La soprano Ainhoa Arteta gasta una belleza de Venus de Milo echada a andar: hay una elegancia antigua en su porte, hay algo solemne en su mirada de ave rapaz, pero mitiga esa fastuosidad con su calidez como conversadora. Uno se olvida, casi, de que esa mujer es capaz de saltarle las lágrimas al Teatro de la Zarzuela entero cuando se envuelve en mantón de Manila y canta De España vengo. Inyecta temblor y emociones armada con su voz celeste; llega a rincones de la patria que el espectador no sabe que existen. “Nos han secuestrado ideológicamente”, dijo en pleno conflicto independendista, con la memoria puesta en su raíz vasca. Y entonó coplas en euskera y en catalán, porque la música aún vertebra lo que la política desarticula.
Ahora inaugura una Cátedra de Canto en la escuela Katarina Gurska. En junio abrirá la nueva edición del Festival Jardins de Pedralbes. Descorchará también la temporada de ópera 2018-2019 de Bilbao con La Bohème.
¿Que quién es Ainhoa Arteta…? Ainhoa Arteta es una persona que se dedica en cuerpo y alma, nunca mejor dicho, a la música, pero que también es madre y pareja y bueno, me gusta disfrutar de la vida, de la cultura, de la música y vivir lo más a gusto posible, que estoy convencida de que estamos aquí de paso, así que busco que este paso sea lo más agradable posible para mí y lo que están a mi alrededor. Me preguntas por tres momentos de mi vida que hayan conformado la persona que hoy soy… bueno, para mí es muy importante la educación que recibí de mi padre, que fue una educación tremendamente dura, tremendamente estricta, pero me ha servido muchísimo para llegar a ser quien soy ahora. Recuerdo que me hablaba del espíritu de sacrificio, y yo en aquel entonces odiaba el espíritu de sacrificio, pero creo que la disciplina y el esfuerzo hacen que puedas llegar a alcanzar metas y cosas que verdaderamente no pensabas en tu vida…
Otro momento que fue para mí importante fue cuando perdí la voz, con 39 años, y la tuve que reconstruir, lo tuve que remover todo. Ahí aprendí una lección muy grande: que a la voz hay que escucharla, y aprendí muchas cosas sobre mi instrumento. Y la tercera ha sido hace poco. Hace muy poquito. Por una cuestión de excesivo ritmo de trabajo. Hoy en día el ritmo de la vida es tremendo y tenemos que estar haciendo muchísimas cosas en poquísimo tiempo, y un arte como el clásico requiere de un tiempo para meditar, prepararlo, estudiar… y a mí sinceramente no me daba tiempo a nada. Eso mismo hizo que terminase en un hospital. Nada grave, pero sí algo que me hizo pensar que tengo que mirar por mi salud, que es fundamental. Si no tengo salud, ¿quién va a cantar? Ya estoy estupendamente. Fue un bache, no más, pero me hizo pensar.
Me recuerdas que soy una de las pocas sopranos del mundo que han cantado en la Casa Blanca. Para Clinton. La experiencia fue graciosa, porque era la época en la que Clinton y su mujer, Hilary, estaban ahí con el escándalo de Monica Lewinsky, fue justo una semana antes… y yo llegaba para cantar las canciones de Las majas de Goya, y claro, antes de cantarlas, empecé a explicar. Y hay una de las majas que dice “yo no olvidaré en mi vida, de Goya la imagen gallarda y querida”… vaya, diciendo “no olvidaré en mi vida ese amante que tuve”, no sé qué, no sé cuánto (ríe). Y claro, yo decía: “Ainhoa, te estás metiendo en un jardín.., cállate y canta”. La verdad es que fue una experiencia estupenda. Tengo muchísimo cariño a ese país, porque he vivido allí 17 años, en Nueva York, y allí las oportunidades, si de verdad te esfuerzas y te dedicas, te compensan.
¿Que si hoy me propusiese Trump cantar en la Casa Blanca, si diría que sí…? (Ríe). No sé. La verdad es que me tiene un poco descolocada el Donald Trump. No sé si lo que dice es una estrategia muy maquinada para provocar… porque de la otra manera… no creo que un hombre que ha sido capaz de hacer esa fortuna sea estúpido. Creo que dice las cosas con una estrategia por detrás. Cuando va a ir a negociar, es el típico que da un puño en la mesa y el otro ya está intimidado. Es su táctica, su manera de hacer. Pero me tiene un poquito descolocada, ¿eh? A veces me divierte mucho. El peinado no me gusta, la verdad.
En La voz y el poeta recuerdo a Lorca en el 31, cuando fundó la compañía teatral La Barraca, con la misión de dar a conocer el teatro patrio en ciudades y pueblos que no tenían acceso a ese tipo de representaciones. ¿Que cómo valoro el acceso a la cultura en la actualidad en todas las clases sociales? Pues mira, una de las cosas que recuerdo es que cuando llegué de EEUU después de estar 11 años cantando en el Metropolitan, con el agente que tenía, de las cosas que hice fue recorrerme toda España, auditorios y teatros, todos los pueblos y todas las grandes ciudades de España. Porque como yo nací en un pueblito muy pequeño, Tolosa, cuando yo quería escuchar música o algo me tenía que ir a San Sebastián, a la capital, y créeme: no sabes lo que te agradecen que llevemos a los pueblos la música clásica. Pero muchísimo.
Yo he vivido esa experiencia y la he vuelto a hacer, y la hago, no me importa cantarte en el mayor auditorio de Madrid que cantarte en un teatro en cualquier pueblo. Hay teatros preciosos, hay que decirlo, porque los treinta últimos años… mira, yo no me meto en política, en colores, pero sí se han hecho las cosas bien en la construcción de auditorios, teatros… el país está construido con todas las redes de carreteras, con todo el clima que tenemos que nos lo da Dios, con la gastronomía, músicos maravillosos… y me da pena que no se aproveche más esta historia. Para mí deberían ir juntos, unidos, el ministerio de Cultura con el de Turismo. Porque en este país, el turismo que hay que atraer es el turismo cultural. Este es un país cultural en potencia, simplemente con todas las ciudades que tenemos que son parques temáticos pero de verdad, no de papel cartón como EuroDisney. Podría ser una grandísima fuente económica para el país.
Me hablas de que en octubre, en plena crisis independentista, canté en La Zarzuela De España vengo y dije que yo era vasca pero que, por encima de todo, soy española. Canté en castellano, en vasco y en catalán. ¿Que cómo siento la patria…? A ver, es que yo soy vasca de 32 apellidos vascos contabilizados. Nadie me puede negar que soy vasca. Pero es que España no existiría si no existieran los vascos. No podemos negarlo ni obviarlo, en la Historia de España está intrínseco el País Vasco, en todas las conquistas, en todos los sitios… Blas de Lezo era vasco. Es que no concibo estas especies de peleas territoriales que cada vez nos hacen más pequeños. Me entristece, sinceramente. En Europa ahora hay quien empieza a decir “me separo de Europa”. Yo creo que deberíamos globalizarnos y compartir nuestras culturas, no dividirlas. Yo no me siento menos vasca por sentirme española, ¡al revés!, soy tan vasca como española.
Creo que se ha hecho mucho daño con la Historia. El otro día me fijaba… veo situaciones como las que veo en estas manifestaciones, en estas caceroladas… estas historias… y digo: mira, hay mucha gente que desde hace 40 años, que recuerde yo, que tengo 50… yo he vivido la época de Franco, cuando murió, la Transición… hay un libro escrito hasta ahora. Y yo veo que hay mucha gente que se ha quedado en la primera página, todavía. Y eso es lo que creo que suscita los problemas que están saliendo ahora. ¡No han seguido la historia del país! ¡Se han quedado anclados en el franquismo, no han seguido la evolución del país, todo lo que ha pasado después…! El pasado, pasado está. Y lo que hayamos hecho en el pasado, que esté mal hecho, lo podemos utilizar para aprender, no para volver hacia atrás. Los independentistas de las caceroladas viven anclados en el franquismo.
Le dediqué canciones a los catalanes que se sienten “secuestrados ideológicamente”. Me preguntas cuál es mi experiencia en País Vasco de secuestro ideológico. A ver, no ha sido fácil crecer en País Vasco. Yo me marché con 18 años y cuando volví ya tenía treinta y tantos, pero se ha pasado muy mal. Ha habido gente… y todavía ahora hay gente que no podemos expresar las cosas como quisiéramos. De hecho, aún hay vascos que me dan la del pulpo cuando digo que amo España. Yo he vivido el impuesto revolucionario. No lo he podido decir hasta ahora. Lo puedo decir ahora, pero ¡una persona como yo ha vivido que ETA le pida el impuesto revolucionario… no lo aboné, ni muchísimo menos! Nunca. Pero temí por mis hijos. Cuando te llega una carta así a tu casa… no te puedes imaginar cómo lo pasas. Siendo vasca… dices: ¿qué es esto, pero por qué? Yo creo que el fanatismo en general de cualquier color hace que no veas las cosas más que de ese color. Y el mundo tiene muchos colores.
¿Que si tuve miedo? No sé si esto lo puedo contar, pero en el momento en el que tú recibes una carta así se activa un protocolo de la Policía de la Ertzaina en apoyo de la persona que ha recibido la carta. Mi primer impulso fue decir “voy al periódico, enseño mi cuenta bancaria, y que vean que yo...”. Era un sinsentido. Pero te prohíben que hables absolutamente con nadie. Ni de la familia. Que nadie sepa que tú has recibido esta carta, porque obviamente todos en la familia tenemos simpatizantes de ciertos partidos, y en el momento en el que ellos saben que tú has recibido esta carta empieza la cuenta a cero. No tienes que decir nada.
La Ertzaina te adjudica un número, y si por algún caso ese comando viene pillado, los cogen y aparece tu carta ahí, y como no ha aparecido una denuncia en mi nombre sobre la carta, la Ertzaina va al juez y dice “no, ella sí denunció y tiene este número aquí”. Y sin poder decir nada a nadie. El único que lo sabía era mi padre. En ese momento sientes frustración, rabia, asco… me pilló en un momento, en una edad, en la que ya había pasado por muchas cosas en la vida. ¡A mí me van a venir con una así…! Yo sabía que si tenía en todo momento a la Ertzaina conmigo… miraban el coche y todas esas cosas, pero ¡quién me lo iba a decir a mí! Si en mi casa mi padre es del PNV de toda la vida y lo sigue siendo, y le quiero con locura… no pasa nada por decirlo, no somos una familia vasca violenta. Es que hay mucho vasco que no es violento.
Hubo muchas lágrimas de emoción con esa actuación mía en La Zarzuela. En esos días había mucho desasosiego, y la verdad es que me sentí una mujer que en ese momento podía explicar lo que sentíamos… los vascos y los catalanes siempre hemos estado relacionados por el separatismo, por el independentismo y tal, y creo que hacía falta que hablase alguien que opina como opino yo, que he vivido muchas cosas, que he viajado mucho, que adoro cada rincón de este país. Me sentía con ganas de hacerlo, y así fue. Fíjate: cuando más se emocionaron fue cuando canté en euskera. Si yo he crecido oyéndole El niño judío a mi madre en la cocina, y más vasca que mi madre no la hay… y mi abuelo Lucio, que venía de Ataun, ponía en la radio De España vengo, de España soy… ¿de qué estamos hablando? Hay mucha Historia que se ha malinterpretado. Hay otra Historia que ha hecho daño, pero si nos quedamos solamente con lo que nos ha hecho daño no vamos a avanzar, nunca.
Me preguntas, a este respecto, qué me parece la condena al rapero Valtonyc por sus canciones: se le acusa de injurias al rey y enaltecimiento del terrorismo… bueno, es que estamos hablando de dos cosas muy serias. El terrorismo es muy serio. Y a mí me parece que no se puede hablar ligeramente de una cosa así, que salga no sé quién y se cague en no sé cuántos… no sé si acabará en la cárcel, el rapero, pero una revisión psiquiátrica sí que necesita una persona que escribe una cosa así. No me voy a meter en cuestiones jurídicas, pero es una falta de respeto enorme a todas las víctimas del terrorismo de este país o de cualquier país del mundo. No, a mí eso no me parece arte, me parece una falta de respeto.
En mi espectáculo saqué un capote torero, como bien dices, sí. ¿Que qué significa para mí el capote torero y la tauromaquia? Pues te voy a decir: yo era antitaurina total. El capote torero está porque la bailaora es hija de un torero y siempre lleva el capote y lo pone ahí, yo le tengo muchísimo respeto a la tauromaquia. Digo esto porque sinceramente es verdad que la muerte del animal… la suerte no es la más bonita, pero hay muchas cosas ahí, y el mundo de la tauromaquia es un mundo que tiene un arte muy grande y que si se saben todos los pasos y cómo consiguen bailar con ese animal… por supuesto que no es agradable la suerte de matar.
Porque no vemos cuando están matando a un ternero o a una vaca en un matadero, o los pollos hacinados, tampoco, pero… te quiero decir: hay bastante hipocresía en esta historia. Y yo como artista tengo que reconocer que el torero cuando sale a la plaza y se enfrenta a un morlaco así y consiguen hacer un baile prácticamente entre el toro y él… es de esas faenas gloriosas… pues no se le puede negar que ahí hay muchísimo juego y encima haciendo arte. Pero hay dos vidas en juego. Aprendí con mi tío, que era muy taurino, y mi abuela también. Antiguamente en la tele ponían todas las tardes los toros… pero es que yo tengo perro, rescato gatos, hija, y soy muy defensora de los animales. Yo sería incapaz de matar a un animal, pero creo que la fiesta de los toros no son solamente la muerte del toro. Es que si no tendríamos que estar todo el día llorando porque a cada minuto están matando cientos y cientos de cerdos, vacas, gallinas…
¿Que si creo que la situación en Cataluña puede llegar a la que llegó País Vasco? Yo espero que no. No se lo deseo ni a ellos ni a nadie, porque vivir en el terror… eso es lo último. ¿Cómo arreglar el cisma? Yo pienso que la única vía que hay para reconciliar es el diálogo, el sentarse a hablar y negociar. Los catalanes negocian todo. Y si hay que negociar, se negocia. Si Cataluña se independiza irá para atrás, perderá en calidad de vida, de bienestar… no creo que les compense ni les convenga.