Se llama Cristina, tiene 24 años y es de Alicante. Su firma artística es Corintia13x. Estudió Bellas Artes y ahora anda revolucionando la red con sus retratos de concursantes de Operación Triunfo, que va colgando en su Instagram y su cuenta de Twitter: trabaja todo el día, se afana, entrega sus manos y colores mentales, ha creado su propio método. Ha dibujado a una hermosísima y delicada Aitana junto a un extracto de No puedo vivir sin ti, de Los Ronaldos: “Siempre reinarás”. “Fue a ella a la primera que dibujé, porque me parece muy guapa. Tiene unos ojos muy característicos y a mí me importa que la mirada diga cosas. Para pintarla me fijo en su forma de moverse y en la inocencia que transmite”, explica a este periódico la artista.
También convirtió en trazo a la ya expulsada Mimi, beso adjunto a la imagen, a Ana Guerra rodeada de flores y a Aitana y Amaia mirándose con devoción, con complicidad y sororidad. Hasta se ha atrevido con un chico, Cepeda, a petición del artista, que había encontrado sus dibujos en la red y le pidió que le hiciese uno. “Yo soy una dibujante mucho más femenina, me inspiran más las mujeres. Pero este año es uno de mis propósitos pintar a más hombres”, cuenta Cristina a este periódico.
Sin embargo, la obra de Corintia que más furor ha causado entre los adeptos del concurso es el retrato de Amaia en solitario: el cabello recogido en una coleta, los ojos castaños hondos, las cejas pobladas, los labios levemente fruncidos. Inocencia, talento y dignidad, todo en uno. Es una imagen de la gala 9, cuando la joven interpretó Shake it out y España entera se estremeció. También en las ventas textiles, porque agotó el vestido de lentejuelas blancas y doradas en todas las tiendas. Resultó que nada de Zara: era de una firma low cost escocesa.
“Mucha gente me ha pedido que les venda los dibujos de OT, pero yo siempre he dicho que no quiero comercializar con eso ahora mismo. Tengo bastante trabajo personal ya y no sé si tendría que pedir derechos de imagen de ellos. Pero este éxito me está viniendo bien por otro lado, porque muchos usuarios me piden retratos por encargo”, explica. “El problema es que ayer me avisó un chico que me sigue en Instagram de que están vendiendo una camiseta con mi ilustración. Le habían quitado mi firma, la habían recortado. La página se llama La Tostadora y se está lucrando a mi costa, vendiendo mi trabajo ilegalmente. Está violando mis derechos de autor”.
Suspira: "Me planteo hacer marcas de agua, con mi firma, cada vez más grandes. Es tristísimo pero no queda más remedio que renunciar un poco a la limpieza del retrato para incluir el nombre del autor".
El robo del arte (y sin respuesta)
La joven cuenta que les ha escrito por Instagram, les ha mandado un correo y ha denunciado la publicación. “Aún no me ha llegado respuesta. La cosa es que esa página funciona así: tú subes una ilustración o tu dibujo original y la web se encarga de todo, de crear la camiseta y mandártela. Pero es que está al alcance de cualquiera. Cualquiera sube una ilustración, sea suya o no, marca la casilla de que es suya y ya está. Se pone a la venta para todo el mundo”, cuenta. “La mayoría de la culpa la tiene la página por no ir con cuidado con esas cosas, además, según tengo entendido, el usuario que haya subido mi ilustración ahora mismo se está llevando 1 de 17 euros que cuesta la camiseta. El resto se lo lleva la página, es muchísima comisión”.
El usuario que haya subido mi ilustración ahora mismo se está llevando 1 de 17 euros que cuesta la camiseta. El resto se lo lleva la página, es muchísima comisión
Como artista que comienza, siente vértigo del poco respeto a los derechos de autor del que hacen gala las redes sociales. “Yo siempre escribía ‘oye, no hagáis esto, es lucrarse del trabajo ajeno, por favor’… pero ahora me ha tocado a mí. Tenemos que ser prudentes. Yo hasta hace dos días subía lo que me gustaba, porque no tenía la repercusión que he tenido con estos dibujos, pero ahora te digo que voy insegura, tengo miedo de que alguien comercialice con mi trabajo sin pedir permiso y se haga un imperio, ¿sabes?”, sonríe. “Es tan fácil robar el arte ahora… da un poco de miedo. Pero bueno, seguiremos quejándonos una y otra vez”.
Cristina cuenta que se acaba de volver a meter en la página de La Tostadora y su camiseta ya no aparece. Pero, ¿qué pasará con las ya vendidas, a 17 euros el ejemplar? “Me informaré de qué hacer. Es intolerable y muestra poquísimo respeto por el arte y el trabajo que conlleva”.