Barcelona y estar con mis sobrinos… amo por encima de todo mi Mallorca, donde espero retirarme si algún día me retiro (ojalá muera con las botas puestas)… la diversidad.
El nacionalismo siempre entra en conflicto con la diversidad, con la apertura de miras, y yo soy más de apertura de miras que de mirarme el ombligo. Como periodistas tenemos el deber y la obligación de conocer, de compartir, de discrepar… y para mí eso es España. Con sus miserias, que tenemos muchas, por ejemplo la envidia; y con sus virtudes, que también son muchas. Por ejemplo: el socializar, lo que nos gusta del contacto con los demás, la calle, el vecindario. Somos un pueblo tremendamente abierto, uno de los más abiertos del mundo. Y además somos gente solidaria, y creo que en España la ciudadanía siempre va por delante de los políticos, y eso es una virtud muy grande.
En cuanto al terrorismo y el periodismo, yo no soy partidario en absoluto de mostrar muertos este verano en las Ramblas. No es necesario. Para eso están las redes sociales y hay multitud de mecanismos: para los amantes del morbo. Pero coño, habrá que tener un respeto a las familias de las víctimas. Que te levantes por la mañana y veas en los periódicos el cadáver de tu hermano, de tu hijo o de tu padre… es una falta de respeto para una persona que acaba de perder lo que más quiere. Yo jamás, si soy el responsable de un programa, jamás se emitirán ese tipo de contenidos.
¿Con qué presidente de la democracia hemos sido más libres? Pues mira, libres democráticamente con todos. Depende del concepto que tengas de libertad. Pero desde el momento en el que tienes una hipoteca, pierdes la libertad. Cuando dependes de alguien o algo que no seas tú mismo, pierdes la libertad. Pero libertad en cuanto a deberes y derechos ciudadanos, con todos. Esto que se ha contado en los últimos tiempos de que España no es un Estado de Derecho, que no respeta las libertades… es una auténtica falacia, es una mentira y contra eso hay que luchar. Nuestros padres y abuelos lucharon contra la falta de libertades y ellos sí que saben lo que es vivir en un estado no democrático. Llevamos 40 años esforzándonos en que España sea lo más democrática posible, y creo que lo hemos conseguido. También te diré: no me gustan las mayorías absolutas, porque pierden de vista lo esencial de la democracia. Con las mayorías absolutas somos un poquito menos libres.
El sexo hay que valorarlo mucho: si hablásemos menos de sexo y lo practicásemos más, la cosa iría mucho mejor. Estoy convencido de ello. Probablemente haya personas que sean felices con ausencia de vida sexual, y gente con una intensísima vida sexual que sienta un vacío enorme. El sexo es un don que nos da la naturaleza y que tenemos que disfrutar: siempre es mejor, el sexo, cuanto más conoces a la persona con quien lo estás practicando. Mis mejores relaciones sexuales siempre son con la persona a la que quiero. Con mi mujer.
¿A quién haría ministro de Cultura? A Rafael Nadal. Cultura y deportes. El mejor embajador de la Marca España. El mejor embajador del sacrificio, el esfuerzo, el trabajo duro. El mejor embajador de “es posible ser un grande, un referente, y no ser un auténtico capullo”. Es posible concentrar la admiración de todos sin meterte en jardines, simplemente siendo buena gente. Y siendo un tipo normal.