La RAE acaba de actualizar el diccionario con 3.345 incorporaciones y reformas. Entre las entradas destaca “posverdad”, “vallenato”, “clicar”, “postureo” o “buenismo”, y, tras la presión de las redes sociales, se van limando también ciertos sesgos sexistas del lenguaje que se han asumido, tradicionalmente, sin ninguna connotación o retintín intencional, como algo natural. Es el caso de “sexo débil”, que hasta ahora catalogaba al “conjunto de las mujeres”: gracias a una campaña viral, Change.org mediante, se solicitó la revisión de la expresión. Por ese zafarrancho, al concepto “sexo débil” le acompaña ahora una marca de uso que aclara que se emplea “con intención despectiva o discriminatoria”, y a “sexo fuerte”, referido al “conjunto de los varones”, que se usa “en sentido irónico”.

La Academia aseguró que esta actualización estaba “prevista desde 2015, pero no se ha efectuado hasta ahora”. La última operación de cirugía estética a la que se ha sometido al diccionario de la RAE, que data a finales de 2017, trata de “prescindir de aquellos elementos que a la sensibilidad actual resultan ofensivos y no son imprescindibles”. Esto en palabras de su director, Darío Villanueva. Pero avisa: “Nunca haremos un Diccionario políticamente correcto, porque eso simplemente lo destruiría”.

Fácil: “Dicho especialmente de una mujer. Que se presta sin problemas a tener relaciones sexuales”. Ninguna marca de uso acompaña al concepto. Ningún “peyorativo”, ningún -ni siquiera- “irónico”

Avanza la RAE, pero a trancas y barrancas, inspirada por los lectores atentos, por los ciudadanos concentrados en el lenguaje y en su potencia política. Sin embargo, entre esas últimas 3.345 incorporaciones y reformas, se les ha pasado una que va en la misma línea que “sexo débil”. Se trata del adjetivo “fácil”, que en su quinta acepción reza: “Dicho especialmente de una mujer. Que se presta sin problemas a tener relaciones sexuales”. Ninguna marca de uso acompaña al concepto. Ningún “peyorativo”, ningún -ni siquiera- “irónico”.

Fácil, según la RAE.

Resulta aún más curioso este descubrimiento -comentado en redes sociales, termómetro del sentir popular- cuando se llega a la sexta acepción: “Fácil. Dicho de una persona: que con ligereza se deja llevar del parecer de otra”. Aquí sí, con dos puntualizaciones. La primera, “desuso”. Y la segunda “utilizado en sentido peyorativo”. Eso demuestra a la persona que consulta el diccionario que los académicos sí se detuvieron a “marcar” con “sentidos” otras acepciones del mismo concepto, pero no se detuvieron en aquella que denigra a la mujer rebautizando su libertad sexual. ¿Cómo se llaman los hombres “que se prestan sin problemas a mantener relaciones sexuales”? Consultemos la RAE.